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Aurora Moreno: "La guerra entre Rusia y Ucrania también se libra en internet"

La periodista de Alcañiz acaba de cruzar la frontera de Polonía tras cubrir durante dos semanas el conflicto desde suelo ucraniano.

Aurora Moreno, delante de un centro de reclutamiento en Leópolis (Ucrania).
Aurora Moreno, delante de un centro de reclutamiento en Leópolis (Ucrania).
Heraldo.es

La periodista de Alcañiz Aurora Moreno ha cubierto durante dos semanas desde Ucrania la crisis con Rusia y la invasión. Acaba de cruzar la frontera con Polonia de regreso a España.

Después de pasar dos semanas en Ucrania cubriendo para Radio Nacional de España la invasión rusa, ¿se siente aliviada al cruzar este miércoles la frontera con Polonia?

Sí. Cuando he pasado a territorio comunitario me he sentido en un sitio más controlado. Pero, por otro lado, recuerdo a la gente que se ha quedado en Ucrania, sobre todo a la que está intentando salir. La estación de Leópolis -localidad cercana a la frontera polaca- por la noche estaba abarrotada de gente, sobre todo mujeres y niños que se quedan a dormir para esperar la oportunidad de coger algún tren a Polonia o la República Checa. Tienen que coger los trenes al abordaje, pero con niños y maletas es complicado. Se ven escenas muy dramáticas.

¿Cómo afrontan la espera?

Hace mucho frío y, como ha nevado, las temperaturas caen bajo cero al anochecer. Los niños pequeños, de tres o cuatro años, están con el anorak puesto y no sacan las manos de los bolsillos ni para comer. Las madres les dan la comida para que no tengan que sacarlas.

Llegó a Ucrania a mediados de febrero. ¿Le sorprendió que, finalmente, la guerra estallara?

En parte, sí. La primera semana de estancia en Ucrania nadie, ni siquiera cerca de la frontera con Bielorrusia, esperaba una invasión. Solo una persona, un militar de la defensa territorial, nos dijo que se avecinaba. La gente creía que Putin no se iba a atrever. Por si acaso, compraba armas y reservas de alimentos.

¿Les parecía inconcebible?

Es increíble que en el siglo XXI y en un país europeo haya una guerra como esta, que parece más propia de mediados del siglo XX. Es llamativo que Rusia eligiera para iniciar el bombardeo sobre Kiev, las cuatro de la mañana, la misma hora en la que los alemanes empezaron a bombardear la ciudad en la II Guerra Mundial el 7 de julio de 1941.

¿Podría ser una casualidad?

No, de ninguna manera, es una demostración del peculiar sentido del humor de Putin y responde a su fama de ser un líder al que gusta hacer guiños históricos.

¿Qué le ha impactado más como observadora del conflicto?

En los primeros minutos, lo que más me impactó fue ver como la gente que no creía que llegara la invasión y no había hecho acopio de alimentos se lanzaba de repente en tromba a las farmacias y los supermercados en busca de medicinas y comida. Se formaron colas de cientos de metros. Los que tenían coche se lanzaban a las carreteras colapsando todas las vías de salidas de Kiev. Las gasolineras tenían colas kilométricas y cuando llegabas al surtidor no quedaba gasolina. Kiev se convirtió en una jaula.

¿Cómo vivió el inicio del ataque a Kiev?

Primero las bombas caían en las afueras, pero luego también de forma indiscriminada en la ciudad. Podían caer en edificios o carreteras y provocaban víctimas civiles, porque hay objetivos civiles en esta guerra. Parece mentira que Rusía marque objetivos civiles, atacando edificios residenciales o incluso guarderías. Es una guerra que no respeta un minimo de humanidad.

Aurora Moreno explica que las bajas temperaturas empeoran las condiciones de los desplazados por la guerra.
Aurora Moreno explica que las bajas temperaturas empeoran las condiciones de los desplazados por la guerra.
Heraldo.es

¿Hay que prepararse para una oleada de refugiados como consecuencia de los combates?

Más de 600.000 ucranianos han cruzado las fronteras hacia Europa. A 20 kilómetros de la frontera ya se ve gente empujando carritos con niños y bebés porque se les ha estropeado el coche o se han quedado sin combustible.

¿El miedo se extiende entre la población?

El sentimiento más generalizado entre los civiles es el pánico. Pero los hombres dicen que no pueden tener miedo para coger un arma y alistarse voluntarios. Los centros de reclutamiento están llenos. Todos están dispuestos a coger un arma para pelear.

¿Cómo se ha organizado la defensa del país?

