PATRIMONIO

De California a Daroca para conocer los secretos de una casa aragonesa del siglo XVII

Una docena de alumnos de la Universidad de Berkeley pasarán esta semana en Used estudiando los ajuares, las pinturas y la "cultura material" de la casa que ha recuperado el arquitecto Alberto Sánchez.

Dos alumnos, en uno de los talleres que han comenzado este lunes.
Dos alumnos, en uno de los talleres que han comenzado este lunes.
Heraldo

Probablemente haya un ‘choque cultural’, pero la experiencia será inolvidable. ¿Qué pasará cuando un estudiante de California descubra un calendario de 1950 con fotos de Estrellita Castro? La respuesta, en los próximos días en la localidad de Used, donde están a punto de desembarcar una docena de alumnos de la Universidad de Berkeley para participar en un taller internacional en el que se demostrará cómo los objetos cotidianos son capaces de contar historias y de descubrir retazos del pasado.

“Vienen 11 alumnos y una profesora, Margaretta M. Lovell, que es una de las grandes expertas en ‘cultura material’ de Estados Unidos”, cuenta Alberto Sánchez, que lleva años implicado en la recuperación de una casa solariega en la comarca de Daroca, la que fuera de los Ibáñez de Bernabé y, posteriormente, del médico de Used. Esta semana Sánchez cumplirá uno de sus sueños al demostrar que la arquitectura popular aragonesa puede ejercer de gancho de atracción y, no en vano, parece interesar más al otro lado del charco que en las cercanías.

“Son estudiantes de diferentes nacionalidades (Estados Unidos, India, Dinamarca, China…), de entre 25 y 35 años. No son expertos en arte europeo o español, pero sí tiene formación en distintas disciplinas como folclore, arquitectura o espacios domésticos”, cuenta Sánchez, arquitecto especializado en Patrimonio. Todos los estudiantes han leído el primer capítulo de su tesis -acerca de los cambios en la vivienda en España como resultado de la migración del campo a la ciudad durante el Desarrollismo-, que es de estudio obligado en el Seminario Avanzado de Historia del Arte de la Universidad de Berkeley. En pocos días los ‘forasteros’ podrán comprobar ‘in situ’ si las conclusiones que sacaron de aquellas lecturas se adecuan a la realidad.

Alberto Sánchez Sánchez, fotografiado delante de la casa de Used que compró hace cuatro años.
Alberto Sánchez, fotografiado delante de la casa de Used que compró hace cuatro años.
Heraldo

El periplo de la expedición es una suerte de ‘Bienvenido Mr. Marshall’ en pleno siglo XXI: los participantes en este taller han volado de San Francisco a Barcelona, han cogido un AVE para llegar a Zaragoza y a orillas del Ebro les esperaba un autobús que anoche les llevó directos a Daroca. “Allí se van a alojar durante cinco días. Entre el alojamiento, el bus, las comidas, los seguros… Hay un impacto económico interesante en toda la comarca”. De los gastos, incluidos los vuelos, se hace cargo la universidad norteamericana: “Hacía tanto tiempo que no viajaban con el departamento por la pandemia y, dado que había mucho dinero en caja, la profesora Lovell estimó que se podía llevar a los alumnos de viaje a España”, explica Sánchez.

Unos catalogarán la cerámica, otros documentarán las puertas, un tercer grupo se centrará en los ajuares...

A partir del martes empezarán a trabajar en la casa, con un amplio abanico de actividades que se han ido definiendo con distintos objetivos. Unos harán un catálogo de todas puertas de la casa: las medirán, documentarán e identificarán posibles vanos ocultos o cegados. Otros harán catas de pinturas en todas las salas nobles para tratar de ver qué hay debajo de la capa del siglo XX, puede que hubiera frescos u otros estarcidos. También está previsto que cataloguen la cerámica y los útiles de hogar y menaje. Un último grupo se encargará de los textiles, esto es, de la ropa y los ajuares de los baúles. “Creo que están todas las cortinas de la casa en un baúl que no se han desplegado en casi 70 años. Habrá que ver dónde encajan, cuánto miden, de qué materiales están confeccionadas...”

