casa real
El momento político y la tecnología marcan la diferencia entre la jura de bandera de Felipe y Leonor
El actual Rey juró bandera en solitario, pero contó con la asistencia del presidente del Gobierno, Felipe González, y representantes del Congreso, Senado, Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo.
"¡Hace 38 años, nada menos! Pero bueno, todos guardamos muy buenos recuerdos de ese día, lógicamente, y ver cómo Leonor lo va vivir hoy es emocionante", comentó el rey Felipe VI el pasado 17 de agosto en la Academia General Militar, cuando acompañaba a su hija al entrar en la institución que a él le recibió el 2 de septiembre de 1985.
La diferencia entre la jura de bandera del monarca, que se hizo la víspera del día del Pilar, con la de su hija de este sábado la marcan los tiempos. En el caso de Felipe fue "una jura democrática que su padre no hizo. Supuso integrar al monarca en el Estado" (la jura de bandera de Juan Carlos fue en 1955, durante la dictadura de Franco). Mientras tanto, Leonor será "la primera mujer que será jefa de las Fuerzas Armadas" (ahora hay menos del 12% de los militares mujeres, una proporción inferior a la de otros países de la Unión Europea), pero su posición está muy asumida y el acto, "muy normalizado".
Así compara al rey Felipe VI con su hija Leonor el exdelegado del Gobierno Javier Fernández, profesor de Derecho Constitucional y antiguo capitán en la Academia General Militar (AGM), donde dio clases al actual monarca durante el curso de 1985. "La jura de bandera del futuro Rey era la puerta para integrarlo en las instituciones democráticas y por eso necesitaba que el relieve lo marcaran también los asistentes a ese acto. El Gobierno era socialista y todo se miraba con lupa. Hacía falta normalización democrática y por eso trajeron a todos los miembros del Estado", explica.
A la jura de bandera del rey Felipe asistió el entonces presidente del Gobierno Felipe González, así como el presidente del Congreso, Gregorio Peces Barba, el presidente del Senado, Federico de Carvajal, el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, y el presidente del Supremo, Federico Sainz de Robles.
El acto de este sábado se celebra con el Gobierno en funciones. La jura de bandera de la cadete Borbón Ortiz será presidida por los Reyes, y en representación del Gobierno estará la ministra de Defensa, Margarita Robles, con el Jemad (Jefe de Estado Mayor de la Defensa), almirante Teodoro E. López Calderón.
Sin la estatua de Franco
Al comparar la situación política del año 1985 con la actual, Javier Fernández no quiere que se olvide que una diferencia fundamental será que la princesa Leonor va a ser la primer miembro de la Casa Real "que no va a pasar delante de la estatua ecuestre de Francisco Franco en la Academia, como hicieron su padre (en 1985) y su abuelo (en 1955)".
Recuerda que cuando él era delegado del Gobierno (2004-2012) se produjo en agosto de 2006 la retirada de la estatua, que estaba situada delante de la bandera de España y presidía el patio de armas. Al principio se llevó a la antigua sede de la Universidad Laboral, que utilizaba el Gobierno de Aragón como depósito.
Posteriormente, se llevó sin publicidad alguna en un camión bañera el 13 de agosto de 2020 a una nave de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), donde permanece y a veces es visitada por historiadores y escultores.
Una celebración en solitario
Otro de los cambios fundamentales fue que el entonces príncipe Felipe prometió su fidelidad a la patria besando la bandera de España en una celebración en solitario. Solo juró bandera él, aunque sus compañeros de la AGM le acompañaron en el patio de armas. Su hija compartirá la jura con sus compañeros. Además, desde la pandemia no se besa la bandera, se saluda. La singularidad será que Leonor entrará la primera y sin otros cadetes detrás, pero luego jurarán todos.
Felipe VI estuvo acompañado aquel 11 de octubre de 1985 por los reyes Juan Carlos y Sofía, sus hermanas las infantas Elena y Cristina, su abuelo Juan de Borbón, conde de Barcelona, y otros familiares como los duques de Badajoz y los duques de Soria, la hermana de la Reina, Irene de Grecia y el marqués de Mondéjar. Aquella jura de bandera se realizó tras una misa de campaña que ofició el vicario castrense José Manuel Estepa.
La comparación definitiva de la evolución del país pasará por los discursos de JuanCarlos I y el de Felipe. El primero dijo a su hijo: "No olvides nunca la responsabilidad que contraes", y también se refirió a "Un pueblo como el nuestro que sabe triunfar o sufrir, pero siempre mira al porvenir con esperanza".
"Felipe puede hablar de la modernidad y la continuidad, con una España integrada en todas las instituciones democráticas", señala Javier Fernández. El Rey le hizo dos recomendaciones a Leonor cuando la llevaron a la Academia: "Afronta con paciencia" y "supera con esfuerzo los primeros días, que serán duros".
De los ojos políticos a la expectación mediática
Aun así, Javier Fernández añade una nueva diferencia entre las juras de bandera de padre e hija, y es que "en 1985 había muchos más ojos políticos" sobre el príncipe Felipe que hoy sobre su hija Leonor, que soporta "más expectación mediática".
"Cuando Felipe entró en la AGM (venía de haber estado en Canadá, en la escuela Lakefield College, como su hija ha estado haciendo el bachillerato internacional en Gales), la gente no sabía de dónde había salido ese chico y era la primera vez que lo veían de verdad", recuerda el que era entonces capitán de la Academia General Militar. "Habíamos pasado el 23-F (en 1981) y vivíamos atentados terroristas contra los militares", precisa.
Además, Fernández agrega que la gran diferencia entre el momento de su padre como cadete y el de Leonor son los teléfonos móviles. "Leonor no puede salir a a la calle porque puede grabarla cualquiera y eso condiciona mucho su vida, mientras que su padre salía con normalidad por la zona de León XIII y se iba a cenar al restaurante El Fuelle", rememora aquellos fines de semana por la capital aragonesa.
"Zaragoza es una ciudad amable. La estancia de la princesa en la Academia se contempla como algo favorable entre los aragoneses porque lo ven como algo institucional", concluye.
