Razones para visitar Huesca hay muchas. Desde el punto de vista de su historia y patrimonio, en la capital oscense destacan joyas como su catedral, de estilo gótico, con su espectacular retablo mayor, obra de Damián Forment, o la iglesia y el claustro de San Pedro El Viejo, construidos en el siglo XII y que constituyen uno de los conjuntos más importantes del románico aragonés. Otro de los atractivos de la ciudad es pasear por su centro histórico, disfrutando del encanto de sus calles, con comercios llenos de historia, sin olvidar la plaza de Navarra, donde merece la pena adentrarse en el famoso Casino. Y qué decir de su gastronomía, donde además de disfrutar de una variada oferta de restauración con productos de la tierra, la alta cocina está representada en dos establecimientos con estrella Michelín (Lillas Pastia y Tatau).

Perderse en alguno de sus parques es otra de las actividades que no hay que perderse en la capital oscense. El más popular es el de Miguel Servet, situado en el centro, que ejerce de pulmón verde en la ciudad. Cuenta con una amplia variedad de especies arbóreas, así con un amplio conjunto de esculturas repartidas por los distintos paseos del recinto, como la que ha pasado a simbolizar la ciudad: las Pajaritas, una de las piezas de Ramón Acín.

Paseando por este parque no pasa desapercibido, especialmente para los más pequeños, una casita de vivos colores diga de cuento. Y nunca mejor dicho, ya que se trata de una reproducción de la morada que Blancanieves compartía con los siete enanitos en la conocida historia de los hermanos Grimm, que posteriormente Walt Disney convertiría en su primera película de animación. Tal y como explica el consistorio oscense en su web, fue construida bajo el mandato del alcalde José María Lacasa como homenaje al estadounidense. El día de su inauguración, en 1947, se hizo un desfile de gente disfrazada como los personajes del cuento. Actualmente se abre durante la temporada estival como biblioteca infantil y ludoteca, el mismo uso que se le dio desde sus inicios.

J.Blasco

Junto a la casita de Blancanieves, un medallón con el retrato de Walt Disney, obra de José María Aventín Llanas, forma parte del monumento que la ciudad dedicó al genio del dibujo infantil, y que permite a los más pequeños disfrutar de la magia del Parque Miguel Servet.