Lanza, de antisistema a un tipo de apariencia común

El acusado por el crimen de Víctor Laínez llega al juicio con una imagen radicalmente distinta a la que lucía hasta ahora

Cambio radical. No es un programa de televisión, sino la transformación que ha sufrido Rodrigo Lanza, el joven que desde este lunes se sienta en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza acusado de la muerte hace un año de Víctor Laínez, en lo que se conoce como el crimen de los tirantes.

Hasta ahora, Lanza, nacido en Chile en 1984, ha presentado una imagen asociada a los movimientos antisistema, con rastas, piercings, tatuajes y vestimenta alternativa, con camisetas de grupos de rock, pañuelos palestinos o zapatillas de deporte o botas. De todo ello no queda ahora ni rastro. Según se puede apreciar en las primeras imágenes difundidas del acusado en el banquillo de la Audiencia, las rastras han dejado paso a un pelo corto y bien peinado, no queda rastro de los numerosos piercings de los labios o la dilatación que lucía en una oreja e incluso se le ha podido ver con gafas de pasta.

El cambio radical de aspecto del acusado afecta también a su vestuario, ahora bastante más clásico. Una camisa azul clara de manga larga perfectamente abotonada, pantalones de color beige y una chaqueta gris.  Cierto es que son muchos los encausados que a la hora de tener que sentarse en un banquillo –como lo hace Lanza esta semana– optan por ofrecer una imagen distinta que le pueda resultar favorable de cara a la sentencia, aunque es un recurso que muchos expertos y profesionales del Derecho consideran de dudosa eficacia, cuando no inútil.

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