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Policía y Guardia Civil reforzarán la vigilancia para frenar el baño en ríos, balsas y canales de Aragón

La muerte de dos menores en poco más de un mes apremia a tomar medidas. La CHE plantea colocar carteles
para alertar de la prohibición o del riesgo, según corresponda en cada caso.

Abdedamad, de 13 años, desapareció el sábado por la tarde de su casa. Este domingo por la mañana ha aparecido su cuerpo ahogado en el canal, cerca de Gallur.
Abdedamad, de 13 años, desapareció el sábado por la tarde de su casa. El domingo por la mañana apareció su cuerpo ahogado en el canal, cerca de Gallur..
Guillermo Mestre

Las muertes por ahogamiento de Karim y Abdessamad, dos chavales de apenas 13 años que han perdido la vida ahogados en poco más de un mes, han puesto sobre la mesa una realidad que cada primavera parece caer en el olvido: no pocas personas deciden bañarse en aguas abiertas, fuera de zonas acotadas. Las imprudencias se repiten de forma constante en los cauces que atraviesan la geografía aragonesa, y solo en el último año cinco jóvenes han fallecido ahogados tras decidir zambullirse en una zona no habilitada.

Para evitar nuevas muertes o al menos minimizar los riesgos, la Delegación del Gobierno en Aragón planea intensificar la vigilancia de aquellos puntos considerados críticos por su especial afluencia. La institución ha mantenido ya los primeros contactos con los mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Los cuerpos incrementarán su presencia en zonas tanto rurales como urbanas, «poniendo el foco en las zonas más peligrosas de las tres provincias donde habitualmente se bañan más personas». Este refuerzo en la vigilancia por parte de los agentes se prolongará durante todo el estío, ya que la medida echará a rodar en los próximos días y concluirá a mediados de septiembre.

Las restricciones en el uso de las piscinas debido a la pandemia han multiplicado los baños en ríos, canales y balsas, explican desde la Confederación Hidrográfica (CHE), que recuerda que si bien en los cauces fluviales no existe una prohibición de baño expresa, la norma en las infraestructuras hídricas sí establece ese veto. Pese a ello, en el ente tienen constancia de inmersiones y hasta de una reciente incursión sin permiso con tablas de surf en un tramo del Canal Imperial que atraviesa la capital aragonesa. «Los canales de riego son infraestructuras complejas, tienen tomas de agua, succiones y generan corrientes continuas. Son peligrosos y la navegación en ellos solo está autorizada para personas federadas», indican fuentes de la institución.

La CHE, por su parte, plantea la posibilidad de colocar distintos carteles que recuerden la prohibición del baño donde no está permitido y avisando de la peligrosidad allí donde existe un riesgo real, como ocurre en los ríos Ebro y Gállego.

El mensaje que lanza la Delegación del Gobierno sigue el mismo patrón:«Los ciudadanos, de cara a los próximos días de altas temperaturas, tienen que tener presente que bañarse en pantanos o ríos es una práctica muy peligrosa, que en las balsas o canales de riego está prohibido y que sólo se recomienda el baño en zonas señalizadas para bañistas o en sitios muy conocidos, teniendo cuidado siempre con el fango, las ramas o las corrientes».

Los fallecidos en este tipo de sucesos en Aragón comparten mayoritariamente el perfil de joven varón. En algunos casos, incluso, no tenían conocimientos de nado. Este fin de semana murió, además, un adolescente ilerdense en un canal de riego, y otro niño catalán está muy grave.

«Una acequia no es una playa ni una piscina»

«Aunque tengas calor y quieras refrescarte, recuerda que ni acequias, ni canales de riego, ni balsas son playas o piscinas». Con este eslogan, Riegos del Alto Aragón reactivó ayer la campaña lanzada el año pasado en las redes sociales para prevenir accidentes, un día después de la muerte del menor de Gallur.

Este verano puede ser menos problemático, comentaron fuentes de los regantes del Cinca y el Gállego, recordando que en el 2020 no abrieron algunas piscinas por la pandemia. «Cada vez es menos frecuente que haya gente bañándose en los canales», afirma Ramón Acín, miembro de la junta de gobierno de Riegos del Alto Aragón. La razón, señala, es que existen instalaciones de baño municipales en casi todos los pueblos y, aunque sean de pago, se dan facilidades a los colectivos menos favorecidos.

No obstante, Acín advierte de los peligros: «Cuando te metes en un canal, salir es muy complicado. La superficie resbala mucho, porque se ponen algas, el hormigón está mojado y es bastante empinado. Si no te ayudan, no sales». Otro problema son las corrientes. La apariencia es de una lámina estancada, «pero el agua circula bastante más deprisa de lo que nos parece, y aguas arriba se realizan maniobras con las compuertas cuando se acaba un turno de riego o se produce una avería».

Atendiendo a las estadísticas de ahogamientos, las balsas de riego representan incluso un mayor peligro. Tres hombres murieron en la provincia de Huesca entre 2017 y 2019 al intentar sacar a sus perros en Binaced, Almunia de San Juan y Zaidín. A raíz de estos sucesos, incluso los Agentes de Protección de la Naturaleza alertaron de la peligrosidad de adentrarse en estos depósitos de agua, de donde con frecuencia rescatan a animales silvestres, ya que están forradas de plástico y, como en los canales, es prácticamente imposible salir. La DGA instó además a los propietarios a vallar adecuadamente las balsas para impedir el acceso de animales y personas.

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