De la bilateral al Mundial: la hoja de ruta para culminar el futuro campo de fútbol de Zaragoza

El pleno aprobó el pasado viernes crear un grupo de trabajo con todas las partes implicadas en la construcción del estadio.

Arriba, el estadio que se planteó en 2008, en San José; abajo, el proyecto de 2004 en el mismo emplazamiento.
Arriba, el estadio que se planteó en 2008, en San José; abajo, el proyecto de 2004 en el mismo emplazamiento.
Heraldo.es

Fue durante el pasado debate sobre el estado de la ciudad cuando, una vez más, el cronómetro se puso a cero. Todos los partidos políticos del Ayuntamiento de Zaragoza coincidieron en la necesidad de retomar el proyecto para la construcción de un nuevo campo de fútbol, y todos acordaron que debía ser "de manera inmediata". Es obligatorio si la ciudad quiere tener opciones como sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 2030 y, sobre todo, del Mundial de fútbol de ese mismo año.

El segundero no se detiene y urge comenzar con los primeros contactos. Nada se ha movido desde el pleno de la semana pasada, cuando los partidos aprobaron por consenso crear un grupo de trabajo con todas las partes implicadas en el proyecto, pero en el Consistorio son conscientes de que apremia el tiempo y "pronto" se tomarán las primeras decisiones

Por un lado, se espera que sea la junta de portavoces la que acuerde los términos del grupo de trabajo. Allí deberán estar el Ayuntamiento de la capital, el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial... y también el Real Zaragoza, como actor protagonista del proyecto.

El futuro campo, en todo caso, depende en buena medida del acuerdo entre el Consistorio y la DGA. En su anterior intento, el alcalde, Jorge Azcón, dijo estar "convencido" de que el Gobierno autonómico pondría "todo lo que esté de su parte" para culminar el futuro campo. El presidente aragonés, Javier Lambán, coincidió entonces en que la ciudad necesita un nuevo estadio, pero pidió para ello un modelo "explicable" a la ciudadanía y recordó que las arcas públicas no están para "excesivas alegrías".

Antes de que acabe el año, ambos dirigentes se sentarán frente a frente en su segunda reunión bilateral. La DGA logrará del Ayuntamiento el desbloqueo de varios expedientes urbanísticos pendientes desde el primer encuentro, en marzo de 2020, mientras que la capital aragonesa se asegurará un nuevo convenio de financiación que podría rondar los 20 millones de euros anuales. Es decir, La Romareda no se encuentra a priori sobre la mesa, aunque fuentes de la negociación consultadas apuntan que el proyecto se podría incorporar a los grupos de trabajo.

Objetivo 2022

Hasta cuatro intentos de construir un nuevo estadio han fracasado en las últimas dos décadas, lo que evidencia las dificultades de afrontar con éxito un proyecto de estas características. No será distinto en esta ocasión, pero las partes implicadas aseguran que es "ahora o nunca". Zaragoza quiere estar en disposición de ofrecer un estadio de garantías en su candidatura conjunta con Barcelona para los Juegos Olímpicos de invierno de 2030.

Pero el Ayuntamiento incluso ve más posibilidades en la carrera de la capital por convertirse en sede del Mundial de fútbol de ese mismo año. En este caso, la candidatura es conjunta entre España y Portugal, que se repartirán diez estadios. Dos se los quedará el país vecino, y en la pugna por los ocho restantes debe estar Zaragoza. El problema -o la oportunidad-, es que la Federación Española tomará la decisión en 2022, y hasta entonces, el cronómetro no se detendrá.

Cuatro intentos fallidos en los últimos 20 años

Cuatro veces se ha tratado ya en el Ayuntamiento de sacar adelante el proyecto de la nueva Romareda. Y ninguna ha llegado a buen puerto. La última intentona la hizo también el actual alcalde, Jorge Azcón, al inicio del mandato, pero la llegada de la covid truncó sus planes sin que apenas hubiesen llegado a despegar. De la primera han pasado ya casi 20 años.

Entonces, el gobierno de José Atarés, del PP, planteó un estadio en Valdespartera, junto a Gómez Laguna, que costaría 54 millones de euros, pero no logró el apoyo de la DGA. Dos años después, en 2004, el regidor socialista Juan Alberto Belloch propuso un proyecto que alcanzaba los 74 millones pero que no requería un cambio de emplazamiento. Sin embargo, la falta de consenso entre los grupos lo tiró por la borda.

Y en 2008, igualmente con Belloch, llegó el más ambicioso. Se proyectó un estadio en San José que requería una inversión de 130 millones y tendría capacidad para 50.000 espectadores. Finalmente se atascó con el modelo de financiación y la crisis económica se lo acabó llevando también por delante.

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