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Mapa de la alergia al polen en Zaragoza: los lugares más adversos y las zonas más seguras

La capital aragonesa tiene 175.000 árboles y muchos son alergénicos, como el plátano de sombra o el ciprés, sin olvidar las gramíneas. 

Unos 150.000 zaragozanos padecen alergia al polen y se diagnostican alrededor de 6.000 nuevos casos al año.
Unos 150.000 zaragozanos padecen alergia al polen y se diagnostican alrededor de 6.000 nuevos casos al año.
Kristina Urresti

La temporada de alergias ha comenzado en Zaragoza con el inicio de la polinización del ciprés, una de las especies de plantas más numerosa que se pueden encontrar en las calles y parques de la capital aragonesa, bien en su forma arbórea o como seto, en paseos y parterres.

A continuación será el turno de floración del olivo y del plátano de sombra, la especie más común de la ciudad y que representa el 30% del total de ejemplares. Al mismo tiempo que los pinos, capitanas (salsola) y gramíneas, plantas que se encuentran presentes en el césped de todas las zonas verdes y que pueden estar en floración durante todo el año.

Por este motivo, las personas que padecen alergia al polen, alrededor de 150.000 en Zaragoza, ven cómo sus síntomas se agravan e intensifican en esta época del año cada vez que salen a la calle. Pero, ¿pasa en toda la ciudad lo mismo? ¿Hay alguna zona segura para los alérgicos? ¿Cuáles son los espacios más complicados?

“Lo ideal sería que la ciudad tuviese una zona libre de polen pero eso es muy difícil porque tenemos muchas especies de árboles y gramíneas que provocan alergia y se distribuyen de manera aleatoria y uniformemente”, dice Juan Barriuso, director de la cátedra de Bosques Verdes y profesor de la Universidad de Zaragoza

"Lo mejor que pueden hacer los alérgicos a las gramíneas es salir de casa con mascarilla"

El mayor problema lo dan las gramíneas, una planta herbácea que se encuentra en todos los lugares donde hay césped y que es muy difícil de eliminar aunque se pode”, explica Barriuso. “Quien sea alérgico a las gramíneas lo mejor que puede hacer es salir de casa con mascarilla porque vaya donde vaya lo va a tener mal”, asegura este profesor.

Además, “no solo depende de dónde están situadas estas especies de plantas. El aire juega un papel fundamental para dispersar el polen y extenderlo a otras zonas”, señala este experto. De hecho, el viento cumple una doble función. Por una parte, “la brisa contribuye a dispersar el polen y conducirlo a otros lugares donde no tiene por qué haber zonas verdes”, afirma Barriuso. Y por otra, “si sopla cierzo, limpia la ciudad de polen por completo y da un respiro a quienes lo padecen. De hecho, Zaragoza goza de una buena calidad de aire gracias a él”, añade.

"Con dos o tres olivos en un parque y un poco de brisa es suficiente para llenar de polen toda la zona".

Si delimitamos la ciudad en zonas y hacemos un mapa de los lugares más perjudiciales para los alérgicos, las grandes masas verdes ganan por goleada. “Son los lugares más complicados porque concentran el mayor número de especies alergénicas por metro cuadrado”, asevera este experto en bosques urbanos. “Además, no tiene por qué haber una gran concentración de árboles alergénicos para causar síntomas. Con dos o tres olivos en un parque y un poco de brisa es suficiente para llenar de polen toda la zona”, confirma Barriuso.

El parque Grande José Antonio Labordeta es el ejemplo perfecto de ello. “Concentra la más absoluta variedad de especies existentes en Zaragoza, algo que lo hace muy agradable a la vista pero que a los alérgicos les impide pasear”, señala el profesor. “El paseo central, junto a las fuentes, está lleno de cupresáceas -árboles de la familia del ciprés y altamente alergénicos- los paseos laterales lucen repletos de plátanos de sombra, en las zonas más cercanas al Huerva proliferan los pinos, los olivos y las gramíneas, y los alérgicos a los rosales, deben evitar, evidentemente, la Rosaleda”, enumera este experto.

Una situación similar se plantea en el parque de las Delicias: “Es tremendamente variable y tiene una gran variedad de plantas de todo tipo. Sí es cierto que tiene una concentración más baja de olivos pero hay muchos plátanos y cipreses”, continúa Barriuso. 

