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Vuelve el ocio nocturno: "Había ganas, las 3.00 se queda muy corto"

Pubs y discotecas celebran la vuelta a su actividad habitual tras la ampliación de horarios con una notable afluencia de clientes pero aún sin barra ni pistas de baile.

Por primera vez en quince meses, la ruidosa recogida de mesas y sillas de las terrazas de bar no fue la señal de retirada a casa por las restricciones sanitarias. El ocio nocturno ha recuperado este fin de semana su actividad habitual con la ampliación de los horarios de apertura hasta las 3.00, y aunque la DGA mantiene el veto a las barras y a las pistas de baile, el sector ha vuelto a facturar y los clientes han celebrado entre amigos la reapertura de sus pubs y discotecas favoritas.

«Es la primera vez que salimos de fiesta en año y medio, y desde luego que vamos a apurar hasta el final», comentaba en la madrugada del sábado Néstor Beltrán, un turolense que está en la capital aragonesa cursando un máster de ingeniería mecánica. Junto a sus compañeros de estudios, Nacho y Nicolás, compartía una de las mesas del Tony Wilson, uno de los pubs de moda del Casco. A pocos metros, alrededor de otra mesa junto a sus amigas, Pilar Rodríguez, estudiante de 24 años, coincidía en que «había muchas ganas de salir», y reconocía que pese a la ampliación horaria, «las 3.00 se queda muy corto».

En la misma calle, Nani Cuenca y su hijo Aarón volvían a sonreír al otro lado de la barra del Jardín del Temple. «Ha sido catastrófico, una situación muy dura tanto a nivel económico como afectivo», reconocía el padre, un empresario del ocio nocturno con más de tres décadas en el sector que criticaba la falta de apoyo por parte de las administraciones públicas.

Puntuales incumplimientos

La noche del viernes, el tiempo acompañó y las terrazas colgaron el cartel de completo. Tras su cierre, el bullicio se trasladó en busca de los locales de referencia más allá de las 0.00. «Venimos de la terraza del Náutico y vamos a ver qué hay abierto», comentaba Javier Ríos junto a una multitud que subía por la calle de Alfonso I con ganas de prolongar la noche.

En una de sus bocacalles, Pablo Cano ‘Patxi’, gerente del Rock & Blues, celebraba la ampliación de horarios, fundamentalmente, para volver a servir copas sin competencia. «Recogemos los clientes de los bares y restaurantes y se nota, con el cierre de las terrazas se ha llenado el local», comentaba.

En la misma línea, Miguel Ángel Salinas, vicepresidente de la Asociación Provincial de Discotecas y Salas de Fiesta de Zaragoza, hacía una «valoración muy positiva» tras las primeras noches de ocio nocturno. «Demandábamos esas tres horas de diferencia con bares y restaurantes que nos han dado la posibilidad de abrir sin competencia», señalaba.

«Demandábamos esas tres horas de diferencia con bares y restaurantes que nos han dado la posibilidad de abrir sin competencia»

Eso sí, advertía de «puntuales comportamientos incívicos e insolidarios» que ya se comenzaron a registrar en algunos locales de fiesta. «En muchos casos tenemos que actuar como policías advirtiendo a la gente de que no se pueden levantar a bailar», señalaba. En cualquier caso, reiteraba que el ocio nocturno es una actividad «segura» y rechazó que se acuse al sector en caso de que llegue un repunte de contagios de coronavirus.

Fuentes de la Policía Local de Zaragoza apuntaron que la centralita del 092 recibió numerosas llamadas aunque «no se registró ninguna incidencia grave durante la noche».

Licencias temporales

Mientras, buena parte de los cerca de 90 pubs y discotecas de la capital aragonesa que solicitaron el permiso temporal concedido por el Ayuntamiento para abrir como cafeterías ante las restricciones de la pandemia disfrutaron de un fin de semana de doble actividad. El gobierno municipal les ha concedido un plazo de cinco días a partir de mañana para decidir por uno u otro uso –en caso de no contestar, se entenderá que vuelven a su actividad habitual–, y la mayoría lo tiene claro.

«Volveremos al ocio nocturno, es nuestra forma de vida», comentaba Iván Blasco, que junto a su padres, Pedro José y Mercedes, regenta dos bares del entorno de la calle de Bretón, Utopía y Trilogy. «Hemos tenido una buena vuelta, la gente quiere desconectar y salir les va muy bien para la salud mental después de meses tan duros», recordaba.

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