Los 'robaplantas' vuelven a hacer de las suyas en los nuevos maceteros de Zaragoza

Desaparecen decenas de flores en San Miguel y Salamero, a pesar de que los ladrones se exponen a multas de hasta 250 euros.

Los maceteros de San Miguel no están siendo respetados.
Los maceteros recién estrenados de San Miguel no están siendo respetados.
Heraldo

Llueve sobre mojado. Sucedió en las anteriores ediciones de Zaragoza Florece y, también, es habitual ver parterres ornamentales vacíos en el paseo de la Constitución o en la plaza de José Sinués. Vacíos no porque se hayan abandonado, sino porque vándalos sin miramientos han hurtado las especies vegetales con sus cepellones incluidos. 

En cuanto se acerca la primavera, acaso porque las flores están en su momento más vistoso, incívicos ciudadanos se dedican a ‘desplantar’ algunos macizos ornamentales y llevárselos a su casa. Cortar y robar plantas está sancionado por las ordenanzas municipales y conlleva multas que pueden alcanzar los 250 euros, pero -aún así- erre que erre, hay quienes se empeñan en deslucir el espacio público y hacerse en su casa con mucha sinvergonzonería los jardines colgantes de Babilonia.

El último y más evidente caso es el que se ha dado en la calle de San Miguel. Apenas hace un par de semanas que se estrenaron unos novedosos bancos-maceteros y, a pesar del continuo esfuerzo por reponer las plantas, muchos días se ven más huecos en los parterres que otra cosa. “Cuesta mucho dinero mejorar las calles y los parques, y es responsabilidad de todos cuidar del espacio público”, apuntan desde el Ayuntamiento, en donde son conscientes del problema. “Es una cuestión de educación y civismo porque hay que reponerlas y eso sale del bolsillo de todos los ciudadanos”, añaden.

La ordenanza municipal del Uso de Zonas Verdes incluye un apartado en el que explícitamente se señala que cortar flores o chitos para llevárselos a casa es una infracción sancionada con multas de entre 50 y 80 euros. Otros actos más dañinos contra el patrimonio natural y la protección del entorno se castigan con mayores cuantías: “Talar, apear, podar, arrancar o partir árboles” es una vulneración sancionada con entre 50 y 250 euros. Estos actos son sancionables porque los ornatos florales son de pertenencia municipal y están cuidados y protegidos por los servicios de Parques y Jardines del Ayuntamiento.

No obstante, para que se pueda imponer la multa es necesario pillarles llevándose las flores in situ y, obviamente, el Consistorio alega que no se puede poner un policía en cada macetero, jardín o parterre. “Es una cuestión de educación, de respetar lo que es de todos”, insisten.

Algunos de los huecos que aún son visibles en los andadores de Salamero.
Algunos de los huecos que aún son visibles en los andadores de Salamero.
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Otro dato lamentable que evidencia cómo los ‘robaplantas’ vuelven a las andadas es que desde el pasado mes de diciembre han desaparecido hasta 35 ejemplares de los que se plantaron en el entorno de la plaza de Salamero. Esta reforma ni siquiera se ha inaugurado aún, pero desde el pasado mes de diciembre, cuando los laterales se abrieron al tránsito peatonal, se ha detectado una treintena de huecos en donde debía haber plantas ornamentales, esta vez, sin siquiera floración. Explican desde el área de Urbanismo que “se repondrán para la inauguración”, pero lamentan la actitud de los vándalos, que deslucen parques y jardines. De hecho, urbanistas y arquitectos piensan y diseñan qué tipo de vegetación es más adecuada para cada zona (no es lo mismo la avenida de Navarra que la calle de Félix Latassa), si bien a los ladrones les da igual llevarse petunias, que geranios o salvias.

"Entre todos se hace un esfuerzo para disfrutar de un espacio público más cuidado y entre todos hay que mantenerlo", señalan desde el Ayuntamiento

La hornada de flores de primavera y verano es más variada que la que se hace en las estaciones de otoño e invierno, y ya estos días comienza a asomar los narcisos y tulipanes del parque Grande que otros años se han vuelto virales. También en los días venideros están llamadas a florecer algunas de las plantas recién colocadas en los parterres de Sagasta, así como las begoñas de Constitución, que son flores que soportan bien las sombras y son ideales para el paseo. Con motivo de la próxima (ya tercera) edición de Zaragoza Florece está previsto que algunos edificios emblemáticos se engalanen también con petunias y hortensias. Este año el festival se celebrará entre el jueves 25 y el domingo 28, fecha -por cierto- de las próximas elecciones municipales y autonómicas. 

En su primera edición, el día posterior al cierre, cuatro mujeres fueron sorprendidas mientras se guardaban en varias bolsas de plástico algunos adornos florales. Se llevaron recién plantadas hortensias azules de los maceteros junto a las escaleras del monumento al Batallador, aunque no lo hicieron a la brava sino bastante metódicamente para salvaguardar las raíces. El Ayuntamiento, multas al margen, se vio obligado a salir a la palestra para recordar que los adornos, al cierre del festival, no se destruyen sino que en la medida de lo posible son recuperados y replantados en otros puntos de la ciudad. También explican los jardineros que tiene poco sentido llevarse ornatos de flor cortada -como también se hace en algunas carrozas de Semana Santa- porque estos centros no duran más de una semana.

El listado de ‘atentados’ contra las plantas recién colocadas en los parterres de Zaragoza es amplio y, paradójicamente, a los ladrones no les detiene el actuar en paseos céntricos y con mucho tránsito peatonal. A los presentes casos de San Miguel y Salamero se unen los de la plaza de Santa Engracia cuando estrenó hace casi tres años o el de los macizos de flores de la zona de la estación de Goya. Incluso el trasunto de la enorme Virgen del Pilar diseñada por Monge y colocada hace algo más de un año en plena Gran Vía ha sufrido algunos robos de los planteros que se iban colocando para rellenar la estructura. Los responsables de parques de Zaragoza tienen anécdotas y conocen casos de todo tipo y condición. Desde los jubilados que echan mano de una escalera para coger higos o varear olivos en plena calle, hasta turistas que se llevan de recuerdo alguna de las naranjas del patio de la Aljafería.

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