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Semana 1 tras la clausura de cuatro bares en Zaragoza: "Parece que vivimos en otra calle"

Los cierres, que no son definitivos, han aliviado a los vecinos. En otras zonas de la ciudad siguen las quejas.

Jóvenes subidos a un coche aparcado en la calle Fita de Zaragoza
Varios jóvenes se suben a un coche aparcado en la calle Fita de Zaragoza, en una imagen de archivo.
Heraldo.es

El ocio nocturno no es algo nocivo per se. El grueso de los bares de copas y discotecas rara vez registran altercados y su clientela se porta, en líneas generales, de forma cívica, ya que solo busca un rato de diversión y, si el pinchadiscos atina, buena música. Eso sí: lo anterior no es óbice para que unos pocos establecimientos se salgan de la norma, sean fuente de conflicto y se conviertan en el desvelo y malestar de los vecinos con los que comparten calle. Es el caso de un puñado de bares en Zaragoza en cuyo entorno se venían produciendo altercados y que llevaron a la Policía y al Ayuntamiento a tomar medidas. En cuatro de ellos, en concreto, el Consistorio intervino de forma directa y los clausuró por distintos motivos de carácter urbanístico. Una decisión aplaudida por los vecinos antes de este fin de semana... pero sobre todo después.

"No hay color entre el antes y el después. Ahora se vive con tranquilidad en el barrio, la situación es una 'balsica' de aceite. De verdad que parece que vivimos en otra calle. Este fin de semana no hubo ningún problema, de ningún tipo, cuando antes había que llamar dos veces al menos a la Policía cada noche", apunta Andrés, uno de los residentes del entorno de las calle Fita y Dato, que hace dos semanas expresaba la "desesperación del vecindario".

La calle, indica el portavoz vecinal, "amanece mucho más limpia". "Ni el sábado ni el domingo nos encontramos, y perdón por lo gráfico del asunto, heces o vómitos entre los contenedores de basura. Tampoco nos topamos retrovisores rotos, y no hubo gritos que impidieran que conciliáramos el sueño de madrugada". Y eso que la calle sigue teniendo bastante marcha. "Nuestro problema se ciñe a los dos bares que se cerraron en la zona. El resto de locales no nos molestan para nada. Que haya gente por la calle da alegría, pero lo más importante es que se percibe un ambiente sano. Todos hemos sido jóvenes y hemos salido, eso lo toleramos. El problema es cuando se pasan de rosca y los propios establecimientos no ponen freno", zanja.

Andrés, que comenta a diario la actualidad de la zona con sus vecinos a través de un grupo de Whatsapp, concreta que, en caso de que los bares en cuestión vuelvan a abrir, se encontrarán con una respuesta frontal de los residentes. "Emprenderíamos acciones legales contra el local porque el día del último asesinato (este verano) no tenía personal de seguridad en la puerta".

El cambio de paradigma se repite en la calle Héroes del Silencio, donde el Ayuntamiento de Zaragoza también bajó la persiana de una discoteca. "Este fin de semana ha sido increíblemente bueno para los vecinos. No hemos tenido que lidiar con el centenar de personas que se juntan a fumar y beber a las puertas del local desde la 1.00 hasta las 6.00", valora José, residente en la calle y miembro de la plataforma Stop Ruido de la capital aragonesa.

"Este fin de semana -añade- ha estado marcado por un silencio extraño y, aunque entendemos que se trata de una medida cautelar y que la disctoreca estará abierta en breve, nos sirve para demostrar cómo cambia la calidad de vida el hecho de convivir con una discoteca. Esta zona es estupenda para vivir, son calles sin mucho tráfico, pero todo cambia por la noche. Si cerrase definitivamente el bar, que es el único del entorno, el barrio cambiaría por completo".

José también hace especial hincapié en lo limpia que estaba su calle en las mañanas del pasado sábado y domingo: "Habitualmente nos encontramos con cristales y demás basura, que impiden pasear con niños y mascotas. Está todo increíblemente sucio hasta que pasan los servicios de limpieza, entre las 8.00 y las 12.00. Lo dejan muy limpio, pero hasta que llegan, parece que vivimos en el Bronx. Todos los vecinos coincidimos en que salir a pasear a primera hora este fin de semana ha sido un gustazo. Y que dure esto...".

La cara b: ¿dónde siguen las molestias?

Estos cambios circunstaciales en el ocio nocturno no esconden los problemas en aquellas zonas en las que el sueño de los residentes choca con las ganas de fiesta de otras personas. Miguel Morte, portavoz de la plataforma Stop Ruido, señala varios espacios de la ciudad: "Ocurre en el entorno de la calle Mayor, en la zona de la calle 4 de agosto y cerca de la plaza del Pilar, donde hubo una agresión muy violenta recientemente. También en las calles del Temple, Contamina... Son las más conflictivas por ruido, violencia y suciedad, problemas que se dan por el hecho de que hay varios establecimientos muy cercanos que abren hasta última hora, lo que convierte a la propia calle en un bar".

Morte ahonda en un problema que, según indica, "se ha multiplicado durante la pandemia". "En aquellas zonas en las que los bares concatenan distintas horas de cierre se produce una estancia en la zona. Esto deriva en molestias, broncas y vandalismo. Por eso pedimos que las zonas se esponjen, que haya bares, pero que no tantos en un mismo punto", solicita.

En este sentido, el integrante de Stop Ruido anima a la administración local a "sacar parte del ocio a zonas mas alojadas de viviendas". "Se les puede incluso dar más ventajas de las que tienen ahora, ya sea en forma de horarios o con una fiscalidad especial a cambio de trasladarse a los parking norte y sur de la Expo" y a otras, como Cogullada, tal y como se propuso recientemente en el Consistorio.

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