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La defensa de Iván Pardo niega que quisiera matar a Naiara sino que fue un "arrebato"

Rechaza el cargo de asesinato y pide, en cambio, un delito de lesiones y otro de homicidio imprudente en concurso ideal. Argumenta que el carácter "rebelde" de la niña de 8 años le despertó "una ira incontrolable".

Iván Pardo, en una reciente comparecencia en el juzgado
Iván Pardo, en su última comparecencia en los juzgados de Jaca.
Laura Zamboraín

La defensa de Iván Pardo niega que quisiera matar a su sobrina de 8 años Naiara, a la que presuntamente torturó en su domicilio familiar de Sabiñánigo como castigo por no saberse la lección causándole lesiones tan graves que acabaron con su vida el 6 de julio de 2017. El acusado se enfrenta a la prisión permanente revisable, como han solicitado la Fiscalía y las acusaciones particulares ejercidas por la madre y el padre biológicos.

La defensa presentó este lunes su calificación provisional en la que niega el delito de asesinato solicitado de forma unánime por las acusaciones y, en su lugar, considera que los hechos son constitutivos de dos delitos, uno de lesiones dolosas y otro de homicidio imprudente, en un concurso ideal. Según fuentes jurídicas, en ese caso se aplicaría, en su mitad superior, la condena prevista para el delito más grave, que sería el de lesiones ya que está castigado con una pena de 2 a 5 años de cárcel, mientras que para el homicidio por imprudencia es de 1 a 4 años. Así, la mitad superior se correspondería con una pena de 3 años y medio a 5 de prisión.

Ahora ya solo quedan por presentar los escritos de calificación de la defensa del padrastro y de la abuelastra, que también están imputados por malos tratos a la niña. El juicio, previsiblemente, será en la primavera de 2020.

La defensa de Iván Pardo sostiene que el resultado final de la muerte de Naiara no fue buscado "ni siquiera ideado ni imaginado" por Iván Pardo ya que no pretendía matar a su sobrina, negando con ello la acusación de asesinato. Y, en cambio, atribuye su actuación a un "arrebato".

En este sentido, explica que, además de otras dos sobrinas, convivía en el domicilio familiar con otra menor, Naiara, de la que también se sentía responsable, y asegura que la víctima tenía un carácter "rebelde" que hizo que se despertara en él "una ira incontrolable y un estado de arrebato y obcecación insuperables".

Una línea que choca frontalmente con las calificaciones provisionales de la Fiscalía y de las acusaciones particulares. El Ministerio Público detalla en su escrito el "inmenso sufrimiento" del que fue víctima Naiara y que acabó causándole la muerte. Así, afirma que Iván Pardo la sometió a todo tipo de violencia, con "patadas, golpes, agresiones y torturas", sabiendo que estos actos conducían a su muerte. Y es que "de forma salvaje, despiadada e inmisericorde", forzó a Naiara a permanecer de rodillas sobre piedras de grava, la ató de pies y manos con grilletes y una cuerda, y le puso un calcetín en la boca sujetándoselo con un cinturón para impedirle que pidiera auxilio.

Aprovechando su desamparo, le golpeó en la cabeza con puños y con las botas con puntera de acero y le efectuó descargas por todo el cuerpo con una raqueta eléctrica. También le pegó con la hebilla del cinturón en las plantas de los pies y la agarró del pelo, la levantó y la estampó contra el suelo. El tormento siguió golpeándole la cabeza contra una mesa.

Todo ello, le causó "múltiples e insalvables, heridas, hematomas, quemaduras y traumatismos", que finalmente la dejaron inconsciente durante más de dos horas y sin que Iván Pardo pidiera ayuda, hasta que la niña sufrió una parada cardio-respiratoria. Sobre las 15.45, fue atendida por los servicios sanitarios, que decidieron trasladarla al hospital infantil Miguel Servet de Zaragoza, donde entró a las 18.45 y se certificó su muerte a las 19.45.

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