ZARAGOZA

La centenaria tienda Bellostas ve Zaragoza pasar desde 1908 en la calle Alfonso

La apertura fue anterior, en 1875, en la plaza de San Pablo. Isabel Bellostas es la nieta de los fundadores y a sus 81 años sigue tan activa como siempre.

Desde 1908, Bellostas está en el número 25 de la calle Alfonso I de Zaragoza
Desde 1908, Bellostas está en el número 25 de la calle Alfonso I de Zaragoza
L. Valero

Con 147 años de antigüedad, Bellostas es una de las tiendas centenarias que siguen abiertas en Zaragoza. El primer establecimiento lo abrieron en 1875 Isidro Bellostas y su mujer, Pilar Oliva. Estaba inicialmente en la plaza de San Pablo, donde por aquel entonces estaba el centro neurálgico del comercio en la ciudad. 

Al principio, se concibió como una mercería y también se vendían adornos de piel o abanicos. El primer cambio llegó unos años después, en 1908, cuando la tienda cambió de ubicación, hasta el número 25 de la calle Alfonso I y donde se incorpora la segunda generación, con Fernando Bellostas y Pabla Cepero.

“Cuando se terminó de hacer la calle, mis padres se pasaron aquí y empezaron a traer bolsos y otros artículos de piel, así como mantones, dejando atrás la mercería”, cuenta Isabel Bellostas. Es la nieta de los fundadores y, a sus 81 años, sigue tan activa como siempre, entre bambalinas de lunes a sábado.

El interior de la tienda sigue conservando el aspecto antiguo de 1908
El interior de la tienda sigue conservando el aspecto antiguo de 1908
L. Valero

Desde aquel año de la mudanza (hace ya 114), la tienda ha permanecido inmóvil ante el paso del tiempo, de las modas, de los negocios de alrededor… Inmóvil en su ubicación pero no en su espíritu. Los primeros cambios llegaron con el nuevo establecimiento, al que se empezaron a llevar artículos de Berlín y París, con la eficacia que tuvieron Fernando y Pabla de adaptarse a la evolución de la época. Así, de mercería se pasó a la venta de bisutería, bolsos, pieles, abanicos, mantones o mantillas. Por otro lado, las peregrinaciones marianas a la basílica del Pilar eran muy frecuentes, por lo que todos los artículos relacionados con la Virgen del Pilar tienen desde entonces una presencia importante en Bellostas.

El primer gran cambio llegó en 1968, con una nueva fachada y escaparate que llamaba más al reclamo turístico. “Era el boom del turismo, así que incorporó mucho souvenir y regalo. Al mismo tiempo, todo lo regional empezó a tener un papel protagonista”, recuerda Isabel, que por aquella época tomó el relevo a sus padres y se puso al frente del negocio familiar. De su mano llegó la última modificación importante que ha sufrido la tienda, con un cambio de fachada en 2008. Aprovechando la Expo, se recuperó la estética antigua, con una imagen que recuerda a la de 1908 pero actualizada.

Isabel Bellostas es la tercera generación del negocio familiar, fundado por sus abuelos en 1875
Isabel Bellostas es la tercera generación del negocio familiar, fundado por sus abuelos en 1875
L. Valero

Por el camino se han ido perdiendo “compañeros de siempre”, como dice Isabel en referencia a tiendas vecinas que han ido cerrando o convirtiéndose en otra cosa. Lo dice con añoranza pero también es realista. “Hay que evolucionar en todo. Las franquicias también dan ambiente y a la gente joven les gusta. También va bien tener una cafetería al lado porque quien sale a comprar se puede tomar algo y es agradable. Las cosas cambian y hay que adaptarse”, asegura.

Ella es la primera que se ha adaptado a las tendencias más actuales y le gusta estar en continuo contacto con la página web de la tienda, que solo es informativa, no de venta. “También estamos en redes sociales y hay que ver la de visitas que recibimos de personas de Centroamérica”, comenta, en relación a internet. A Isabel también le gusta estar al tanto de las tendencias y visita ferias para tener siempre lo último. “Hay que saber ir cambiando de artículos, como en la pandemia, cuando vendimos muchos ajedreces, parchises y juegos de la oca”.

“La gente viene sin saber qué comprar y pide recomendación, como se ha hecho toda la vida. Así ya quedamos pocas” 

Pero, aunque en Bellostas se pueda comprar artículos de diversa naturaleza, lo que distingue a esta tradicional tienda zaragozana son sus piezas para trajes regionales. Así, sobre todo estos días previos a las fiestas del Pilar, en el establecimiento se forman filas de clientes que buscan un mantón, un bobiné, una manteleta, una medalla o una pañoleta para la cabeza. Ventas que también repuntan en agosto, ya que mucha clientela llega desde los pueblos para prepararse para los días grandes de las fiestas. Tras el Pilar llega la Navidad y con ella los belenes y nacimientos. “Vendemos muchas figuritas de calidad, compradas en Murcia y Alicante. Nos preocupamos de que todo lo que vendemos sea hecho en España y sean cosas que no están en más sitios”, explica Isabel.

Junto con la calidad y exclusividad del producto, en Bellostas lo que destaca es la atención personalizada y la eficacia de sus dependientas, que son tres. “La gente viene sin saber qué comprar y pide recomendación, como se ha hecho toda la vida. Así ya quedamos pocas”, asegura. Después de tantos años, no solo el negocio ha pasado de una generación a otra, sino que también lo ha hecho entre la clientela. “A veces algunas clientas entran solo a vernos y a saludar. Se ha hecho una relación muy bonita”, confiesa Isabel.

Cuando echa la vista atrás, prácticamente no hay recuerdos en los que no aparezca la tienda. “Llevo toda la vida aquí porque con mis padres vivíamos en la casa de encima de la tienda y yo salía del colegio y me iba directa a la tienda. Jugaba a vender”. Tantos años después, Isabel no tiene ninguna intención de retirarse mientras el cuerpo y la cabeza se lo permitan. “Estar aquí me va bien para todo. Tengo la mente ocupada, me relaciono con la gente… Me gusta y no me pongo plazo para jubilarme porque yo disfruto aquí”, asegura. No tiene hijos pero sí muchos sobrinos y, aunque no se atreve a hacer una predicción, piensa que quizás alguno continúe, evitando que esta tienda centenaria de Zaragoza tenga que cerrar. Pero para eso, vista la energía y motivación de Isabel Bellostas, todavía queda mucho.

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