reconversión

La voladura de la última caldera inicia la fase final del derribo de la central de Andorra

La demolición se llevará a cabo en 10 días y Endesa prevé acabar en primavera el desmontaje de la térmica sin haber generado empleo alternativo.

El edificio principal de la central térmica de Andorra, rodeado de escombros.
El edificio principal de la central térmica de Andorra, rodeado de escombros.
Endesa

La ejecución de los trabajos de desmantelamiento de la antigua central térmica de Andorra vivirá un nuevo hito en menos de dos semanas; antes de terminar 2023 Endesa tiene prevista la voladura controlada de la tercera caldera, la última gran infraestructura que queda todavía en pie entre el gran complejo de producción de energía procedente del carbón que la villa turolense mantuvo abierto hasta el mes de junio de 2020. Para entonces se decretó el cierre de la central y, tres años y medio después, la empresa da por concluido el 90% del proceso de derribo.

Queda una fase final de reutilización de materiales, redefinición del espacio y preparación del terreno donde se levantaba la térmica que finalizará, según los propios cálculos de la compañía, a lo largo del primer semestre del año 2024. Hasta la próxima primavera continuarán en la zona los alrededor de 140 trabajadores que llevan a cabo unas labores de desmantelamiento, que a lo largo de estos días están centrándose en la preparación de la explosión controlada de la tercera caldera, la última gran operación delicada de las que se han llevado a cabo ya, entre ellas la histórica, simbólica y sentida demolición de la chimenea de la central el pasado mes de febrero.

El proyecto entra en su fase final con reconocimiento internacional, el otorgado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28) que se está celebrando en Dubai en estas dos primeras semanas de diciembre, a punto ya de la clausura. La COP28 ha otorgado el Energy Transition Changemakers al proyecto de Transición Justa de Endesa en Andorra «como una de las iniciativas del sector privado más innovadoras» en este ámbito, señala la empresa en una nota en la que se hace mención a que el galardón, «en la categoría de energías renovables, integración de energías renovables y energía limpia, supone un reconocimiento internacional a este proyecto».

"Desde que ganamos el concurso –en referencia al Nudo Mudéjar–, venimos trabajando en la aplicación del plan de futuro de Andorra, un plan de acompañamiento socioeconómico construido de manera participativa durante casi tres años con más de 30 agentes locales, que busca creación de riqueza y oportunidades para el entorno para compensar la pérdida de actividad derivada del cierre de la central térmica que durante 40 años fue el motor de la economía de esta zona", dicen fuentes de Endesa. El recientemente presentado Plan Estratégico de la compañía para los próximos tres años eleva a 1.700 millones de euros la inversión que se llevará a cabo en la zona, 200 millones más de los previstos en un principio.

La compañía busca para ello inversores que la acompañen en el desembolso financiero necesario para la instalación de 2.000 megawatios de "nueva capacidad solar, eólica, baterías e hidrógeno" que incorporará a su mix energético desde el Bajo Aragón Histórico. Endesa pretende "incorporar socios que permitan mejorar el perfil riesgo-rentabilidad" de las inversiones en marcha.

Una excavadora trabaja en el desmantelamiento de la planta termoeléctrica de Endesa.
Una excavadora trabaja en el desmantelamiento de la planta termoeléctrica de Endesa.
Endesa

La empresa quiere recopilar hasta 2.800 millones de euros de fondos de inversión y firmas de capital que acompañarán a Endesa con una participación del 49% en los nuevos proyectos de generación de renovables de la eléctrica, tres de los cuales estarán en la Península Ibérica: Andorra, Galicia y Portugal.

Ocurre sin embargo que esas esperadas inversiones, las renovables y el plan de acompañamiento al cierre de la térmica andorrana, no terminan de despegar. Hace poco más de un año, en octubre del año pasado, el Ministerio de Transición Ecológica comunicaba a Endesa la adjudicación de este Nudo Mudéjar, en el que desde entonces se comprometen 3.500 puestos de trabajo entre las labores de construcción de las nuevas plantas de energía renovable y la propia explotación y mantenimiento de las instalaciones.

No crece el empleo

A ellos se habrán de añadir otros cientos de nuevos puestos de trabajo en actividades paralelas y complementarias, fundamentalmente relacionadas con la industria verde y el desarrollo medioambiental. Sin embargo, el desembarco es lento. Y, si se atiende a las cifras de empleo proporcionadas por el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), su efecto no es perceptible.

El Iaest cifra, con datos de cierre del mes pasado, en 2.328 la cifra de personas con empleo en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos. Son, casi exactamente, los mismos 2.329 afiliados que se registraban en mayo de 2020, justo en el momento en el que se paraban los motores de la térmica. En cuatro años el mercado laboral de la zona no ha vivido apenas cambios, salvo la estructura del empleo existente. Con la térmica en marcha, la comarca superaba los 700 empleos industriales, mientras que en la actualidad apenas sobrepasa los 500. Toma el testigo, tímidamente, el sector servicios, comercio y hostelería, al abrigo de las cuadrillas de construcción que todavía están desmontando la central; en seis meses, con los trabajos ya finalizados, tocará volver a hacer balance. Se sabe, seguro, que en Andorra-Sierra de Arcos viven en la actualidad 2.000 personas menos que en 2010, la mitad de los cuales los ha perdido su capital, la villa de Andorra, desde que cerró su térmica.

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