Lanza alega que el alcohol y el miedo le causaron un "cortocircuito"

Su abogado defensor mantiene que no cometió ningún delito y que golpeó a Víctor Laínez en legítima defensa.

Rodrigo Lanza en una imagen de archivo.
Rodrigo Lanza en una imagen de archivo.

Rodrigo Lanza, en prisión provisional como presunto autor del homicidio de Víctor Laínez, alega que fue este quien trató de atacarle con una navaja y que, temiendo por su vida, se defendió con patadas y puños siempre de frente y "nunca" por la espalda. Afirma que cuando se fue a casa nunca tuvo conciencia de que Laínez, de 55 años, había sufrido lesiones.

Todo esto sucedió en una madrugada, la del 8 de diciembre de 2017, en la que Rodrigo Lanza, de 35 años, asegura que estuvo bebiendo cerveza desde aproximadamente las 0.30, cuando salió de trabajar del bar de La Magdalena en el que estaba contratado, hasta las 3.00 que llegó al bar Tocadiscos de la calle de Heroísmo, donde se produjo la agresión. Según su versión, entró al local con un amigo y dos amigas. Admite que llegó a intercambiar unas palabras con Víctor Laínez, una vez que su amigo Pablo le "llamara la atención" sobre "su presencia" (sin detallar más). Luego dice que "al ver que el señor no paraba de escribir en su móvil", pensó que estaba contactando con otras personas y optaron por marcharse.

Afirma que cuando se dirigieron a la salida, pasaron al lado de Laínez, al que "ni miraron ni dirigieron" palabra alguna, y llegaron hasta la puerta por la que se accede a un habitáculo en el que hay otra puerta que da salida a la calle.

Su abogado afirma que Laínez fue tras ellos "con una navaja en la mano" y que Pablo M. alertó a Rodrigo Lanza de su presencia. A partir de ahí, afirma que se "defendió "empujándole hacia atrás con patadas". "Viendo que este no cejaba en su empeño, le golpeó en la cara, estando frente a él, cayendo a plomo el agresor" y allí le siguió dando ante el "temor" de que se levantara.

Según este relato de hechos que hace su abogado, Endika Zulueta, el "estado de pánico" que sufrió su cliente le hizo tener una "reacción en cortocircuito que anuló su voluntad" y "disminuyó su capacidad de conocer y entender lo que sucedía". Añade que actuó por temor a perder la vida y que no tuvo "influencia alguna" la supuesta ideología política del fallecido. En su opinión, ese "pánico" le "impidió optar por una huida".

Cuatro eximentes

Por eso, afirma que no cometió ningún delito y debe ser absuelto. Añade que en el caso de que el tribunal lo considerase autor de algún delito, se deberían aplicar las circunstancias eximentes de trastorno mental transitorio, miedo insuperable, legítima defensa e influencia del alcohol. No opinan lo mismo la Fiscalía, la acusación particular y la acción popular, a cargo de los abogados Juan Carlos Macarrón, por la familia; y David Arranz, por Vox; que piden 25 años de prisión por asesinato.

Los tres han mantenido siempre, como declararon los testigos ajenos a víctima y acusado, que Laínez fue atacado por la espalda y golpeado cuando ya estaba inconsciente en el suelo, donde sufrió graves traumatismos faciales y craneales que le causaron la muerte.

El fallecido no tenía ninguna lesión de defensa en su cuerpo y la navaja que mencionan Lanza y Pablo M. no fue vista por nadie más ni la Policía encontró arma alguna en el local. Los testigos presenciales indicaron en su día ante el juez que es cierto que Laínez salió tras el grupo hasta la primera puerta para decirles algo, pero acto seguido entró y cuando ya había recorrido la mitad del bar, Lanza entró de nuevo, lo golpeó por la espalda, lo derribó y siguió dándole en el suelo. El resto de su grupo lo esperó en la calle, hasta que salió del local.

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