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Primer trasplante haploidéntico en Aragón: "Volví a nacer el día que me pusieron la médula de mi hijo"

Pedro Antonio Picada es el primer paciente trasplantado en la Comunidad con una coincidencia genética del 50%.  

Pedro Antonio Picada, junto a su hijo y donante de médula, Alberto Antonio Picada, en el edificio donde vive.
Pedro Antonio Picada, junto a su hijo y donante de médula, Alberto Antonio Picada, en el edificio donde vive.
Guillermo Mestre

Hace menos de tres años, Pedro Antonio Picado, de 63 años, recibió una llamada que supuso un antes y un después en su vida. Se había contagiado de covid y los resultados de las analíticas no eran favorables. Le hicieron personarse cuanto antes en el hospital Miguel Servet de Zaragoza y fue ahí donde le dijeron que sufría leucemia.

"Me ingresaron y comencé con la quimioterapia. Estuve un tiempo entre el hospital y mi casa, pero finalmente pasé más de cuatro meses hospitalizado", explica Pedro, que nació en Nicaragua y lleva más de 11 años viviendo en Aragón. 

Cuando terminó el tratamiento, le comunicaron que necesitaba un trasplante. "Me hice pruebas de compatibilidad de genes y la de mi hijo coincidía en un 50% con la mía. Era el único", subraya el paciente. El problema vino cuando le dijeron que para realizar este tipo de trasplante, conocido como haploidéntico (solo es necesario que coincidan los genes en un 50% para poder trasplantar) tenía que desplazarse a Santander porque en Aragón no se realizaban. 

Hasta hace un mes, en Aragón solo se realizaban autotrasplantes (se extraen las células madre del enfermo y se almacenan antes de que reciba la quimioterapia o radioterapia para luego volvérselas a infundir) y trasplantes alogénicos con familiares compatibles (un hermano, padre, madre u otro pariente dona células al paciente).

"El trasplante haploidéntico es una estrategia que consiste en eliminar determinadas células para minimizar el rechazo del sistema inmune", declara Pilar Delgado, Jefa de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Miguel Servet. Es un gran avance, asegura, ya que "es mucho más sencillo compartir el 50% del sistema de antígenos -que es casi único en cada persona- con un donante y casi siempre se encuentra algún familiar adecuado".

De izquierda a derecha, la hematóloga Beatriz de Rueda, el paciente Pedro , su mujer, la supervisora de Enfermería del servicio, Dolores Mellado, y la jefa del servicio de Hematología, Dra. Pilar Delgado.
De izquierda a derecha, la hematóloga Beatriz de Rueda, el paciente Pedro Antonio Picada, su mujer, Narcisa Llanes, la supervisora de Enfermería del servicio, Dolores Mellado, y la jefa del servicio de Hematología, la doctora Pilar Delgado.
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Debido a circunstancias económicas, Pedro le comunicó a los especialistas que no podía desplazarse a Cantabria y preguntó por otras opciones. "Les demandé otro tratamiento en el que no tuviese que moverme de la ciudad. Me pusieron uno de seis meses y después, ya me anunciaron que en Aragón ya era posible hacer el trasplante que necesitaba", relata. 

Al principio, Pedro era reacio porque no quería que su hijo se sometiese al proceso. "Yo no quería que le hiciesen nada a él, pero mi hijo dijo que no había problema. Le agradezco que me haya dado otra oportunidad para vivir", asegura emocionado. También reconoce el cariño recibido por su mujer, Narcisa Llanes,  que no se haya separado de él durante todo el tiempo que ha permanecido ingresado.

"Hubiese soportado cualquier dolor con tal de tener a mi padre más tiempo con nosotros"

El 6 de marzo, hace justo un mes, Pedro ingresó en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza y siete días después, los especialistas realizaron el primer trasplante haploidéntico de la Comunidad. "Volví a nacer el día 13 de marzo, cuando que me pusieron la médula de mi hijo. La enfermedad que tenía era para morir. Ahora tengo que recuperarme de la intervención, pero ya estoy prácticamente sanado", argumenta. 

"La médula se le infunde al paciente por una vía central. En este caso no se requiere de un quirófano pero si de una unidad con medidas de asepsia y aislamiento", explica la médico adjunto del área de Hematología clínica y trasplante de médula ósea y encargada de este proceso en el Servet, Beatriz De Rueda.

La extracción al donante, su hijo, Alberto Antonio Picado, se hizo en quirófano bajo anestesia general. También se puede hacer en sangre periférica mediante el procedimiento de aféresis, pero en esta ocasión se optó por la primera "y se hizo extracción directamente de médula ósea", añade.

"No dudé ni un segundo en donar médula a mi padre y más aún al ver que era la única persona que podía hacerlo. Nos arriesgamos porque no había otra opción", señala Alberto, que tiene 33 años, está casado con Sandra Mendoza y tiene dos hijos, Leandro y Valeri.

"Él me dice que me debe la vida, pero yo le aseguro que solo le he brindado una pequeña parte de todo lo que él me ha dado"

"Él me dice que me debe la vida, pero yo le aseguro que solo le he brindado una pequeña parte de todo lo que él me ha dado. La realidad es que no le he dado mi médula, la estamos compartiendo, que es distinto", apostilla Alberto, que permaneció hospitalizado tres días tras pasar por quirófano para hacer el trasplante. 

Ahora, veinte días después, sufre "algo de dolor" en la zona del pinchazo. "Hubiese soportado cualquier dolor con tal de tener a mi padre más tiempo con nosotros. Merece la pena sin duda. Ahora, me han hecho una analítica y me han dicho que todo está bien", puntualiza

El trasplante, asegura De Rueda, es "la única opción curativa en la mayoría de las enfermedades hematológicas". "En el caso de Pedro, se trataba de un paciente que estaba en el momento idóneo y era uno de los candidatos", puntualiza. 

"El proceso consistió en suministrar una quimio previa durante siete días y después infundirle la médula de su hijo. También se le suministra medicación para evitar el rechazo. Durante un tiempo, se pasa por un periodo de aplasia, es decir, donde las defensas están a cero y el paciente se recupera de la transfusión. Cuando las células se empiezan a injertar, se comienza a ver la recuperación", explica la especialista.

"Le agradezco que me haya dado otra oportunidad para vivir"

En la intervención de Pedro "no han surgido contratiempos ni incidencias". "Es un grandísimo avance que podamos hacer este proceso aquí porque hasta ahora tenían que desplazarse a otra comunidad autónoma y para algunos pacientes suponía un problema a nivel económico", subraya.

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