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Boda en Monreal del Campo: "Estamos contentos por habernos casado, pero tristes por los que no han podido estar"

Naiara y Javier han mantenido la fecha de su enlace pese al estado de alarma, pero han tenido que celebrarlo solo con dos testigos. El convite lo dejan para el año que viene por estas fechas.

Boda celebrada en Monreal del Campo con mascarillas.
Heraldo.es

Naiara Ruiz y Javier Giménez ya son marido y mujer. Para estos dos jóvenes turolenses su boda este sábado no ha sido la que planeaban cuando en Navidades les dieron las invitaciones a la familia y los amigos, pero han conseguido mantener la fecha adaptándose a las restricciones del estado de alarma provocado por la pandemia del coronavirus. Al Ayuntamiento de Monreal del Campo han acudido con sus trajes de novios, pero con complementos que no esperaban como mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico y el permiso bajo el brazo para justificar su desplazamiento desde Santa Eulalia del Campo donde viven. Y, sobre todo, lo que nunca pensaron cuando elegían restaurante hace un año es que tendría que vivir este momento solos, en lugar de con los 200 invitados que tenían confirmados.

"Solo ha estado la concejal que nos casaba, nosotros y mis suegros que eran los testigos", ha explicado Naiara, ya desde su casa. Y todos ellos guardando las distancias de seguridad, salvo la pareja de novios, que viven juntos. Ni besos ni abrazos. Y otra parte de la familia al otro lado del móvil. "Hemos hecho videollamada con los más cercanos durante la ceremonia. Cuando he llegado les he llamado y he dejado el móvil para que lo vieran en directo para tenerlos cerca, aunque estén lejos. Mis abuelos están en Teruel y mis hermanas en varios pueblos de Castellón", ha explicado la recién casada, que llevaba una mascarilla a juego con el vestido, que le confeccionó por sorpresa su modista. 

Control por el desplazamiento

El novio ha tenido que identificarse en un control en la carretera a la salida de su municipio para recorrer los 20 minutos que lo separaban del lugar del enlace. "Me han pedido el DNI y que abriera el maletero. Todo con mucho respeto. Ellos estaban cumpliendo su trabajo", ha asegurado Javier, que entiende las limitaciones de una situación tan excepcional. Mientras estaba parado, llegaba en dirección contraria su padre, que vive en Teruel, para recoger a la novia en su casa. Entiende las medidas de seguridad porque en la actual crisis sanitaria "no podemos ahora así como así salir otra vez todos. No podemos dar pasos atrás". 

"Hay gente que haya podido pensar que es una irresponsabilidad casarse ahora, pero si cumples las restricciones todo va bien. Hay que ser cívico", añade. "En estos momentos más oscuros lo que más brilla es el amor. Nuestro amor ha tumbado todo. Nos hemos comportado todos de forma muy responsable. No ha habido ningún familiar o amigo que haya acudido". La pareja ya había tenido que cancelar la ceremonia en otras dos ocasiones por motivos personales." Para celebrarlo siempre hay tiempo, pero los papeles en un año caducan y son entre tres y seis meses de trámite. Quién me dice que de aquí a un año no pasa otra cosa", plantea Naiara, que tenía muy clara su decisión de casarse este sábado.

Los invitados, vestidos de gala desde casa

Los amigos y familiares ya les habían despertado por la mañana con mensajes y vídeos brindando por la pareja. "Se habían vestido como si fueran a la boda de verdad", dice Naiara, emocionada. La sensación para ambos es "agridulce" porque aseguran estar "contentos por habernos casado pero tristes por los que no han podido estar". 

La celebración tienen pensado hacerla por estas fechas el año que viene. El restaurante, que reservaron en octubre del año pasado, les guarda la fecha para 2021. "En mayo del año que viene seremos más, mejor, y con más ganas", aseguran. 

Naiara y Javier, tras su boda en Monreal del Campo.
Heraldo.es

Y el año que viene volverán a pensar en el viaje de novios, que comenzaron mirando en el Caribe y a medida que avanzaba la pandemia fueron cambiado y lo último que pensaron fue viajar a Andalucía. "No lo he visto nunca y cambiamos de clima", explica Naiara, pero ya para el año que viene. 

La celebración en esta tarde de sábado sigue en modo confinamiento, en casa, ellos dos solos y con invitados virtuales. "Todo ha salido bien. Estamos en casa relajados, la celebración para el año que viene, que ya tocará con la familia abrazos y besos", dice entre la resignación y la esperanza Javier. "Esta sensación agridulce con el tiempo cada vez se va haciendo más dulce. Ya solo habrá diversión", desea.

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