El parque del Agua, por su parte, “también tiene de todo”. En este caso, “mucho ciprés y poco plátano. Es un parque que, al ser más moderno, está muy bien diseñado y el aire lo limpia enseguida, pero hay mucha cantidad de gramíneas”, matiza el profesor.

Las riberas del Ebro son otras de las zonas verdes por antonomasia de la capital aragonesa. En ellas “hay muchos abedules y chopos, que son poco alergénicos, pero en contrapartida también encontramos muchas gramíneas”, especifica Barriuso.

Árboles floridos en la ribera del Ebro, cera del puente de Hierro
Árboles floridos en la ribera del Ebro, cera del puente de Hierro
Camino Ivars

Si dejamos las zonas verdes atrás y nos adentramos en las calles de los diferentes barrios de la ciudad, la situación cambia. “Cuanto más verde tiene el barrio, más problema van a tener las personas alérgicas”, dice este profesor de la Universidad de Zaragoza. “Pero en los barrios consolidados, normalmente, hay menos zonas verdes, menos arbolado y espacios más habitados, por lo que los alérgicos suelen sufrir menos”, continúa. Hablamos de barrios como Las Delicias, San José o Las Fuentes. 

En lo que respecta a los barrios de nueva construcción, “al tener calles más amplias, como en Valdespartera, sopla el viento con más fuerza y se lo lleva todo, Además, estos barrios no suelen tener árboles alergénicos y, por ejemplo, no se plantan ya plátanos, porque en la actualidad es algo que se tiene en cuenta a la hora de planificar el arbolado”, señala Barriuso.

Imagen de barrio zaragozano de Valdespartera
Imagen de barrio zaragozano de Valdespartera
TONI GALAN

En este sentido, el Ayuntamiento de Zaragoza explica que “salvo en algún caso concreto en el que se tenga que reponer algún ejemplar de olivo o ciprés, se intenta que el resto de nuevo arbolado que se instala no sea alergénico y cause el menor daño posible a los alérgicos”.

Otro de estos barrios es Parque Goya, que por su situación al norte de la ciudad, le hace especialmente amigable para las personas alérgicas al polen. “El viento le pega de manera directa y eso hace que se limpie el aire con facilidad. Eso pasa con el resto de zonas de la ciudad que estén especialmente expuestas al cierzo donde la calidad del aire será mejor”, asegura. Además, “en Parque Goya, sólo les llega el aire desplazado desde San Gragorio, donde no hay árboles alergénicos. Solo pinos y gramíneas”, añade el experto en Bosques Urbanos.

Los paseos por el centro de la ciudad son habituales para los zaragozanos, pero los alérgicos deben tener en cuenta que “la zona que deben evitar si tienen alergia al plátano es paseo de Sagasta y Gran Vía, porque están llenos de ellos”, aconseja Barriuso. “Paseo de la Independencia ya es otra cosa porque lo que hay son tilos y no son alergénicos, por lo que el tramo que va desde plaza Paraíso hasta plaza de España es una buena zona para pasear para estas personas”. 

Plátanos de sombra en Zaragoza.
Plátanos de sombra en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Además, si después quieres tomarte unas tapas por el Casco Histórico “también puedes hacerlo sin grandes problemas porque la cantidad de polen que se puede concentrar en esas calles es muy pequeña y si, además, es un día sin viento, puede ser un plan extraordinario”, propone.

Zonas seguras para los alérgicos en Zaragoza

A pesar de que los árboles alergénicos en Zaragoza están distribuidos por toda la ciudad, podemos encontrar zonas ‘más seguras’ para alérgicos dependiendo de cuál sea la alergia al polen que padezcan.

Por ejemplo, los alérgicos al plátano podrían pasear por las riberas del Ebro y el Canal, “ya que en esas zonas hay menos ejemplares de estos árboles”, dice Barriuso. Lo mismo puede aconsejarse para las personas alérgicas al polen del ciprés porque “en las riberas no se suelen poner ni setos ni cipreses al ser árboles a los que no les gusta el agua demasiado”, señala este experto. Un consejo que no deben de seguir los alérgicos al polen de abedul, porque son árboles de ribera.

Por su parte, los alérgicos al olivo pueden pasear más tranquilamente por el parque del Agua y la zona norte de la ciudad, “ya que hay menos presencia de estos árboles y de polen en general al soplar el viento con fuerza”, concluye. 

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