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Un jurado decidirá si el crimen de los tirantes fue un asesinato por motivos ideológicos

El juicio contra Rodrigo Lanza por la muerte de Víctor Laínez comienza este lunes en la Audiencia Provincial.

El abogado de la defensa, Endika Zulueta, en el centro, el día de la reconstrucción del crimen de los tirantes.
El abogado de la defensa, Endika Zulueta, en el centro, el día de la reconstrucción del crimen de los tirantes.
Oliver Duch

Casi dos años después de que Victorino Lainez Muntane, de 55 años, conocido como Víctor, muriese a consecuencia de los golpes propinados presuntamente por Rodrigo Lanza Huidrobo, de 35, un tribunal popular juzgará desde este lunes el caso.

A lo largo de esta semana y hasta el próximo 11 de noviembre, los jurados podrán escuchar al acusado, cuyo abogado, Endika Zulueta, pide la absolución para él. Pero también oirán a 16 peritos y 34 testigos, entre ellos allegados y familiares de la víctima, que solicitan una condena de 25 años de cárcel, la máxima que prevé el Código Penal, por un delito de asesinato con la agravante de haber sido cometido por motivos ideológicos. Porque en este caso, tanto su familia, como la Fiscalía y el partido Vox, que se personó en la causa, mantienen que fueron las absolutamente dispares ideologías de ambos protagonistas –plasmadas en su estética y vestimenta– las que derivaron en el crimen.

Un supuesto comentario sobre que la víctima solía vestir tirantes con la bandera española (que esa noche llevaba debajo del jersey), seguido de un calificativo de "facha" o "fascista" y una presunta respuesta de que Lanza (nacido en Chile) debería irse del país por ser extranjero, están en el trasfondo de este crimen.

Los hechos ocurrieron el 8 de diciembre de 2017 en el bar Tocadiscos de la calle de Heroísmo, aunque Víctor Laínez falleció cuatro días después, tras haber permanecido en coma a consecuencia de los golpes que el agresor le dio principalmente en la cabeza y en la cara. La víctima ingresó inconsciente, tal y como lo encontraron los sanitarios que lo atendieron en el suelo del bar.

Discusión en la barra

Según las acusaciones, sobre las 3.00 del día 8, Rodrigo Lanza, con un amigo y dos amigas, entraron en el local y pidieron una consumición en una zona de la barra próxima a donde estaba Laínez como cliente.

En un momento dado, según relata la Fiscalía, Lanza se le aproximó y mantuvo con él una breve conversación durante la cual llamó le "facha" y "fascista" y le dijo que ese era un "barrio antifascista", que "no querían nazis allí" y que "no era bienvenido". Unos minutos después, el acusado y sus acompañantes se dirigieron a la salida. Víctor Laínez les siguió y, en un tramo entre dos puertas, mantuvo otra breve discusión con Lanza. Acto seguido, según las acusaciones, se dio la vuelta para dirigirse al sitio de la barra donde estaba anteriormente.

"Cuando Laínez se encontraba ya a mitad del local yendo hacia el fondo del mismo, Rodrigo Lanza, que había salido a la calle, volvió a entrar y lo acometió por la espalda", expone el fiscal. El acusado, según su relato, golpeó fuertemente en la cabeza a Víctor Laínez y este cayó desplomado e inconsciente. Una vez en el suelo, Lanza le dio una patada en la cara e inmediatamente se colocó encima de la víctima y siguió propinándole puñetazos en la cabeza y múltiples golpes, tras lo cual salió del local y se marchó. El agredido quedó en el suelo sangrando abundantemente por los oídos, boca y la parte posterior de la cabeza.

La acusación particular ejercida por el abogado Juan Carlos Macarrón en representación de la familia del fallecido, y la acción popular, a cargo del letrado David Arranz en nombre de Vox, hacen un relato similar al del fiscal.

Sin embargo, Endika Zulueta, abogado defensor de Lanza, mantiene una versión totalmente distinta, considera que su cliente no cometió ningún delito y pide su absolución. Alternativamente, apunta que en el caso de que el tribunal popular lo considerase autor de algún delito, deberían aplicársele a la pena hasta cuatro circunstancias eximentes de responsabilidad: trastorno mental transitorio, miedo insuperable, legítima defensa e influencia del alcohol.

Según la defensa, Rodrigo Lanza salió de trabajar sobre la una de la madrugada y estuvo de bares bebiendo cervezas y chupitos de tequila con amigos. Un par de horas después, llegó al Tocadiscos con tres personas más y fue Víctor Laínez quien le hizo una señal para que se acercase, lo que éste hizo

"Intercambiaron unas palabras que no fueron escuchadas por nadie más que por ellos", asegura. Fue Rodrigo quien al volver a su mesa comentó a sus acompañantes que le había dicho que "debía irse del país por ser extranjero". Entonces empezaron a percibir que el señor no paraba de escribir en su móvil y, Lanza, llevado por el temor a que llamara a gente y hubiera problemas, optó por irse. 

Asegura que al salir del local, Laínez fue tras él con una navaja, de lo que fue alertado por su amigo. Según él, no hizo más que repeler una agresión porque temió por su vida. También sostiene que la víctima murió a consecuencia del golpe que se dio en la cabeza al caer contra el suelo, no por los puñetazos que le propinó.

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