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"Solo llevaba 7 meses viviendo en Gallur y no sabía nadar"

Abdessamad, el chico de 13 años fallecido el pasado sábado, se habría introducido sin compañía en el Canal Imperial. 

El cuerpo del chico apareció junto al puente del Norte, a unos 300 metros de donde cayó al agua.
El cuerpo del chico apareció junto al puente del Norte, a unos 300 metros de donde cayó al agua.
Guillermo Mestre

Una imprudencia se cobró a última hora del pasado sábado la vida de Abdessamad, un joven de 13 años vecino de Gallur que murió ahogado en el Canal Imperial a su paso por la localidad. El menor, tal y como afirmaron ayer distintas fuentes cercanas a la familia, «llevaba siete meses en el pueblo, no sabía del peligro del cauce y, además, no sabía nadar», lo que no fue óbice para que decidiera acercarse al agua para refrescarse. El chico tomó esta decisión aparentemente solo, sin contar con la cuadrilla de amigos que le solía acompañar, y se alejó unos metros del casco urbano hasta llegar a un espacio discreto en la avenida de Madrid, a la altura del kilómetro 31 de la acequia, donde se desprendió de la camiseta que vestía y de sus zapatillas.

Según las primeras pesquisas, el chico se descolgó al parecer solo de cintura para abajo, por una de las escalerillas de emergencia dispuestas cada cien metros a lo largo del Canal. La corriente le habría jugado una mala pasada y se lo llevó por delante, lo que provocó su muerte por ahogamiento. El suceso tuvo lugar hacia las 18.00, pero no fue hasta dos horas después cuando su familia se percató de su ausencia. Sin embargo, los padres no denunciaron su desaparición hasta las 6.00 del día siguiente. «El hermano mayor lo estuvo buscando toda la noche y, cuando vieron que no aparecía por ningún lado, fue cuando acudieron a la Guardia Civil», relató un amigo de la familia. Los médicos forenses practicarán hoy la autopsia.

El cuerpo sin vida fue hallado hacia las 13.15 de ayer. El Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado lo encontró cerca del puente del Norte del ferrocarril, a unos 300 metros del lugar donde se introdujo en el cauce. Antes, a primera hora de la mañana, un vecino de la localidad que había salido a correr junto a la infraestructura hidráulica se encontró con las pertenencias del joven –identificadas después por el padre– y avisó por teléfono a la Guardia Civil.

Mayores y jóvenes del pueblo que se acercaron ayer al lugar del suceso se mostraron extrañados por el hecho de que alguien se introdujese en el cauce. «Hace ya muchísimos años que dejó de ser normal. Ahora los críos van a bañarse a las piscinas y a ningún mayor se le ocurre meterse ahí, es conocida su peligrosidad», remarcaba Pilar, vecina del municipio. También las pandillas de jóvenes se mostraban sorprendidos por estos hechos. «Lo conocíamos y no era habitual que hiciera algo así», puntualizaban unos chicos algo mayores que él.

La familia de Abdessamad se mudó de Tauste a Gallur el pasado mes de diciembre. El chaval tenía un hermano mayor, de 15 años, y una hermana pequeña. Todos ellos viven en la zona del pueblo conocida como ‘casas baratas’, muy cerca del Canal Imperial, donde habían echado raíces y se estaban integrado sin ningún problema.

El suceso cogió a contrapié al municipio, que este domingo celebraba su patrón, San Antonio de Padua. Aunque las fiestas se organizaron con un perfil bajo debido a la pandemia, el Ayuntamiento tomó rápidamente la decisión de cancelar los pocos actos programados, como una exhibición de la escuela de Jota que se iba a celebrar a última hora de ayer. Además, el Consistorio decretó de forma unánime el luto oficial, que se prolongará durante tres días.

Un caso similar al de Karim

La muerte del adolescente gallurano recuerda irremediablemente a la de Karim, fallecido en el Ebro el pasado 8 de mayo, hace poco más de un mes. Ambos son de ascendencia magrebí, aunque nacidos en territorio español, y han perdido la vida con la misma edad, apenas 13 años, al introducirse sin la debida precaución en el agua. Por si fuera poco, ninguno de los dos tenía conocimientos de natación, una imprudencia que en ambos casos derivó en desgracia. Las autoridades aconsejan no introducirse en ríos, canales, balsas y otros espacios que no estén debidamente acondicionados para el baño. Desde 2001 han fallecido más de una veintena de personas solo en los ríos Ebro y Gállego a su paso por Zaragoza, una cifra incluso superior si se contabilizan los muertos en el Canal Imperial y las balsas de riego.

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