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movilidad

Aquí nació la red de carriles bici de Zaragoza hace un cuarto de siglo

Tras una primera experiencia que fracasó en el Parque Grande, el carril bici del Actur estrenó el actual mapa ciclista de Zaragoza. Hoy se cumplen 25 años de su estreno.

El carril bici originario conserva un tramo que circula en paralelo a la A-2, al final del Actur.
El carril bici originario conserva un tramo que circula en paralelo a la A-2, al final del Actur.
José Miguel Marco

Circular en bicicleta por Zaragoza en 1995 era una experiencia que poco tiene que ver con la actual. Aunque aún tiene carencias, la actual malla de carriles bici permite recorrer de forma más o menos cómoda buena parte de la ciudad. Hace 25 años, pedalear por la capital aragonesa era adentrarse en una peligrosa jungla de asfalto en la que el coche era el rey. Sin embargo, tal día como hoy eso empezó a cambiar con la inauguración de un carril bici que supuso el primer trazo sobre el mapa ciclista de Zaragoza, que ahora suma ya 135 kilómetros.

Aunque antes había habido algún intento, el carril bici del Actur se considera el pionero  en la ciudad. Se proyectó desde el puente de la Almozara hasta la escuela de ingenieros. Casi cinco kilómetros de recorrido de los que apenas se conserva algún tramo junto a la autopista A-2, entre la avenida de José Atarés y Gómez de Avellaneda. Cuando se ideó, se valoró que se trataba de una zona "de poco tráfico" y que podía acoger un buen número de bicicletas por los estudiantes y por quienes quisieran acercarse pedaleando hasta el galacho de Juslibol.

"Fueron unos inicios tímidos, pero no había una visión a largo plazo. Nosotros ya desde años antes reivindicábamos que la bici ocupa menos espacio y que no es tan contaminante, pero entonces daba miedo meterse con el coche: era sagrado y no se podía tocar", recuerda Ramón Lambán, un histórico activista por las dos ruedas en la ciudad. Entonces, la bicicleta era para unos pocos. Se conocían y se saludaban al cruzarse. "Éramos gente joven, con pintas raras, pelo largo y barba. Ahora no tiene nada que ver, hay mucha más gente y más variada: ves jóvenes, viejos, mujeres, estudiantes, ejecutivos...", apunta.

Antes del carril bici del Actur hubo una experiencia previa, pero acabó en fracaso. Fue en el entorno del Parque Grande y del campus universitario. El Ayuntamiento de Zaragoza decidió cerrar al tráfico el gran pulmón verde de la ciudad, y aprovechó para hacer un carril bici en su interior que conectara con la Universidad. Sin embargo, su escaso uso lo condenó. "No funcionó porque no respondía a un circuito de movilidad", señala Javier Celma, uno de los fundadores de la asamblea ecologista y, años después, funcionario del Ayuntamiento. "Era un circuito cerrado para pasear, no llevaba a ningún lado", corrobora Lambán.

Tras el fracasado intento del Parque Grande, el del Actur fue "el primero de la red de carriles bici de Zaragoza", como apunta Celma. El que fuera jefe de Medio Ambiente del Consistorio, ya jubilado, señala que para impulsar la movilidad en bicicleta también fue importante que se exigiera que el Tercer Cinturón reservara un espacio para bicis. "Surgieron críticas porque decían que no estaban conectados y no vertebraban la ciudad, pero sirvieron para fijar unas bases y empezar a interconectar", rememora.

En 2003 había ocho carriles que sumaban 12 kilómetros y que estaban desconectados entre sí. Hoy hay una malla urbana de 135 kilómetros. 

El crecimiento, sin embargo, fue lento. En 2003 apenas había ocho carriles bici con 12 kilómetros de extensión, casi todos ellos desconectados entre sí. La gran revolución llegó con la Expo 2008, en cuyo plan de acompañamiento se incluyó la renovación de las riberas, con carriles bici en zonas importantes como el paseo de Echegaray y Caballero. Además, la irrupción del servicio de bicicletas de alquiler supuso todo un revulsivo para que la bicicleta entrara a formar parte de la movilidad de la ciudad como medio de transporte diario, y no solo como algo recreativo y de fin de semana.

Durante los siguientes años, el gobierno socialista del Ayuntamiento aprovechó el Fondo Estatal de Inversión Local para dar un fuerte empujón a la red, con la construcción, entre otros, del ‘segundo cinturón ciclista’ a través de la avenida de Goya, Tenor Fleta, Anselmo Clavé, los puentes de La Almozara y de la Unión...

Ya bajo el mandato de ZEC, se afrontaron proyectos más arriesgados, que se adentraron en algunas de las arterias más céntricas de la ciudad, como el paseo de Sagasta o el de la Constitución. Además, durante los últimos años ha entrado en escena un actor inesperado: el patinete eléctrico. Los VMP han encontrado en la red de carriles bici el escenario ideal para expandirse por la ciudad, por lo que actualmente ambos vehículos comparten protagonismo en estos espacios.

Sin embargo, y a pesar de los avances, "queda mucho por hacer", como dice Arturo Sancho, de Pedalea. La red no está completa (faltan el paseo de Pamplona, Pablo Ruiz Picasso, Cesáreo Alierta, calle Asalto...) y muchas obras se quedaron colgadas por la supresión de los presupuestos participativos. Además, los colectivos reclaman mejorar los enlaces y dar homogeneidad a toda la malla.

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