Están muy bien organizados. Cada pocos kilómetros y a la entrada y salida de todos los pueblos hay controles con barricadas altísimas para identificar a todos los ocupantes de los vehículos. Su intención es resistir. Les da igual que enfrente esté el ejército ruso, que es un gran ejército. Me ha impactado como la población se identifica con su país en esta situación de conflicto. No sé qué haríamos nosotros, pero ellos tienen una idea común, son un bloque, para defender su territorio. El que más y el que menos está dispuesto a plantar cara, a resistir. Tienen mucha capacidad de resistencia.

¿La situación les recuerda a la II Guerra Mundial, cuando Alemania invadió el país?

Sí, tiene toda la pinta. Son muy susceptibles por la presencia de rusos infiltrados, pero a los periodistas nos tratan muy bien porque desde el primer momento quieren que el mundo sepa lo que pasa en Ucrania.

¿Piden ayuda a Occidente?

Quieren que el mundo les ayude con dinero y armas. Las primeras 48 horas se sintieron muy solos, abandonados. Ahora se sienten más respaldados por Occidente, pero aún así reconocen que no pueden hacer frente a Rusia ellos solos. Pueden poner los muertos, pero necesitan armas.

¿Tienen miedo al ataque nuclear con que les amenaza Rusia?

Creo que, de momento, ni se lo plantean. Están en el primer escalón de la guerra, centrados en evacuar a las familias y resistir con armas muy básicas. Yo cuando escuché a Putin plantear esa posibilidad, me pregunté si estaba loco. Pero, si ocurre, será una catástrofe y no solo para Ucrania sino para toda Europa.

Aunque me dice que la prioridad es poner a los civiles a salvo, también cuenta que es muy difícil salir del país.

Los trenes no dan más de sí para ir a Chequia y Polonia y la gente sale como puede, en ocasiones andando. El que puede pagar un taxi lo paga, pero hay gente gente que se aprovecha de esta situación.

¿Cómo se aprovechan?

En Leópolis, donde recalan casi todos los refugiados, los precios de los hoteles se han triplicado. La gente no puede pagarlos y duerme donde puede. Es vergonzoso porque sacan provecho a costa de la desgracia de la gente. Con un salario medio en el país de 600 euros mensuales, piden 140 por una habitación. Nadie lo puede pagar. Pero también te encuentras a gente que te lleva gratis. Están presentes las dos casas de la humanidad. Pasar la frontera te puede costar 24 horas para un desplazamiento de 20 kilómetros, porque los coches no avanzan.

¿Y a usted cuánto tiempo le ha costado?

Pasamos con cierta rapidez porque somos periodistas y el conductor adelantaba por el carril contrario. Si no, todavía estaría en Leópolis.

¿Cómo la han tratado al entrar en Polonia?

Estoy en el primer pueblo de Polonia tras pasar la frontera con Ucrania, a 10 kilómetros del paso fronterizo, Ustrzyki Dolne. Nos ha ayudado a llegar un señor que es camionero y que conocimos a través de contactos y aceptó llevarnos. Luego hemos cruzado la frontera andando. Como está en edad de combatir, de 18 a 60 años, el conductor no puede salir de Ucrania. Nos han recibido en Polonia pensando que éramos refugiados porque llegábamos a pie con la maleta y la mochila a cuestas. Nos han llevado a un sitio con calefacción, donde nos han ofrecido agua y algo de comer, pero no hemos querido porque somos periodistas. De allí, unos autobuses llevan a la gente a sus destinos y, si no saben dónde ir, van a centros de refugiados que se han abierto por toda la frontera polaca.

¿Cómo es la huida de la población civil?

Los problemas de los refugiados te llegan y empatizas con ellos y más cuando has estado unas horas como un refugiado arrastrando las maletas por la carretera. Te das cuenta de que eso mismo lo hacen los ucranianos desde hace días. Yo me vuelvo a mi país, pero ellos van a la aventura, sin saber si en el país de llegada van a poder comer. Es una situación desesperada que he vivido durante unas horas, en las que, al menos, he intuido su desesperación.

Se dice que en una guerra la primera víctima es la verdad. ¿Cómo testigo presencial, ha detectado muchas fake news?

Por parte de Rusia la primera intoxicación fue, nada más comenzar la guerra, divulgar el mensaje de que el presidente ucraniano llamaba al ejército a rendirse. Era falso, pero muchos medios lo reflejaron. Era pura desinformación lanzada por Rusia, que ha llevado la delantera en este campo.

¿Cómo ha respondido Ucrania?

También ha espabilado y ha creado su propio grupo cibernético reclutando a informáticos y hackers voluntarios para hackear las páginas rusas, tanto del gobierno como de las agencias de información. También lanza sus propias desinformaciones sobre Rusia. Es la guerra que se está librando en internet.

¿Cómo distingue la realidad de las fake a la hora de informar?

Lo bueno de estar aquí es que das la información que ves, cuentas lo recogido de primera mano y, si es una información oficial sobre el conflicto, contrastándola con gabinetes de prensa oficiales.

Más información sobre la guerra Rusia-Ucrania.

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