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Un joven de Zaragoza acusado por su novia de violación achaca la denuncia a un ataque de celos 

La Fiscalía pedía un año de cárcel por maltrato, pero al escuchar a la víctima en el juicio añadió un delito de agresión sexual y solicitó que la pena sea de 8 años. La acusación particular pide 14.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Un joven de Las Delicias trató de convencer ayer a los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza de que la denuncia por violación que su pareja presentó contra él obedece única y exclusivamente a un ataque de celos. «Se enfadó porque me vio bailando con mi exnovia», manifestó el acusado. Ella no lo negó. «Claro que me sentó mal», confesó, para reconocer a continuación que llegó a encararse con esta chica y decirle que le iba a «partir de la boca». Sin embargo, la denunciante quiso dejar claro que no fue lo ocurrido en la discoteca sino lo que sucedió después de camino a casa y una vez allí lo que la llevó a romper la relación sentimental que mantenía con el encausado.

La Fiscalía acusaba solo por un delito de maltrato a Aitor C. A. Sin embargo, el relato de la víctima le resultó tan sincero que acabó imputándole también una agresión sexual. Y si inicialmente pedía un año de cárcel, terminó proponiendo que la pena sea de 8 años. «Claro que es legítimo enfadarse cuando ves a tu pareja con una ex. Pero eso no cuestiona de ninguna manera la credibilidad de la denunciante», señaló el Ministerio Público.

La acusación particular, a cargo del letrado Óscar Espinosa, mantuvo desde que empezó a instruirse el caso que su clienta había sufrido una violación y un delito de coacciones. De ahí que no modificara su calificación inicial y solicitara para el encausado una condena de 14 años de cárcel.

Los hechos se remontan a la madrugada del 8 de julio de 2019. La pareja estaba de copas en la sala Supernova, pero la discusión a raíz del encuentro con la exnovia puso fin a aquella noche de fiesta. «Volvimos andando a casa. Y nos pasamos todo el camino discutiendo porque él quería mantener relaciones sexuales. Después de lo ocurrido, a mí no me apetecía. Y al negarme, me amenazó. ‘¿Qué quieres, que te folle aquí?’, me dijo al pasar por el parque Palomar. Yo me quedé paralizada», declaró la chica.

Lo peor se produjo al llegar a la vivienda que compartían desde hacía dos meses. Según esta, cuando se estaba cambiando en el baño, el acusado se coló dentro y se le plantó delante exigiéndole que le practicara sexo oral. «No quise, le empujé y regresé al dormitorio», manifestó. «Cuando él salió del baño –añadió–, se me echó encima. Intenté resistirme, pero me sujetó los brazos».

La chica contó que la violenta reacción de su pareja volvió a dejarla en ‘shock’, lo que al parecer habría aprovechado él para agredirla sexualmente. No conforme con ello, explicó, él cerró después la puerta de la casa con llave y le escondió el teléfono móvil. Y no fue hasta las diez de la mañana cuando ella logró recuperarlo y escribir a su hermana y su cuñado para que fueran a rescatarla.

El cuñado, un testigo clave

Al margen de acusar a su entonces pareja de actuar movida por los celos, el acusado se limitó ayer a negarlo todo: desde que la amenazara de camino a casa hasta que la agrediera sexualmente y le impidiera salir de la vivienda. «Cuando llegamos a casa, yo me eché a la cama para intentar quedarme dormido. Pero ella salió del baño y se me echó encima sin ropa con intención de mantener relaciones sexuales», aseguró.

Para las acusaciones, especialmente valioso resultó el testimonio del cuñado de la joven. «Al llamar a la puerta y ver que no abrían, temí que podía pasar algo grave y amenacé con tirarla», recordó. Fue entonces cuando el encausado se decidió a abrir. «Decía que no había pasado nada, pero lo vi muy nervioso. Ella estaba detrás, con las maletas hechas, la tenía sujeta por la muñeca», contó el testigo. Aquello no le gustó, por lo que preguntó a su cuñada qué quería hacer. Y ella le dijo que marcharse. «Le pedí a ella y a mi mujer que me esperaran abajo. Y cuando me quedé a solas con este señor, lo primero que me dijo fue: ‘Te va a contar que la he violado’. Yo no sabía que había pasado, pero sus palabras y sus actos me lo dijeron todo», apuntó.

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