Los textiles juegan un papel fundamental en la investigación.
Los textiles juegan un papel fundamental en la investigación.
Heraldo

Este es uno de los objetivos de la visita, pues los estudiantes quieren ahondar en cómo la propia materialidad de las cosas (la madera, el metal, los colores…) cuenta algo de su historia. “Va a ser interesante ver cómo interpretan ciertas cosas sin un ‘background’ similar al nuestro”, dice Sánchez, quien -por ejemplo- hace unos años encontró un lienzo polvoriento y lleno de humedades en el que se intuían unos ojos en una bandeja. Los expertos en patrimonio no tardaron en darse cuenta de que representaba a Santa Lucía, pero es algo que, a pesar de su formación, quizá no identifiquen unos ojos versados al otro lado del Atlántico.

Durante cinco jornadas los estudiantes catalogarán los enseres de la casa.
Durante cinco jornadas los estudiantes catalogarán los enseres de la casa.
Heraldo

“Saben a donde vienen y saben también que esta casa es una cápsula del tiempo. Sin embargo, nunca han estado en la España rural y eso siempre puede deparar sorpresas”, comenta Sánchez, que inaugura con esta visita los talleres internacionales -íntegramente en inglés- de la asociación Fuset, dedicados a técnicas constructivas tradicionales. Los trabajos que se van a llevar a cabo los podrían haber hecho los miembros de la asociación a solas, pero “es más interesante compartir el proceso con gente. Nos da pena porque nos privamos de algo que nos encantaría, pero la emoción compartida siempre es mejor”, comenta Guillermo Bosque, otro de los responsables de la asociación.

También existe un pequeño grado de incertidumbre sobre cómo se pueda desarrollar la aventura. “Me preocupa un poco que les pueda decepcionar la casa porque yo cuento las cosas con mucha pasión y, como todo, es un tema de manejo de las expectativas: no sé si ellos esperan castillos o palacios medievales, pero -vaya- fotos han visto...”, bromea el ideólogo de este intercambio.

Algunos estudiantes irán a la Aljafería, pero la mayoría viajará a Barcelona para conocer la obra de Gaudí

El plan es que la expedición esté trabajando cuatro horas por la mañana (con pausa para el café) y otras tantas por la tarde, después de comer en el bar de Used. Por descontado, tendrán tiempo libre y está previsto que en conjunto visiten la iglesia, el palacio de la Obra, la nevera del pueblo y que lleven a cabo una visita guiada por Daroca. Como hasta el día 3 no vuelan de vuelta a San Francisco, algunos estudiantes aprovecharán también para ver la Aljafería y el Pilar. “Sin embargo, la mayoría de ellos desean pasar sus días libres en Barcelona porque tienen mucho interés en las casas de Gaudí”, comentan los organizadores.

Aunque habrá que esperar una semana para conocer las conclusiones de esta experiencia, de momento, Sánchez ha cumplido con uno de los sueños perseguía desde que recuperó y restauró la antigua casa solariega. “Es precioso conseguir que la casa sea un objeto de atracción de estudiantes extranjeros y de especialistas de California. Vienen ex profeso hasta Used, uno de los sitios más recónditos de Aragón. Eso me hace plantearme cuántas otras casas no podrían ejercer el mismo imán para su estudio o para el turismo”, dice el joven, que obtuvo en su día la beca Fullbright, que le llevó a cursar un máster en restauración en la Universidad de Columbia. Su objetivo es demostrar que la casa por la que tanto apostó “sirve para algo” y, de paso, como hizo en su tesis, invitar a reflexionar sobre la vida de los pueblos -cómo se ha adaptado la forma de vivir "urbana" con "pisos" sobre garajes para tractores- y en las ciudades, con los cuartos de servicio donde vivían muchas mujeres que se fueron de los pueblos para "servir" en la capital.

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