Zaragoza, retaguardia de la guerra de Marruecos: “Llegaban convoyes con decenas de soldados heridos”

El desastre de Annual en el que murieron más de 10.000 soldados españoles, cientos de ellos aragoneses, supuso el comienzo de una guerra en el norte de África que duraría 4 años.

En el desastre de Annual murieron más de 10.000 soldados españoles, cientos de ellos aragoneses.
En el desastre de Annual murieron más de 10.000 soldados españoles, cientos de ellos aragoneses.
K. U.

Fueron, seguro, cuatro años de incertidumbre, miedo, angustia y dolor para cientos de familias aragonesas. Todas las que tenían algún hijo, hermano, sobrino o nieto luchando en el norte de África.  Hasta allí fueron destinados un gran número de jóvenes aragoneses, de todas las partes de nuestro territorio, para consolidar unas plazas en la franja norte de Marruecos, perdidas en el verano de 1921 en el denominado ‘desastre de Annual’, en el que murieron más de 10.000 soldados españoles, también aragoneses.

Para conocer las causas de este trágico episodio hay que remontarse unos años antes. Tras la pérdida de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1889, España mantenía únicamente unas mínimas posiciones coloniales en el norte de África que había adquirido en 1912 y que convertían la franja norte de Marruecos en Protectorado Español. 

Sin embargo, las tribus de la zona se rebelan contra las tropas españolas que, a pesar de sus esfuerzos y debido a errores tácticos, no logran estabilizar el territorio y sufren numerosas derrotas. La más importante fue la de Annual, que supuso el punto de partida de una guerra en el norte de África que duraría hasta 1925, con el objetivo de recuperar las posiciones perdidas. Hazaña que culminó con el desembarco en Alhucemas.

Página de Heraldo de Aragón en la que se da cuenta del desastre de Annual con parte del texto eliminado por la censura.
Página de Heraldo de Aragón en la que se da cuenta del desastre de Annual con parte del texto eliminado por la censura.
Archivo Heraldo de Aragón

Las bajas son desde luego muy sensibles y numerosas si bien no pueden precisarse ahora de una manera concreta. Se confirma el suicidio del general Silvestre”, podía leerse en las páginas de HERALDO tres días después del desastre. Y es que la información de lo que estaba pasando en Marruecos llegaba a cuenta gotas y se estableció la censura por lo que la población no llegó a conocer realmente la magnitud y los detalles de la derrota. De hecho, algunas de las páginas de este periódico salían fragmentadas a causa de la eliminación de cierta parte de la información.

Sí que salían a la luz los nombres de algunos de los jóvenes aragoneses que perdieron allí la vida como la de Luis Cistué, que se presentó voluntario para ir a África y murió por la herida de bala el 23 de julio de 1921 en Sidi Dris. Un amigo le recordaba en las páginas de este diario.

Recorte de una página de Heraldo de 1921 en la que se recuerda a uno de los aragoneses muertos en Annual.
Recorte de una página de Heraldo de 1921 en la que se recuerda a uno de los aragoneses muertos en Annual.
Archivo Heraldo de Aragón

Las cartas de los soldados a mamá

Durante esos meses HERALDO envió a su periodista Marcial Buj a la zona para cubrir de primera mano los hechos, y estableció una oficina de campaña para facilitar la comunicación entre los soldados y sus familiares, que se veía reflejada en las páginas del periódico junto con información diaria. Las cartas enviadas por los soldados se transmitían vía telefónica a sus familias y significaron el consuelo de muchos hogares aragoneses que no tenían otra manera de saber si sus vástagos estaban vivos o muertos.

Las cartas enviadas por los soldados se transmitían vía telefónica a sus familias y significaron el consuelo de muchos hogares aragoneses.

