Dónde estaban las casas de los ilustres zaragozanos (y de quienes nos visitaron)

Un informe del bibliófilo José Luis Melero para el Ayuntamiento de Zaragoza identifica los inmuebles en los que vivieron numerosas personalidades aragonesas y en los que se alojaron los famosos que recalaron en la ciudad.

La mayoría de las casas de los ilustres se concentran en el Casco Histórico.
La mayoría de las casas de los ilustres se concentran en el Casco Histórico.
Kurresti

Casi todas las ciudades del mundo tienen placas en las casas en las que vivieron sus hijos ilustres. Zaragoza, con su tozuda desmemoria, es una excepción. Es cierto que los inmuebles en los que habitaron Goya, José Martí o Ramón y Cajal sí hay algún tipo de distintivo, pero no lo es menos que pocos saben dónde vivieron Luis Buñuel, Pilar Bayona o Ramón J. Sender. El escritor y bibliófilo José Luis Melero publicó hace tres años en HERALDO un artículo titulado ‘Recordar a los mejores’, que fue el germen de un posterior informe solicitado por el Ayuntamiento de Zaragoza para colocar placas en las casas donde vivieron algunos de los aragoneses ilustres y, también, de los famosos que visitaron la capital del Ebro en los últimos años.

"Para las ciudades es fundamental crear un imaginario de la gente notable que ha pasado por ellas. Se crea un sustrato cultural importante para la ciudad y turísticamente también resultan de gran atractivo", afirma Melero, que es miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis.

El informe "no es más que una propuesta, una sugerencia, una investigación en la que hablo de unos cuarenta personajes, pero podrían ser muchos más y muchos otros con parecidos méritos". Melero, quien disfruta paseando por la calle Alfonso o yendo al rastro de San Bruno, desearía también compartir –por ejemplo– con los clientes del Café 1885 la certeza de que están tomando un aperitivo con vistas a la que fue pensión en la que vivió Leopoldo Alas, Clarín. "Si te sientas en la terraza, ves la casa Jusepe Martínez número 1, que era antes la calle Goya, y da la vuelta por la calle Alfonso. Es el edificio del siglo XIX en el que vivió Clarín, junto a Galdós, el mejor novelista del XIX español. Esta placa no requeriría una encendida defensa", opina el bibliófilo, al tiempo que cuenta que Clarín fue catedrático de Economía Política y Estadística en la Universidad de Zaragoza en el curso 1882-83. Es poco probable que el autor escribiera aquí ‘La Regenta’, pero es seguro que en este lugar firmó cuentos y ‘paliques’ antes de trasladarse a Oviedo.

Ramón J. Sender fue mancebo de botica en el año 1916 en la antigua farmacia de Rived y Chóliz, en la calle de Estébanes, esquina con Don Jaime. El edificio es más que renococible por los azulejos de Daniel Zuloaga, sobrino del pintor Ignacio Zuloaga, «que todos hemos visto desde niños», apunta Melero. Para sufragarse sus estudios, un joven Sender pasó unos meses aprendiendo el oficio en esta farmacia (hoy del licenciado Armando Claver), que años más tarde sería citada en su ‘Crónica del alba’. El escritor también trabajó en otra botica, la que se ubicaba en el número 10 de la calle de San Pablo, en el corazón del Gancho.
Ramón J. Sender fue mancebo de botica en el año 1916 en la antigua farmacia de Rived y Chóliz, en la calle de Estébanes, esquina con Don Jaime. El edificio es más que renococible por los azulejos de Daniel Zuloaga, sobrino del pintor Ignacio Zuloaga, «que todos hemos visto desde niños», apunta Melero. Para sufragarse sus estudios, un joven Sender pasó unos meses aprendiendo el oficio en esta farmacia (hoy del licenciado Armando Claver), que años más tarde sería citada en su ‘Crónica del alba’. El escritor también trabajó en otra botica, la que se ubicaba en el número 10 de la calle de San Pablo, en el corazón del Gancho.
José Miguel Marco

Otro ejemplo de este rescate del olvido serían las diversas casas en las que el cineasta Luis Buñuel en Zaragoza. Aunque nació en Calanda en 1900, vivió en Zaragoza hasta su marcha a Madrid en 1917 a la Residencia de Estudiantes. Ya en el año 1903 hay constancia de que residía con su familia en el Coso. Unos años más tarde se mudó a Independencia y, finalmente, su padre Leonardo compró un solar en Isaac Peral (procedente del que fuera cuartel de Santa Engracia) y le encargó la construcción al arquitecto Miguel Ángel Navarro. La casa, de inspiración modernista y un precioso mirador volado de doble vano, es la que aún puede verse a la altura del número 22. Lo que brilla por su ausencia es una placa que reseñe a los Buñuel. "Cuando el hispanista Ian Gibson escribió su biografía, pasamos una tarde juntos y me pidió ayuda para buscar las casas. Las miré en el registro de la propiedad y, además, también sabía que el poeta Ildefonso Manuel Gil había vivido en una de aquellas casas", cuenta Melero.

