zaragoza

Las peñas de Zaragoza confían en que el fin de las restricciones les haga recuperar asociados

La pandemia ha hecho mella en el número de peñistas, que se sitúa en 14.500, lejos de los récords que se alcanzaban hace una década.

En las próximas fiestas del Pilar se recuperará el maratón de charangas.
En las próximas fiestas del Pilar se recuperará el maratón de charangas.
Oliver Duch

Se avecina un verano sin restricciones por la covid. Volverán las fiestas en los pueblos, las charangas y, por descontado, los petos y las camisolas. En Zaragoza tanto la Unión Peñista como Interpeñas ya están fletando autobuses (¡hasta ocho!) para que sus asociados puedan disfrutar de La Vaquilla de Teruel, “y se incluyen también descuentos en muchas barras para recuperar la tradición”, señalan.

Así como en otras ciudades despunta el movimiento peñista -en la propia Teruel hay lista de espera para hacerse socio antes de las fiestas del Ángel-, en Zaragoza se confía también en un populoso Pilar para poder remontar el vuelo. El número de peñistas ha ido descendiendo en los últimos años, lo que es atribuible, en parte, a la escisión del espíritu festivo y, también, al parón de actividades por la covid. En los mejores años de Interpeñas, cuando se agrupaban hasta una treintena de asociaciones, el número de peñistas se situaba en torno a los 20.000. Hoy en día la cifra ronda los 14.000, si bien “en realidad movilizamos a mucha más gente de la que está formalmente inscrita en las peñas”, comentan.

"En los mejores años de Interpeñas llegamos
a tener más socios que el Real Zaragoza"

“Los dos últimos han sido años muy complicados porque no hemos podido llevar a cabo muchas actividades y, sin embargo, ha habido que seguir pasando cuotas porque tenemos gastos fijos como los del alquiler del local. Afortunadamente, los socios han sido muy comprensivos”, dice Jorge Gracia, presidente de la Unión Peñista, que en la actualidad reúne a 14 agrupaciones y unos 8.500 socios.

“Hay muchas ganas de fiesta y de retomar las actividades habituales”, explica Eva Cerdán, la actual presidenta de Interpeñas, en alusión a unas fiestas del Pilar en las que confían que se pueda volver a celebrar el maratón de charangas y su propio pregón. En la actualidad configuran Interpeñas 13 agrupaciones que suman unos 6.000 socios. Cerdán cree que el mejor momento de las peñas en Zaragoza fue finales de los 90, cuando se conseguía atraer a grandes figuras internacionales para sus conciertos y “teníamos más socios que el Real Zaragoza”. Uno de sus hitos fue traer a Manowar, que no se prodigaba demasiado, pero también guardan los peñistas un gran recuerdo de conciertos más domésticos como los del Fary, Alaska, Sabina, Fernando Esteso o Corita Viamonte.

Fue en octubre de 1977 cuando vecinos de Torrero, San José y otros barrios de la ciudad marcharon con un bombo y un tambor a comer un bocadillo de tortilla en las puertas de la Lonja, donde se celebraban las cenas de gala durante las fiestas del franquismo. Era su manera de reivindicar unos Pilares más populares y, como era de esperar, la Policía los desalojó con cajas destempladas. No obstante, esta fue la espoleta para fundar la primera peña de la ciudad: El Brabán. Al año siguiente volvieron, celebraron su fiesta, y el Ayuntamiento ya accedió a que participaran en una comisión de festejos populares. Era el embrión de Interpeñas y de las fiestas en la calle.

“Después, en 1984, cuatro peñas de Zaragoza (Adebán, El Bullizio d'Aragones, El Almuerzo y Vaquillera) decidieron juntarse y crear la Federación”, recuerdan. El primer año contaron con un presupuesto de 500.000 pesetas (3.000 euros), con el que programaron orquestas y animación infantil. Apenas unos años después, a caballo entre finales de los 90 y los primeros 2000, Interpeñas tocaba techo con casi 20.000 peñistas y conciertos y verbenas que reunían siempre al máximo aforo que les permitían, unas 30.000 personas en el Parking Norte.

¿Qué se torció para que se deshilachara el espíritu peñista? Un cúmulo de causas… Aquello de ‘morir de éxito’ se pudo dar, sobre todo, en lo relativo al espacio festivo, que fue variando del pabellón de la avenida de San José, al paso subterráneo de Cesáreo Alierta (El Urbano) pasando por carpas en los recintos de las ferias y el Parking Norte. En 2011 el alcalde Belloch se comprometió a buscar un espacio definitivo para las peñas pero aquello acabó como el rosario de la aurora, con meses de demandas judiciales y actos de reconciliación. En paralelo, es cierto, que se echó en falta algo de savia nueva y que el modelo de fiesta experimentó cambios sin contar en exceso con este “motor y no complemento” festivo. En todas las grandes ciudades las peñas se han ido diluyendo, pero en Zaragoza, Logroño o Bilbao, aún conservan cierto músculo. Es cierto que no alcanza las cifras desorbitadas de Teruel (con 10.500 peñistas entre 35.500 habitantes), pero su número es solo ligeramente inferior al de cofrades zaragozanos, que se estima en unos 15.000.

Unos 250 peñistas han colaborado este año en las fiestas goyescas.
Unos 250 peñistas han colaborado este año en las fiestas goyescas.
Toni Galán

“Nuestra actividad no se circunscribe solo a las fiestas del Pilar. También estamos en la Cincomarzada, en el desfile de Carnaval y hacemos actividades el 23 de abril. Este año hemos participado en las fiestas goyescas (100 miembros de Interpeñas y 150 de Unión Peñista) y la semana que viene tenemos también un amplio programa para celebrar San Juan. Junto a la asociación de vecinos de Las Fuentes tenemos previsto encender una hoguera en la explanada de Torre Ramona”, explica la presidenta de Interpeñas. En la Unión Peñista confirman que han reeditado su acuerdo con el Espacio Zity y que ya tienen, incluso, pregonero para las fiestas del Pilar y que se dará a conocer en los próximos días.

Los problemas de financiación y el planteamiento de relaciones con el Consistorio constituyó otro ‘casus belli’ que acabó generando una escisión en el seno de los peñistas. En 2018 surgió la Unión Peñista, que acaba de ganar a su causa -decisión tomada en asamblea el pasado abril- a la asociación cultural Los Goyescos, con lo que son ya 14 peñas las que configuran la agrupación.

Imagen de la exposición que pudo verse en los depósitos del Pignatelli.
Imagen de la exposición que pudo verse en los depósitos del Pignatelli.
Heraldo

Estas desavenencias no creen que haya influido en la ‘pérdida de vocaciones’, pero sí que aún hoy se escuchan voces críticas que lamentan que las dos federaciones hagan ‘corralitos’ y se dividan entre parques cuando hay actividades. “¿Qué será los siguiente? ¿Dividir la plaza de toros en dos con un tabique cuando lleguen las vaquillas?”, dicen con sorna.

El año pasado, aunque acallada por la pandemia, en los depósitos del Pignatelli pudo verse una exposición conjunta que reivindicaba a las peñas como “el color y la vida de la ciudad”. Se repasaban casi 40 años de agrupaciones recreativas, que son “símbolo, historia y tradición de la cultura popular”. Más de 6.000 personas recorrieron aquella muestra, en la que también se ponía el acento en la derivada social de estas agrupaciones, que acostumbran a colaborar con Cruz Roja, el Banco de Alimentos, Cáritas, Atades, la Fundación La Caridad, la Hermandad del Refugio, los Donantes de Sangre...

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