Huesca, la ciudad que crece pensada en verde

La capital ha sufrido unagran transformación.  En diez años estrenó una estación intermodal, el Parque Tecnológico Walqa, el AVE, la variante ferroviaria, el aeropuerto, Plhus... y superó los 50.000 habitantes.

Vista del parque Universidad y barrio del Perpetuo Socorro desde la catedral de Huesca.
Vista del parque Universidad y barrio del Perpetuo Socorro desde la catedral de Huesca.
Javier Blasco/HERALDO

"Ahí afuera, en las calles, lo que encontramos es una vida colectiva que solo puede ser observada en el instante preciso en que emerge, puesto que está destinada a disolverse de inmediato". Lo dice el antropólogo Manuel Delgado y puede que sea una de las explicaciones a la atracción que la mayoría de las personas sienten ante una fotografía antigua, especialmente si es del lugar donde creció. Las redes sociales son prolijas en la exhibición de estas imágenes en blanco y negro que despiertan la nostalgia y suelen reafirmar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero todo es cuestión de perspectiva. Los oscenses que en 1920 caminaban por el Coso o aquellos que en los setenta del pasado siglo esperaban en el paso de peatones de los Porchesb

En 1970, Huesca tenía 33.185 habitantes, que aumentaron hasta 44.372 en 1980. En esa década prodigiosa, en la que la ciudad vivió su particular ‘movida’, ya se habían construido los grandes bloques de la avenida de los Pirineos y empezaban a edificarse los de Los Olivos y el Polígono 25. Hacían falta viviendas para la población que llegaba a trabajar en la industria, asentada en la capital con cierto retraso respecto a emplazamientos cercanos. En la zona de Torre Mendoza, la cooperativa Largo Caballero levantó 700 pisos de protección oficial.

Naves del antiguo matadero de Huesca, hoy Centro Cultural Manuel Benito Moliner.
Naves del antiguo matadero de Huesca, hoy Centro Cultural Manuel Benito Moliner.
Rafael Gobantes

En esos años aún convivían los usos agrícolas con la incipiente industria y emergió una clase social compuesta por gente joven que vino de fuera a trabajar en las fábricas. "La ciudad empezó a crecer no solo física sino también mentalmente", dice Miguel Ángel Campo, arquitecto y urbanista.

Ese crecimiento conllevó una eclosión cultural que se mantiene. El casco urbano se desarrollaba, como los adolescentes, sin mucho orden, a pesar del Plan Urbanístico de 1980. "Se iban haciendo como cachitos de ciudad", señala Campo. A principios de los 90 se vio que las directrices trazadas solo diez años antes no eran válidas para responder a las necesidades de los 50.085 ciudadanos del censo municipal en 1991, que luego volvió a caer por debajo de los 50.000.

La arquitecta Elena Lacilla explica en sus tesis doctoral ‘Tres etapas-Tres expansiones. El desarrollo urbano de Huesca 1958-2003’ que las líneas de actuación recogidas en el Avance de 1994 reflejan ya un cambio de mentalidad. Esta se asienta en la nueva sensibilidad al respeto de la ciudad y su territorio. Se demandan equipamientos colectivos para cultura, ocio y deporte; se busca el reequilibrio social para eludir, en lo posible, la segregación por zonas o barrios así como la convivencia de usos para evitar ciudades dormitorio.

"Esos criterios se tradujeron en Huesca en la definitiva solución de temas como el parque del Isuela, la rehabilitación del casco histórico, la nueva estructuración viaria y la reurbanización y mejora del centro urbano y su malla comercia", señala Elena Lacilla. Según resalta en su tesis, aquel documento urbanístico se caracterizó por la participación ciudadana, la recuperación y regeneración del espacio urbano y el interés en coser la periferia para embellecer la fachada de la ciudad.

Manifestación por la descentralización de la universidad en Huesca en marzo de 1994.
Manifestación por la descentralización de la universidad en Huesca en marzo de 1994.
Javier Blasco/HERALDO

A principios de los 90 del siglo XX, la ciudad también se unió para reclamar su identidad universitaria, cuyo origen se remonta a 1354. Las reformas administrativas y educativas de mediados del siglo XIX la hicieron desaparecer en 1845 y los estudios superiores de Huesca pasaron a depender la Universidad de Zaragoza. Los oscenses pidieron y piden más titulaciones para la capital. El 28 de octubre de 1994 más de 10.000 personas se concentraron en la plaza de Santo Domingo para participar en la manifestación en pro del campus de Huesca. Reclamaban la descentralización. 

Hoy, con alrededor de 3.000 estudiantes, la universidad ofrece los grados de Ciencias Ambientales, Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Nutrición Humana y Dietética, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, , Odontología, Medicina (dos cursos), Maestro en Educación Primaria, Maestro en Educación Infantil, Administración y Dirección de Empresas (Se puede cursar como doble titulación hispano-francesa), Gestión y Administración Pública (Con modalidades presencial y a distancia) , Gestión y Administración Pública y Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (Univ. Aosta) y Enfermería. Además, másteres y títulos propios. La gran apuesta para el siglo XXI es especialización en Ciberseguridad.

