El dueño de Forestalia, un magnate aragonés de las renovables que salió del sector porcino

Fernando Samper se ha convertido en uno de los grandes impulsores de la energía verde en España, su empresa cuenta con 300 trabajadores y su facturación roza los 100 millones.  

En primer plano, el empresario Fernando Samper en un reciente desayuno informativo organizado por HERALDO y 20 Minutos en Madrid.
En primer plano, el empresario Fernando Samper en un reciente desayuno informativo organizado por HERALDO y 20 Minutos en Madrid.
Jorge París

El propietario de Forestalia, Fernando Samper (Zaragoza, 1964), fundó su promotora de energía renovable hace trece años y en un tiempo récord se ha convertido en uno de los referentes del desarrollo de los parques eólicos y fotovoltaicos en este país. Su irrupción fue meteórica al imponerse en las subastas estatales de 2016 y 2017, barriendo a las compañías que hasta entonces dominaban el sector eléctrico y que lo consideraban un advenedizo.

Otros lo califican de visionario, un adelantado a su tiempo, porque apreció antes que nadie que no hacían falta primas para explotar un negocio ahora en plena ebullición y que ha atraído a todo tipo de inversores. Como el fundador y máximo accionista de Inditex, Amancio Ortega, que a través de su 'family office' Pontegadea adquirió en 2021 por 245 millones la mitad de ocho parques eólicos en Zaragoza que impulsó Forestalia.  

Como consejero delegado de Grupo Jorge, la empresa cárnica fundada por su padre, ya apostó por la diversificación y entró en la energía verde en 1997. Con el respaldo de sus hermanos, convirtió el negocio familiar en un gigante del sector porcino hasta auparlo a primer exportador y productor de carne porcina en España. Sus envíos llegan a más de cien países repartidos por los cinco continentes. 

Su salida de la compañía se remonta a 2011 y con parte de los activos energéticos del grupo familiar y los adquiridos a la alemana RWE en biomasa lanzó Forestalia. Arriesgó su patrimonio al fichar trabajadores y preparar proyectos sin tener asegurado su desarrollo, pero los hechos demostraron que supo adelantarse a la competencia. Los últimos datos oficiales, de 2022, cifran su facturación en 97,7 millones y la plantilla alcanza los 285 personas. "A toro pasado es muy fácil hablar y enjuiciar, pero lo que nadie puede negarle es que supo leer el mercado de las renovables antes que nadie", señala un ejecutivo de la competencia.

Siempre huidizo del foco mediático, solo ha dado una entrevista a un medio especializado en energía, Fernando Samper no ha podido evitar la exposición pública conforme crecía su cartera de proyectos, tanto eólicos como fotovoltaicos, concentrados en Aragón. Y con ello la oposición de buena parte del territorio, movilizado en distintas plataformas contra las macroactuaciones impulsada por Forestalia y otras compañías. 

Los parques que tiene ahora en distintos grados de desarrollo suman más de 10.000 megavatios y su previsión es exportar su producción a través de seis autopistas eléctricas hasta La Rioja, Castilla y León, País Vasco, Cataluña y Comunidad Valenciana. Aunque ha logrado el aval ministerial, se ha convertido en la bestia negra para los ecologistas y los gobiernos autonómicos. Y, en buena medida, en el motivo de la comisión de investigación de las renovables, constituida en las Cortes de Aragón, tras las acusaciones directas del PP sobre la tramitación de los permisos. durante la campaña de las elecciones autonómicas y municipales de mayo del año pasado.

Como otros grandes empresarios, parte de los beneficios los está invirtiendo en un valor seguro, el ladrillo. Y de sus operaciones inmobiliarias en Zaragoza que han trascendido destaca la última, la compra del edificio histórico dedicado a oficinas de la calle de Joaquín Costa, 4, además de otros dos inmuebles muy conocidos del centro de la capital: el de la plaza de España, 4, cuyos bajos ocupa la operadora de telecomunicaciones Orange, y parte de las oficinas de Puerta Cinegia, en las que hasta hace unos meses era un inquilino más con su sede operativa. La social está en Madrid.

También es conocida la apuesta por la diversificación empresarial del núcleo familiar. Hace tres años reabrió el complejo hostelero Sella, en Villanueva de Gállego, tras una completa remodelación para darle nueva vida tras una década cerrado al público. Y el año pasado adquirió Viveros Montecarlo, entonces en concurso de acreedores, con la intención de reflotar la empresa. 

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