El crimen de Naiara llega a juicio: 5 horas de torturas a una niña por no saberse la lección con un fatal desenlace

Iván Pardo, autor confeso del atroz asesinato de su sobrina de 8 años en Sabiñánigo, podría ser el primer condenado en Aragón a prisión permanente. Compartirá banquillo con su madre y su hermano.

Imagen de Iván Pardo en su última declaración en el juzgado de Jaca
Imagen de Iván Pardo en su última declaración en el juzgado de Jaca
Laura Zamboraín

ACTUALIZACIÓNEl asesino de la niña Naiara, primer condenado en Aragón a prisión permanente revisable

La autoría del crimen no está en discusión. Iván Pardo, vigilante jurado de 37 años de Sabiñánigo, confesó haber matado a Naiara Briones, la hijastra de su hermano de 8 años, tras someterla durante casi dos semanas a burlas, castigos y golpes por no saberse la lección para finalmente concentrar su cólera en cinco horas finales de torturas. ¿Un asesinato con alevosía, ensañamiento y vulnerabilidad de la víctima como solicita la acusación o un arrebato causado por una ira irrefrenable como alega su defensa?

Si el jurado atiende la petición fiscal, Pardo podría ser el primer condenado a prisión permanente en Aragón y seguir los pasos de los asesinos de Diana de Quert o el pequeño Gabriel. La misma pena se pide para Igor el Ruso, que será juzgado más tarde por el triple crimen de Andorra.

A partir de este martes, y hasta el día 23, un jurado popular asistirá en la Audiencia Provincial de Huesca a la reconstrucción de uno de los crímenes más crueles que se recuerdan, por los medios utilizados y por la indefensión de la víctima. Han pasado tres años y la vista ha sufrido ya dos aplazamientos. En el banquillo lo acompañarán su madre, Nieves Pena, y su hermano y padrastro de Naiara, Carlos Pardo, acusados de participar en los malos tratos físicos y psíquicos en los días previos o de ser cómplices.

La tesis del arrebato se tambalea leyendo los atestados policiales y las declaraciones de los testigos que narran el tormento de la niña desde su llegada a la casa de la calle Yebra de Basa de Sabiñánigo el 24 de junio del 2017, donde vivían Iván Pardo, la madre de este y dos sobrinas de 14 y 12 años. La llevó su padrastro al acabar el curso para incentivar su interés por el estudio, mientras la madre, Mariela Benítez, trabajaba en Bielsa y él se quedaba en el piso familiar con sus hijas biológicas, de 2 y 5 años.

Hasta la abogada de Pardo, María Gabasa, admite que los hechos objetivos no están en discusión. Lo cierto es que en los 12 días previos a la muerte de la niña, Iván y también Nieves, según el fiscal, la obligaron a arrodillarse sobre grava u ortigas, la golpearon con el puño cerrado y la sometieron a burlas y vejaciones, "como castigo por conductas infantiles propias de su edad", inflingiéndole un dolor "inhumano y desproporcionado". La imagen de la niña con orejas de burro se grabó en vídeo y difundió por whastsapp a familiares y amigos.

56 lesiones externas

La noche del 5 al 6 de julio la obligaron a estudiar toda la noche con el pretexto de que no se sabía la lección. Por la mañana, entre las 8.30 y la 13.30, se desarrolló un tormento "salvaje, despiadado e inmisericorde": el acusado la ató con grilletes, le puso un calcetín en la boca sujeto con un cinturón, le golpeó en la cabeza con puños y botas con puntera de acero, le efectuó descargas con una raqueta electrizada, la golpeó con la hebilla del cinturón en las plantas de los pies, la agarró del pelo y la levantó desde el suelo para estamparla contra él y finalmente le golpeó la cabeza contra una mesa. Estuvo inconsciente más de dos horas hasta el aviso a los servicios médicos.

La excusa inicial de una caída por las escaleras no se sostuvo a tenor de las heridas, hematomas, quemaduras y traumatismos. Hasta 56 lesiones externas. Los médicos del hospital Miguel Servet, que horas después certificaron la muerte, enseguida vieron evidentes signos de violencia.

El juicio se prolongará una semana. El primer día se ha reservado para la selección del jurado. De los 30 preseleccionados para 9 puestos, algunos ya han sido descartados por distintos motivos. Dos justificaron que conocían el caso por los medios y su posición estaba predeterminada.

El día 16 declararán los tres acusados y en los siguientes los 29 testigos citados, empezando por las dos sobrinas de Iván Pardo, entonces de 14 y 12 años, que presenciaron los hechos. Según la acusación, su tío las obligó a participar, proporcionándole el calcetín, el cinturón o la raqueta, "y amoniaco para evitar que entrara en un estado de inconsciencia". La pequeña intentó frenarlo sin éxito y él las obligó a borrar las evidencias. Fueron ellas las que al final llamaron al servicio de emergencia.

La lista incluye también a vecinos, un profesor de Naiara y el director del colegio, una trabajadora social y nueve guardias civiles. También los padres biológicos: Mariela Benítez y Manuel Briones. Este lo hará por videoconferencia desde Chile.

Los últimos días se han reservado para los más de 30 peritos: trabajadores del 061, los primeros en atender a la niña, pediatras del hospital Miguel Servet, forenses o especialistas de Biología y Tecnología de la Guardia Civil que hicieron los informes de ADN y revisaron los teléfonos de los acusados y las niñas.

Los cuatro abogados

Además del fiscal, habrá dos abogados de la defensa y dos de la acusación particular. El del padrastro y la abuelastra, José Luis Vivas, pide su libre absolución alegando que él no estaba nunca en la casa y ella trabajaba todo el día. "De la visión de una fotografía de la niña con orejas de burro no se puede deducir un maltrato habitual", dice. En su opinión, la sobrina mayor fue la verdadera instigadora del tormento a su prima, "le calentó los cascos a Iván y grabó con el teléfono". De hecho, tiene pendiente un proceso ante el Juzgado de Menores de Huesca para valorar su posible implicación en un presunto delito continuado de violencia en el entorno familiar. La otra menor, de 12 años, intentó frenarlo, según el letrado, e incluso se llevó varios golpes.

La defensa de Iván Pardo justifica que "se le fue la mano". "No hablamos de cuestiones morales sino jurídicas", manifiesta María Gabasa al apoyar un delito de lesiones con resultado de homicidio. Esta semana ha hablado dos veces con él en la cárcel de Zuera, adonde se le trasladó desde Daroca. Está arrepentido y es consciente "de lo que le espera", dice.

Para las acusaciones particulares el relato de las torturas desmiente la tesis de la defensa. Los atestados policiales "no dejan un cabo suelto", asegura Luis Marín, abogado de la madre de Naiara. "Las pruebas periciales confirman el relato de las primas. El jurado escuchará que la mató y cómo lo hizo. La torturó durante horas y estuvo viéndola agonizar", señala.

Para el representante del padre biológico, Marcos García Montes, existe una complicidad por parte de los otros adultos de la familia, como demuestran los mensajes telefónicos que se intercambiaron en días previos. "Sabían lo que se podía desencadenar con esos precedentes", afirma.

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