El Gobierno de Aragón pide fondos por el tratamiento a militares ucranianos

El consejero Bancalero reclama a la ministra Mónica García apoyo económico para sufragar los costes derivados de la atención médica que reciben en Zaragoza los militares ucranianos heridos en la guerra.

Los militares ucranianos atendidos en el Hospital Militar han estrenado una planta para 30 afectados y ahora hay 23.
Militares ucranianos atendidos en el Hospital Militar
Guillermo Mestre

El consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, José Luis Bancalero, ha reclamado este jueves a la nueva ministra del ramo, Mónica García, apoyo económico para sufragar los costes derivados de la atención médica que reciben en Zaragoza los militares ucranianos heridos en la guerra. El representante aragonés trasladó la satisfacción y orgullo de la Comunidad al prestar este servicio, pero recordó al Gobierno la necesidad de contar con fondos para hacer frente a los gastos, cada vez más elevados, en especial por las prótesis.

El Hospital Militar de Zaragoza comenzó a tratar a heridos del frente ucraniano en abril de 2022, apenas unos meses después del inicio de la invasión rusa. Desde entonces, el centro ha atendido a 83 personas, y en torno a la mitad han requerido de una prótesis, tras haber sufrido la amputación de alguno de sus miembros.

El Hospital ha habilitado una planta específica para esta labor con capacidad para 30 personas, y en la actualidad hay una veintena de soldados ingresados. Bancalero señaló que esta responsabilidad no es solo autonómica, sino nacional e internacional.  

Después de atender a decenas de militares ucranianos heridos en la guerra contra Rusia desde mayo de 2022, en el Hospital Militar se acumula práctica que ha permitido publicar una guía para establecer los parámetros de la rehabilitación, que han creado la médico rehabilitadora Marta Garín y la fisioterapeuta Elsa Mallor. 

El Ministerio de Defensa ha contratado una alumna de apoyo procedente de la carrera de Terapia Ocupacional en la Universidad de Zaragoza. En una sala se permite el entrenamiento para poder andar y las espalderas para ponerse de pie, y en otra sala los fisioterapeutas (donde hay contratados entre los estudiantes de la Universidad de San Jorge) hacen un tratamiento más personal con la recuperación de los heridos.

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