Las grandes empresas de Aragón optan por la prudencia y alargarán algo más la mascarilla

Saica y BSH prefieren evaluar la situación tras la Semana Santa antes de decidir si retiran la mascarilla.
Las mantendrán en el transporte colectivo, los comedores o las salas de reuniones

Un trabajador de BSH en la fábrica de lavadoras de La Cartuja en Zaragoza.
Un trabajador de BSH en la fábrica de lavadoras de La Cartuja en Zaragoza.
Guillermo Mestre

La mayoría de las grandes empresas consultadas por HERALDO prefieren optar por la prudencia y mantener unas semanas más el uso de las mascarillas aún sin haber tomado una decisión definitiva ante el fin de su uso obligatorio en interiores, decretado por el Gobierno a partir del miércoles. 

La dirección del grupo papelero Saica dice que el principio de la prudencia debe seguir guiándoles: «Apuntamos a mantenerlas por prudencia hasta principios de mayo, pendientes de evaluar el efecto social». Así, piensan «estudiar la situación tras la vuelta de Semana Santa, y si no hay picos ni brotes, en ese momento, se podrá hablar de retirarlas». Y «si hubiera síntomas, se solicitará a los trabajadores usarlas; es una señal de respeto: cuida de ti y cuida de los otros», añaden.

Desde la dirección de BSH España explican que la adaptación de los protocolos no será inmediata y «la mascarilla de momento seguirá siendo obligatoria en el interior siempre que no se cumpla la distancia de seguridad o no se puedan tomar otras medidas de prevención como pantallas de separación de puestos». Pendientes de leer el texto que se publique en el BOE, el equipo de la empresa, que ha estado definiendo los protocolos de seguridad, aclaran, verá las medidas a aplicar en función de la situación sanitaria. Eso sí, mantendrán de momento activas «la mascarilla, los dispensadores de hidrogel, los indicadores de distancia mínima de seguridad, el control de la saturación de CO2 en espacios cerrados, la renovación frecuente de aire en oficinas o el control del número máximo de participantes en las reuniones».

Las empresas y sus servicios de prevención de riesgos laborales serán los que definan cómo actuar en cada caso, según avanzó la ministra de Sanidad, Carolina Darias. La concreción vendrá en el Real Decreto que se publique en dos días, si bien aconsejó hacer un «uso responsable» de la mascarilla aunque no sea obligatoria.

«El objetivo es siempre contar con las garantías máximas de prevención», aseguran desde Stellantis cuando todavía como grupo no tienen decidido qué harán con la mascarilla. «Distancia social, higiene personal, ventilación y seguimiento de casos activos son medidas que vamos a mantener en cualquier caso en las fábricas», confirma la dirección de esta compañía de automoción tras «haber invertido una suma importante» en medidas de protección. Saica, por su parte, cuantifica en cerca de 10 millones, solo en España, la inversión en medidas de prevención contra el coronavirus.

En Pikolin, señalan fuentes de la dirección, «el uso de mascarillas únicamente será obligatorio en el transporte colectivo y en los servicios médicos de la fábrica» y en zonas como el comedor habrá «un periodo transitorio» hasta que se vaya ampliando progresivamente el número de comensales por mesa. Asimismo, indican, se mantendrán los dispensadores de gel hidroalcohólico.

Benito Tesier, director general de Brembo, fabricante de sistemas de frenos, reconoce que no se puede obligar a nadie a llevar la mascarilla. «Y no lo haremos, pero donde haya espacios reducidos, se mantendrá. Estamos viendo lo que pasa en Shanghai y nos preocupa mucho. Más a las empresas que tenemos un flujo internacional de personas. No se si se ha valorado adecuadamente», afirma. Su recomendación es obrar con prudencia «por precaución y sentido de la responsabilidad».

«El trabajador que tenga miedo que la mantenga y el que no, que se la quite», opina Eduardo Sanz, director general de Airtex. «En la fábrica las distancias son grandes. Otra cosa es en las oficinas. Si estamos en reuniones muchas personas, nos pondremos la mascarilla». 

Tomás Ramos, gerente de Arcelor Mittal Tailored Blanks, confiesa que tenían instrucciones del grupo de quitarlas ya hace un mes, pero han preferido esperar, «lo que no evitará que el que se sienta más cómodo la siga llevando».

«Ya veremos si nos hemos adelantado o no», apunta Pedro Pablo Andreu, de Fersa Bearings: «Fuimos pioneros en traer mascarillas al tener planta en China y sufrir la covid en carne propia. Ahora cumpliremos la norma, pero la situación sigue complicada en Shanghai, que mantiene la política de cero infecciones», agrega.

Un trabajador en la planta de rodamientos de Fersa Bearings en Zaragoza.
Un trabajador en la planta de rodamientos de Fersa Bearings en Zaragoza.
Toni Galán

Patronal y sindicatos piden aplicar el sentido común y revaluar el riesgo

Las empresas ahora deben moverse «entre la prudencia y la vuelta a la normalidad», según Jesús Arnau, director general de CEOE Aragón, al entender que el entorno laboral «no ha sido foco de contagio» durante la pandemia, sino los encuentros sociales. Por eso, confía en que «impere el sentido común» y que en sectores como la hostelería, comercios y servicios de cara al público, sus empleados las sigan llevando por dar más seguridad a los clientes. Respecto a la industria, considera que «después de dos años llevándolas, en algunas las van a mantener». «Va a ser a voluntad. Procurarán que se sigan llevando en espacios con mucha gente donde no se puedan respetar las distancias de seguridad».

Marivi Pérez, responsable de Sistemas de Cepyme Aragón, recomienda prudencia. Lo más conveniente, afirma, es «esperar a que se publique la norma el día 20 por ver qué instrucciones recoge» y a partir de ahí, hacer una revaluación de los riesgos laborales en las empresas y establecer una serie de medidas. A su juicio, la retirada «ha sido un poco precipitada porque existen muchas dudas: «Pequeñas y medianas empresas no saben qué puede pasar, pero están obligados a evitar contagios y velar por la salud de su personal».

«El principio de cautela es el que debe regir», según José de las Morenas, de UGT, ya que «pese al alto grado de vacunación, la transmisión puede seguir existiendo». Mantener las mascarillas, añade, «es más que recomendable mientras se hace esa revaluación de riesgos». 

Luis Clarimón, de CC. OO. se muestra también partidario de dicha revaluación del riesgo en cada centro de trabajo. «Ahora los asintomáticos ni siquiera tienen baja, con lo cual pueden contagiar a colectivos vulnerables. Si no se puede mantener la distancia de seguridad, lo recomendable es mantenerla», pero «está todo pendiente de qué criterios de prevención se fijan y de evaluarlos de acuerdo con la plantilla», afirma. 

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