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Soconusco cierra sus puertas tras endulzar más de 80 años la vida en Zaragoza

"No hay relevo y yo cumplí 65 años en agosto", explica Pilar Val, propietaria del comercio que creó su abuelo Antonio Val en los años 40. 

Cierra Soconusco: Pilar Val, última propietaria de la bombonería en Independencia.
Cierra Soconusco: Pilar Val, última propietaria de la bombonería en Independencia.
Guillermo Mestre

La emblemática bombonería Soconusco, situada en el paseo de Independencia 31 de Zaragozacerrará dentro de un mes, después de las fiestas del Pilar. Este establecimiento ha endulzado durante más de 80 años la vida de los transeúntes del corazón de la capital aragonesa con sus trufas heladas, bombones, frutas de Aragón o palmeras de chocolate

La propietaria, María Pilar Val, cumplió 65 años el pasado mes de agosto y se jubila. Apunta que el comercio que creó su abuelo Antonio Val en los años 40 toca a su fin porque “no hay relevo generacional”.

Después de la pérdida de su marido, Luis Lalanza, hace 9 años y como su hijo se dedica a la enseñanza de Inglés, la dueña del negocio pastelero ha decidido no traspasar el negocio sino cerrarlo porque si no le daría “un palo sentimental” y ha cumplido con sus cotizaciones en los años de trabajo. 

A los clientes habituales que van entrando al local desde primeros de este mes, tras sus vacaciones de agosto, les va comentando esta decisión meditada hace tiempo. A la dueña del negocio le parecía "mucho más elegante" regresar a la tienda para despedirse de los clientes y los amigos desde aquí hasta las fiestas del Pilar tras acabar una etapa muy larga ("más de 80", precisa) ofreciendo el dulce servicio en el céntrico paseo de la Independencia. 

Pilar Val recuerda que su abuelo, nacido en la pequeña población turolense de Castel de Cabra, en la comarca de las Cuencas Mineras, creó la bombonería en el centro de Zaragoza hasta con terraza, mesas y veladores, donde se solían reunir tertulias creadas por grupos de médicos y arquitectos con sus cafés, granizados y pasteles.

Antonio Val aprendió su trabajo en la pastelería La Española y se marchó a Barcelona para desarrollarse. Allí aprendió la técnica de crear la trufa helada sin conservantes, que ha resistido los más de 80 años del negocio. “Mi abuelo murió con 93 años y bajaba siempre a la tienda hasta el final", señala su nieta.

Al preguntarle por algunos de sus clientes más conocidos, Pilar Val destaca a las familias del cineasta Luis Buñuel, que residía en el paseo de Independencia, o la del científico Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel, entre otras, como las que bajaban a llevarse sus trufas o encargárselas porque les encantaban.

Sobre el nombre de Soconusco, Alfonso Val, hermano de Pilar, explica que se trata de una zona situada en la región mexicana de Chiapas que se dedicaba al cacao y al café, y solían tener “muy buen chocolate”. “Se lo leía a Paco Umbral que se tomaba ese chocolate líquido”, detalla. “Han venido algunos clientes mexicanos y nos lo dijeron porque sabían lo que significa”, agrega su hermana.

"No hay relevo y yo cumplí 65 años en agosto", explica Pilar Val, de un comercio que creó su abuelo Antonio Val en los años 40, tras aprender en Barcelona a hacer trufas heladas

Trufas al congelador

Si se lleva una caja de trufas, métalo al congelador cuando llegue a casa”, recomienda la pastelera a un cliente que entra a comprar la estrella de este negocio. Una palmera de chocolate, unos bombones, una fruta de Aragón… le piden durante la entrevista en su histórico comercio. Siempre han dispuesto de un obrador donde se fabrican los bombones con mucho mimo con el diseño creado por el abuelo, que siguió el padre y así llegó a Pilar, que lo heredó sobre el año 1990.

Este comercio ha seguido siempre los pasteles de cada tiempo, desde los roscones de San Valero hasta los dulces de Todos los Santos o de Navidad. En el último mes que les queda es una despedida de todos sus clientes y creen que es tiempo de descanso después de las fiestas del Pilar.    

“Hice magisterio y fui profesora en un colegio durante doce años. Pero cuando se puso enfermo mi padre seguí con la tienda hasta aquí”, detalla esta trabajadora con una dilatada cartilla de Seguridad Social, con 45 años cotizados y las ganas de disfrutar la jubilación con sus amigos para poder viajar. Explica que con su marido Luis abrían hasta las mañanas del domingo y solo descansaban ese día por la tarde, pero cuando él falleció pasó a cerrar esa última jornada de la semana.

El cierre de la bombería Soconusco el próximo 15 de octubre en el paseo de Independencia se sumará a los negocios históricos Floristería Juste o Electricidad Millán, que eran sus vecinos hasta 2012, pero acabaron en la última década.   

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