Los zaragozanos vuelven a exigir en las calles el fin de las violencias machistas

La manifestación en la capital aragonesa visibilizó la diferentes caras que adopta esta lacra en el mundo rural, el colectivo trans y las pensionistas, y recordó a las mujeres iraníes y afganas

Fotos de la manifestación en contra de la violencia de género en Zaragoza.
La manifestación en Zaragoza finalizó poco antes de las 22.00 con la lectura de un manifiesto junto a la Fuente de Goya.
Álvaro Sánchez

Cientos de zaragozanos volvieron este 25-N a tomar las calles con fuerzas renovadas bajo el lema ‘Tu violencia machista, nuestra respuesta feministatras dos años de concentraciones marcadas por la pandemia. Una marea con toques morados, y también con banderas del orgullo trans, marchó durante casi dos horas desde la plaza de España hasta la del Pilar en una manifestación convocada por la Asamblea del 8-M.

Este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género se escribió en plural porque tiene muchas caras. La pancarta de cabeza la portaban representantes de algunos de los colectivos que la sufren de distintas formas y que pusieron voz al manifiesto que se leyó junto a la Fuente de Goya: la Coordinadora por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (Coespe), las trabajadoras del hogar, las mujeres del mundo rural y la asociación Chrysallis de familias de menores trans.

Lourdes Gargallo, una viuda pensionista de Coespe, iba en primera fila. "La violencia en nuestro caso también es económica, el 63% de viudas cobran por debajo de los 650 euros", dijo. Ella y otras compañeras de lucha lucían camisetas rojas en las que podía leerse ‘La pobreza tiene rostro de mujer’. Durante el camino a ritmo de batucada, que ayudaba a llevar mejor las bajas temperaturas, se corearon proclamas como "Ni una menos, vivas nos queremos" y "Contra el machismo, ni un paso atrás".

"La violencia en nuestro caso también es económica, el 63% de mujeres viudas cobran por debajo de los 650 euros" (Lourdes Gargallo)

‘Hoy grito por las mujeres que ya no pueden y porque no sé si mañana yo podré’. Este es el lema del cartel que alzaba Itziar Sanz, de 26 años. "Viví muy de cerca la violencia de género con 10 años con una pareja de mi madre, y aunque las leyes han cambiado desde entonces hay que estar aquí para que de una vez se termine con esta lacra", explicó. Como estudiante de un ciclo de educación infantil abogó por abordarla en las escuelas desde edades muy tempranas.

Una bandera azul, rosa y negra de la comunidad transgénero la portaba Zae, madre de un chico trans y miembro de la junta de Chrysallis. "El colectivo 8-Mnos acepta y acoge aquí, lo que no ocurre en otros sitios como Madrid. La mayoría del feminismo es inclusivo, pero el que no hace mucho ruido", lamentó. "Las trans sufren una doble violencia, como mujeres y como trans que es especialmente virulenta", denunció.

Miembros de Amnistía Internacional se sumaron con letreros que recordaban el asesinato de la joven iraní Mahsa Amini por llevar el velo mal colocado. A las "hermanas iraníes y afganas" se las recordó en la declaración final.

Antes de esta manifestación, hubo una concentración en la plaza de España convocada por la Coordinadora de Organizaciones Feministas con el eslogan ‘Negar la violencia machista te hace cómplice’. Su portavoz, Elisa Gracia, destacó la dificultad que existe en el medio rural para denunciar "porque el conocimiento que se tiene unos de otros es mucho más amplio que en una ciudad donde hay una mayor protección de la individualidad". A las puertas del edificio de la DPZ levantaron con cajas blancas una simbólica pirámide en la que podían leerse algunas de las caras que adopta: chantaje emocional, micromachismos, humillar, controlar, insultar y, en el vértice, el asesinato.

"Las trans sufren una doble violencia, como mujeres y como trans que es especialmente virulenta" (Zae, Asociación Chrysallis)

Actos durante toda la jornada

A lo largo del día los actos institucionales se sucedieron en la capital aragonesa. Uno de los más madrugadores lo protagonizaron los diputados de las Cortes de Aragón que guardaron un minuto de silencio a las puertas de la Aljafería antes de empezar la sesión plenaria. Las valoraciones del presidente aragonés, Javier Lambán, llegaron ya dentro del hemiciclo. Enfatizó los esfuerzos presupuestarios que está haciendo el Gobierno aragonés en pro de la igualdad, aunque señaló que en este tipo de políticas "no se tiene que marcar ningún techo".

La fachada del Ayuntamiento lució en el balcón principal desde primera hora una pancarta morada. En el salón de recepciones se colocó una estructura con forma de lazo con 47 macetas con flores de este color, una por cada víctima mortal de violencia de género desde el último 25 de noviembre, y las principales fuentes de la ciudad se iluminaron.

"Viví muy de cerca la violencia de género con 10 años y hay que estar aquí para que de una vez se termine esta lacra" (Itziar Sanz, estudiante)

La Delegación de Gobierno fue otro de los escenarios donde se guardó un minuto de silencio. En la declaración institucional, el subdelegado, Fernando Beltrán, defendió que la aprobación y entrada en vigor de la ley del ‘solo sí es sí’ "permite avanzar como país hacia una cultura sexual basada en el consentimiento y no en la violencia". Las controversias vividas en el Congreso y el Ayuntamiento zaragozano por los insultos a la ministra de Igualdad, Irene Montero, se hicieron hueco en su discurso. Sin nombrarlas directamente, calificó de "inadmisibles" los "ataques humillantes" hacia las mujeres, basados "en aspectos de su vida personal, familiar o sentimental" que, dijo, dejan en evidencia la "nula altura política" de quien los profiere. Como dice el refrán ‘A buen entendedor, pocas palabras sobran’.

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