Vista de Huesca hacia el este.
Vista de Huesca hacia el este.
Javier Navarro

En esa década, se puso en servicio la variante oeste (1993), se inauguró el Palacio de los Deportes (1994) y se activó el plan de recuperación de la ciudad antigua (ARI) así como el del uso del patrimonio arquitectónico. En ese momento se sentaron las bases para el desarrollo de la Huesca del siglo XXI. "El modelo del plan no centraba su atención en el crecimiento banal del proceso urbanizador sino en una idea global de ciudad en la que los elementos estructurantes quedasen bien fijados para poder obrar en consecuencia, independientemente de la escala que se desarrollase", afirma Lacilla en su estudio

La evolución urbana de la capital oscense obedece, en primer lugar, a su orografía y topografía. La colina de la ciudad histórica está limitada al norte por la muralla medieval y el río Isuela. "Es por ello que su expansión empezó hacia el sur y el este, donde está el llano», explica la arquitecta. Después continuó por el oeste, dibujando sobre el plano calles que asemejan radios que parten del centro primigenio. Huesca es la expresión de "un urbanismo coherente y medido, sin alardes arquitectónicos y con una densidad óptima, que caracteriza a las ciudades españolas de tamaño medio"», afirma Elena Lacilla. Los especialistas coinciden en que el artífice de ello es Jesús Tejada, arquitecto jefe del Ayuntamiento más de 30 años.

Nave de la fábrica HUMSA en Huesca en marzo del año 2000.
Nave de la fábrica HUMSA en Huesca en marzo del año 2000.
Rafael Gobantes

Del metal a la construcción

La nueva década trajo consigo el declive industrial de la ciudad. Albajar, Sanyo-Eurotron, Humsa, Osca-Pablo o Durometal cerraron. Antes lo habían hecho empresas agroalimentarias como Central Lechera Osca y Granjas Porta. Esta crisis conllevó la pérdida de habitantes hasta los 45.874 con lo que se entró en el nuevo siglo. El director general de Ceos-Cepyme Huesca, Salvador Cored, apunta que tras aquella racha, la capital de la provincia quedó terciarizada, dedicada a la administración y los servicios.

El hueco que dejó libre el metal fue ocupado por la construcción y por un ilusionante proyecto, el parque Tecnológico Walqa, inaugurado en 2002 como sede de las empresas que trabajan con el conocimiento y la información. "Estas y las del sector cultural crean valor añadido en la ciudad", apostilla Cored. En la década del 2000 el AVE llegó a la Estación Intermodal, cerró la empresa Mildred y Huesca fue agraciada con un aeropuerto que espera tiempos mejores.

Huesca se distingue por ser una ciudad entre jardines, como acreditan sus 125 hectáreas ajardinadas y más de 180 zonas verdes inventariadas y repartidas por todos los barrios de la ciudad, con un total de 18.669 árboles. Los últimos datos muestran una densidad de zona verde del 18% respecto del área urbana. Ubicado en pleno centro y considerado el pulmón verde de la ciudad de Huesca está el parque Miguel Servet, construido a principios del siglo XX  sobre los antiguos jardines de la Casa Lastanosa. Cuenta con 112 especies arbóreas y arbustivas. 

La peatonalización

En enero de 2022 Huesca tenía 53.771 habitantes, ya que fue a partir de 2007 cuando logró mantener los 50.000. Esta cifra supuso pasar de 21 a 25 concejales en 2011 y conllevó la obligación de contar con un servicio de transporte urbano, del cual se carecía. Se puso en marcha en septiembre de 2013, coincidiendo con la peatonalización del centro de la ciudad, una decisión no exenta de rechazo ciudadano y de polémicas municipales que comportó eliminar el tráfico de un tramo del Coso y de los Porches así como restringirlo en el casco antiguo para que el peatón ganase espacio. Fue una auténtica revolución, con opiniones a favor y en contra, cámaras para el control de la circulación y más zona azul.

El Coso Alto tras su peatonalización
El Coso Alto tras su peatonalización
Rafael Gobantes

Además de 2013, hay muchas fechas marcadas en la historia reciente de Huesca, como el cierre del cuartel Sancho Ramírez en 2016 y su posterior reapertura para ser sede del Cuartel General Castillejos. Unos años antes, en 2011, los oscenses asistieron a un hecho largamente reivindicado, el derribo de las harineras ubicadas en el centro urbano. Las dos fábricas se instalaron cuando solo había campos, pero la ciudad creció. Su traslado costaba 30 millones de euros que se conseguirían con las plusvalías de las 1.300 viviendas proyectadas aquí. Quedan unos flecos para empezar las obras de urbanización.

Mientras, la ciudad continúa su expansión. Sus vecinos celebraron y sufrieron las alegrías y desgracias propias y ajenas, como los atentados de Atocha en 2004, que sacaron a la calle a 40.000 personas una tarde de lluvia, la explosión en Harinas Porta en 2005, que causó la muerte de cinco personas; la finalización del embalse de Montearagón (aún sin completar su llenado; las marchas solidarias de Aspace, el ascenso a Primera del Huesca, la pandemia, la guerra en Ucrania... Siempre esperando que llegue un nuevo 10 de agosto…

Naves de fábrica de Albajar, donde hoy hay más de 600 viviendas.
Naves de fábrica de Albajar, donde hoy hay más de 600 viviendas.
Rafael Gobantes

El caso de Albajar

La fábrica dejó paso a las viviendas. Industrias Albajar SA, IASA (arriba, en 2001), era un factoría emblemática de Huesca. Fabricaba maquinaria agrícola y a principios de los 90 su producción se resintió debido al descenso de la actividad agraria. El Gobierno de Aragón le compró los terrenos cercanos por más de 4 millones de euros, pero la operación no evitó que 120 trabajadores quedaran en la calle en 1993. Siete años después se derribaron las naves, situadas junto a la avenida del Doctor Artero y el suelo se destinó a la construcción de 630 viviendas de protección oficial. Hasta la Federación de Barrios Osca XXI constituyó una cooperativa para edificar aquí. Los pisos empezaron a entregarse en 2004. En el polígono se ubicó parque y el nuevo cuartel de la Policía Local (abajo, este año). La ciudad creció hacia el noroeste.

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