En el repertorio de nombres elegidos los hay de todos los tiempos (el más antiguo es el librero Miguel de Suelves, alias Zapila, del siglo XVI) y de todas las disciplinas: el abanico de profesiones es muy amplio y figuran desde joteros a pintores pasando por bibliotecarios, juristas, bailarinas, médicos, libreros, toreros... "Tampoco están condicionados por ideología sino que su elección se debe a méritos artísticos, científicos o culturales", comenta Melero. El exégeta ha querido igualmente incluir a todas las mujeres posibles y aparecen en el estudio tres pioneras de la Universidad de Zaragoza: María Antonia Zorraquino, primera doctora en Ciencias; María Dolores de Palacio y Azara, primera en obtener una cátedra en francés; y Áurea Javierre Mur, primera alumna oficial de un instituto de Zaragoza, que terminó sus estudios de bachiller en 1913. El informe, que recientemente ha visto la luz en publicaciones La Cadiera en una edición privada, no venal y sin distribución, consta de una breve biografía de cada personaje (increíble la del torero Florentino Ballesteros), así como el lugar idóneo de colocación de la placa e, incluso, una sugerencia de su posible texto. No se hace referencia al diseño que debieran tener estas lápidas (las de Madrid, por ejemplo, son unos rombos en color crema), pero sí sería deseable que en metal, piedra o cerámica de Muel "todas fueran uniformes".

Luis Buñuel vivió casi dos décadas en Zaragoza. La placa de su vivienda se podría colocar tanto en el Coso 5 como en el paseo de la Independencia 29, precisamente, el edificio de HERALDO. La de la imagen sobre estas líneas corresponde a Isaac Peral nº 22, donde el padre del cineasta compró el solar y encargó la edificación al arquitecto Miguel Ángel Navarro.
Luis Buñuel vivió casi dos décadas en Zaragoza. La placa de su vivienda se podría colocar tanto en el Coso 5 como en el paseo de la Independencia 29, precisamente, el edificio de HERALDO. La de la imagen sobre estas líneas corresponde a Isaac Peral nº 22, donde el padre del cineasta compró el solar y encargó la edificación al arquitecto Miguel Ángel Navarro.
Heraldo

Aclara Melero que todos los que aparecen en su investigación son personajes ya muertos ("hacerlo con vivos complicaría sobremanera la decisión de elegir a unos frente a otros") y explica también que muchos de los edificios a los que hace referencia aún se mantienen en pie, pero en algunos otros casos es necesario aludir al solar donde estuvieron las antiguas casas. Prácticamente todas, por cierto, se circunscriben al Casco Histórico, porque hay que tener en cuenta que hace un siglo muchos de los barrios aún no existían. "Todas están en la margen derecha. Incluso la del Royo del Rabal, porque hemos seleccionado la vivienda en la que murió, que estaba en la calle Torresecas, el callejón sin salida al lado del palacio de Fuenclara". Esta cercanía entre unas y otras podría favorecer hipotéticas rutas culturales para dar a conocer a estos ilustres aragoneses, a los que se suman también algunos de los famosos que hicieron parada y fonda Zaragoza y cuyas visitas también merecerían un recuerdo.

Un puñado de extranjeros. Sabido es que Gina Lollobrigida, Tyrone Power y George Sanders rodaron en Valdespatera y que el recientemente fallecido Pelé disputó un partido en La Romareda con el Santos de Brasil en septiembre de 1974. En el informe se recuerda igualmente la tarde en la que Ava Gardner disfrutó de los toros en el coso de la Misericordia y se da cuenta de la histórica foto en la que Ernest Hemingway aparece a las puertas del Gran Hotel junto a José Luis Borau. En este capítulo dedicado a los extranjeros, una de la fuentes bibliográficas es el libro de Antón Castro ‘Pasaron por aquí’, si bien para completar todo la investigación Melero ha bebido también de otras fuentes como los tres tomos titulados ‘Memorias de las calles de Zaragoza’, que firmó hace ahora tres décadas "un gran paseante de la ciudad" como fue Julián Ruiz Marín.

La que hoy es calle de Jusepe Martínez entonces se llamaba de Goya. En la pensión que albergaba el edificio de la imagen se hospedó entre 1882 y 1883 Leopoldo Alas, mientras fue catedrático de Economía Política en la Universidad de Zaragoza. Aquí escribió cuentos y también se sabe que en Zaragoza su mujer sufrió un aborto, según cuenta Juan A. Cabezas en su biografía.
La que hoy es calle de Jusepe Martínez entonces se llamaba de Goya. En la pensión que albergaba el edificio de la imagen se hospedó entre 1882 y 1883 Leopoldo Alas, mientras fue catedrático de Economía Política en la Universidad de Zaragoza. Aquí escribió cuentos y también se sabe que en Zaragoza su mujer sufrió un aborto, según cuenta Juan A. Cabezas en su biografía.
José Miguel Marco

Para diseñar esta propuesta con la que la capital aragonesa podría afianzar su imaginario –el informe está en manos de la vicealcaldesa Sara Fernández y de Elena de Marta, directora general de Cultura–, también hubo que recurrir a la cartografía histórica y repasar viejos nombres de unas calles que han mudado de denominación a lo largo de los siglos. Así, por ejemplo, se cuenta que el citado Zapila vivió en la calle de las Doncellas, y este título se debe –precisamente– a sus tres hijas, que debían de ser hermosísimas. Esta vía aún pervive en el callejero zaragozano, si bien el librero que aparece en el catálogo de Latasa se mudó posteriormente a la antigua calle de Escuelas Pías, esquina con Boggiero, que es donde se sugiere poner la placa.

Sobre este listado de nombres cabe preguntarse si son todos los que están y están todos los que son: "Esta es una primera tanda. Yo sugiero unos nombres, pero son muchos más. Paré cuando llevaba ya casi 50, pero la lista podría ser mucho más extensa". Predicando con el ejemplo, Melero cita a Martín Zapater (el amigo de Goya que vivió en el Coso, 27), a Basilio Paraíso (en la esquina de la calle de Canfranc con Ponzano), al pintor Marín Bagüés (en Pedro Joaquín Soler, 11), el escritor y periodista José Ayala Lorda (en el Coso, 73)... "Todos, al fin y al cabo, son personajes que demostraron su pasión por la ciudad y que bien merecerían un reconocimiento".

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