La humedad amenaza uno de los grandes tesoros de la fotografía de España

La colección Laurent, formada por más de 11.000 piezas del siglo XIX, se deteriora tras un cambio en la climatización de su sede en Madrid, el IPCE.

Imagen del catálogo digital del fotógrafo Jean Laurent
Imagen del catálogo digital del fotógrafo Jean Laurent
Ministerio de Cultura y Deporte

Uno de los grandes tesoros de la fotografía en España se enfrenta a una situación crítica. La colección Jean Laurent, que ha sobrevivido a casi dos siglos de turbulencias históricas, ahora se está deteriorando gravemente a causa de la errónea climatización de las salas del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), en Madrid, donde se conservan los casi 12.000 negativos de vidrio que componen el legado. Las placas están sufriendo un proceso conocido como lixiviación, esto es, una descomposición química que las desfigura. Gotas de agua y hongos asoman ya en estos negativos, que están perdiendo su calidad, su color y su nitidez, quizá de manera irreversible. Trabajadores y expertos han denunciado la situación y acusan al Ministerio de Cultura de inacción, mientras el departamento de Miquel Iceta asegura que se están tomando medidas para frenar los daños.

Los negativos antiguos de vidrio al colodión, como los de la colección Laurent, deben conservarse en condiciones ambientales estables, con una humedad relativa de entre el 30 y el 40%, y que no puede superar nunca el 50%. Pero ahora están sometidos a un grado de humedad que sobrepasa el 60%. “Este mismo miércoles se llegó a medir un 67% de humedad”, explica Angel Núñez, coordinador del sindicato CSIF en el Ministerio de Cultura, que ha informado de la situación a los responsables del IPCE y a la cúpula ministerial, sin encontrar una respuesta satisfactoria. De esta manera, los vidrios han comenzado a empañarse y llenarse de gotas. “Puede decirse que los negativos de Laurent están supurando o llorando”, sostiene un experto, que calcula que el daño causado al patrimonio histórico español se valora ya en los tres millones de euros.

El origen del deterioro se remonta a junio de este año, cuando la dirección del IPCE cambió la climatización de la sede del organismo, situada en un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural y popularmente conocido como 'la Corona de Espinas', en la Ciudad Universitaria de Madrid. El nuevo sistema de refrigeración funciona a través de 'fan coils', dispositivos de agua-aire formados por una batería o intercambiador de frío o calor ('coil') y un ventilador ('fan'), que no tienen un control exacto de los niveles de humedad. Así, en cinco meses, la humedad relativa de la fototeca ha alcanzado incluso el 70% y ha provocado la lixiviación de los soportes de vidrio. Los especialistas han pedido que se apaguen los equipos 'fan coils' del almacén 1 de la fototeca y explican que los responsables del IPCE conocen la situación desde hace cuatro meses, pero que no han tomado ninguna actuación “ni preventiva, para lo que ya sería tarde, ni correctora del gran daño causado”.

El Ministerio de Cultura reconoce que “efectivamente, se ha instalado un nuevo sistema de climatización en el edificio del IPCE que se encuentra todavía en fase de ajuste para adecuar las condiciones medioambientales de los diferentes espacios”. Pero niegan la dejadez que les achacan los denunciantes. “Desde su instalación, un grupo de expertos del propio IPCE realiza un seguimiento periódico de los distintos ajustes que se están realizando para así minimizar los riesgos en la conservación de los bienes. Hasta el momento, las medidas propuestas han ido encaminadas a disminuir los valores de humedad relativa mediante la mejora del aislamiento del espacio de almacenamiento, la instalación de deshumidificadores y la reducción de aportes de humedad vinculados a la vegetación natural integrada en el entorno arquitectónico”, subrayan desde el departamento de Miquel Iceta, que “está realizando un seguimiento exhaustivo de los distintos bienes, para valorar su posible afectación y los tratamientos a aplicar”, asegura. “Una vez finalizada la fase de ajustes, el nuevo sistema de climatización permitirá una estabilidad en las condiciones de humedad y temperatura que beneficiará la conservación de todos los bienes custodiados en el edificio”, argumentan fuentes de Cultura.

El conservador portugués Luis Pavão ha sido uno de los que ha alzado la voz contra el deterioro de la colección. “Está en riesgo una preciada colección que sobrevivió durante más de cien años y es triste ver que ya en el siglo XXI las instituciones no son capaces de garantizar su conservación”, señala este experto, que recuerda que el legado incluye una gran cantidad de imágenes de Portugal. “Veo con preocupación que los actuales responsables de la custodia de estas fotografías no reúnen las condiciones mínimas para garantizar su conservación. La alta humedad está poniendo en riesgo la colección”, resume Pavão.

Los negativos de la colección Laurent se tomaron entre 1856 y 1886 y constituyen un mosaico único de la España del siglo XIX. Entre las miles de piezas aparecen vistas panorámicas de las grandes ciudades, fotografías de obras de arte (pinturas, esculturas, armaduras, monumentos de las calles y plazas), de objetos y espectáculos de la época (corridas de toros, ferrocarril), imágenes tomadas en el Museo del Prado y retratos de la realeza y de políticos (de la reina Isabel II a Prim, Espartero o Serrano, entre muchos otros) y de gente común (como una mujer barbuda), que constituyen documentos muy importantes “para el estudio de la antropología y la etnología” de España, destaca el Ministerio de Cultura en el catálogo de la colección.

Jean Laurent (Garchizy, 1816-Madrid, 1886) fue un fotógrafo francés que se trasladó a España en 1844 y tras una década como maestro jaspeador especializado en artículos de lujo, en 1856 abrió un establecimiento fotográfico en la Carrera de San Jerónimo de la capital que pronto logró un gran éxito. Pionero de la imagen en el país, en 1860 la reina Isabel II lo nombró fotógrafo de cámara, y él comenzó a anunciarse como 'fotógrafo de S. M.'. En 1861 publicó el primero de sus catálogos comerciales, en el que predominaban los retratos de los personajes más notorios de la época, y en los años siguientes amplió sus trabajos a las más diversas temáticas. En 1886 Juan Laurent, que ya había castellanizado su nombre, falleció dejando el archivo visual español más importante de la época.

En 1900 la colección pasó a manos del fotógrafo José María Lacoste, en 1915 a la también fotógrafa y editora Juana Roig y finalmente fue adquirida en 1930 por el fotógrafo Joaquín Ruiz Vernacci, que falleció en 1975. Ese año el Estado compró el archivo, constituido por cerca de 12.000 negativos de vidrio que se conservan en el Instituto de Patrimonio Cultural de España. En marzo de 2021, el Ministerio anunció la digitalización de 6.300 imágenes del catálogo, disponibles en la web de Cultura.

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