Así, en escuetos mensajes se transmitía el estado de salud del soldado en cuestión, si estaba herido o desaparecido, dónde se encontraba y si su familia le enviaba algún tipo de mensaje. Al soldado Justo Ruiz, de Épila, sus padres le pedían que escribiese a casa, mientras que se informaba de que su compañero, el sargento Salvador Benito, no escribía porque tenía una leve lesión en un brazo tras caerse de un mulo. Mensajes algo tranquilizadores para quienes aguardaban en casa. Otros, sin embargo, causaban aún si cabe más inquietud, como el que recibió la familia del zaragozano Eusebio Mamés con “situación desconocida”, en el que se informaba que la última referencia suya lo ubicaba en Annual, lugar de la tragedia.

Extracto de una página de Heraldo con la sección 'Estafeta del soldado' que recoge la comunicación entre los jóvenes en la guerra de Marruecos y sus familias.
Extracto de una página de Heraldo con la sección 'Estafeta del soldado' que recoge la comunicación entre los jóvenes en la guerra de Marruecos y sus familias.
Archivo Heraldo de Aragón

Zaragoza, ciudad de acogida

Los años que siguieron al desastre, se siguieron movilizando tropas de todas las partes de España. Se calcula que llegaron a Marruecos entre 80 y 100.000 soldados españoles, muchos de ellos, aragoneses. La ciudad entera se volcó con los que partían y les despedían en la estación del Norte con grandes honores y regalos. 

Pronto, las bajas y los heridos en la guerra fueron tan numerosos que la infraestructura sanitaria del país se tuvo que ampliar para poder atenderlos. Los centros hospitalarios militares del sur de España se hicieron insuficientes y se comenzó a repartir a los numerosos heridos por todas las grandes ciudades de España. “Zaragoza va a actuar entonces como retaguardia de la guerra al recibir a cientos de heridos y enfermos provenientes de Marruecos en una escala mayor a lo que ahora estamos viendo con los soldados ucranianos que llegan al Hospital Militar”, explica Javier Martínez Antonio, profesor de Historia de la Medicina de la Universidad de Zaragoza. Pero es cierto que “este episodio me recuerda lo que se está haciendo ahora con Ucrania porque en Zaragoza ya se han atendido a alrededor de 60 soldados de ese país”, asevera.

"Me recuerda lo que se está haciendo ahora con Ucrania porque ya se han atendido a alrededor de 60 soldados".

“Desde 1923 a 1925 llegan a Zaragoza varios convoyes, algunos de ellos hasta con 150 heridos, que se trasladan para ser atendidos al antiguo hospital militar de la ciudad, situado junto a la iglesia de Santiago y al pequeño hospital que la Cruz Roja tenía en Hernán Cortés, mientras se construía su nuevo centro, junto a la plaza de los Sitios”, señala Martínez Antonio. 

Cirugías ortopédicas de fama nacional

En total, más de 300 soldados heridos y enfermos llegaron a la capital aragonesa durante esos años. “La mayoría eran enfermos de Malaria y Paludismo y el resto eran heridos por arma de fuego”, afirma. Muchos de ellos requerían cirugía ortopédica al haber perdido algún miembro a causa de las heridas. 

“Zaragoza se convirtió entonces en centro de referencia nacional en este tipo de operaciones y hasta aquí se derivaban a pacientes de toda España gracias al doctor Ricardo Lozano”, continua el profesor. El doctor Lozano es quien realiza estas intervenciones y tal fue su reconocimiento que viajó hasta Madrid para entrevistarse con la reina Victoria Eugenia y darle cuenta de su trabajo.

En esos años, los zaragozanos se movilizaron y hubo una gran ola de solidaridad con los soldados heridos. “Las donaciones de dinero y ropa eran numerosas y la respuesta social se mantuvo en el tiempo durante toda la guerra”, añade. No solo con los soldados convalecientes, por toda España se recogían aguinaldos que se enviaban en Navidad a los que seguían luchando en Marruecos.

En 1923 vuelve a Zaragoza el Batallón de Aragón que estaba en Marruecos y en 1925 se produce el desembarco de Alhucemas que propicia la victoria española.

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