ahogamientos

"Las instituciones deberían proporcionar cursillos de natación para familias vulnerables"

La doctora Teresa Cenarro, portavoz de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, insta a atacar los ahogamientos en niños con vigilancia y educación.

La pediatra del Centro de Salud de Sagasta también advierte que "este mes de junio el número de fallecidos por ahogamiento es superior a otros años"

Tras el fallecimiento de un niño zaragozano que ha muerto ahogado este miércoles en las piscinas de La Puebla de Alfindén de Zaragoza, la portavoz de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Teresa Cenarro, vuelve a insistir en la importancia de que las instituciones proporcionen cursillos a las familias más vulnerables para que estos niños aprendan unas nociones mínimas que les permitan defenderse en el agua

En plena ola de calor, se deben "atacar" este tipo de infortunios de dos maneras: con vigilancia y educación, insistiendo más en la primera en el caso de los más pequeños, y potenciando la segunda en el de los más mayores, de 11, 12 y 13 años, resumía este martes la doctora en un intento de prevenir este tipo de accidentes. 

En el caso de los más pequeños, "la regla dice que el adulto debe estar a la distancia de su brazo del niño; es decir, que haya una vigilancia cercana, y extremar las precauciones en cumpleaños y fiestas en la piscina, pues son momentos claves en los que debe haber siempre adultos cerca del agua que se hagan responsables de los más pequeños", afirma Cenarro, al indicar que un niño de un año que está en una piscina hinchable se puede ahogar "en poco rato y en poco volumen de agua" si no hay nadie cerca vigilando, incluso en el caso de aquellos menores que han ido a aprender a nadar y saben flotar. "Un adulto tiene que estar siempre al lado, no se puede quitar el ojo de encima de los niños", añade.

A la falta de vigilancia en algunos casos, se suma otro problema añadido en el caso de los menores preadolescentes que, por desgracia, han protagonizado en los últimos años varios casos de ahogamientos en ríos y piscinas. "Ahí entraría ya la educación en prudencia: no bañarse en sitios donde no hay socorristas, como pantanos o ríos, donde además las corrientes juegan malas pasadas", señala.

"Hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede acceder a clases de natación y las instituciones deberían dar recursos"

Alarmada por las cifras de ahogamientos de este mes de junio, y en un intento por concienciar a la Administración y a las familias para evitar "accidentes desgraciados", esta pediatra insistía este martes en una entrevista para HERALDO en la necesidad de que todo el mundo aprenda a mantenderse en el agua. "No hace falta nadar como una sirena, pero sí saber flotar si te caes circunstancialmente en el agua. Aquí hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede acceder a clases de natación y las instituciones deberían proporcionar a aquellas familias que no pueden acudir a estos cursillos unas nociones mínimas para poder flotar en el agua", defiende esta pediatra, quien trae a colación el caso de Karim y otros "niños de 12, 13 y 14 años" procedentes de familias vulnerables que no sabían nadar y se ahogaron en el agua.

"Un niño no puede llegar sin saber nadar a esa edad porque se puede caer en un río y tener una desgracia. Luego hay que defenderse en el agua para que no te pase nada y saber que es peligroso nadar en zonas como pantanos o ríos, donde no hay banderas ni vigilancia, porque aunque sea en la orilla te puede arrastrar la corriente", advierte esta pediatra, que insiste en dos cuestiones importantes para prevenir ahogamientos en menores: que haya recursos para que los niños de familias vulnerables puedan aprender a nadar e insistir también en ser prudentes en estos lugares, que tienden a ser frecuentados por adultos y jóvenes en plena ola de calor.

"Muchas veces no hay dinero para ir a la piscina. Hace calor y coinciden dos factores, familias vulnerables que económicamente no pueden ir a un espacio acuático donde hay un socorrista o vigilancia, con que además son niños que no saben nadar, que hay mucha gente que no sabe. En estos sitios es insistir, insistir e insistir en que es muy peligroso bañarse. De hecho, en adolescentes es el lugar donde más se suele producir este tipo de accidentes. Los niños pequeños suelen tener percances en piscinas de urbanizaciones o de casas particulares en las que no hay vigilancia y hay un porcentaje muy elevado de accidentes en piscinas privadas. Todo eso hay que tenerlo en cuenta, tenerlas valladas y vigilar, porque donde hay un niño pequeño y hay agua tiene que haber un adulto que no le quite el ojo", subrayaba esta pediatra.

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