Tercer Milenio

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La pandemia entra en el año 3: nuevos tiempos, viejas amenazas

El coronavirus cumple dos años y entra en una nueva fase, camino de su normalización. Sin embargo, los científicos advierten de que el virus no se irá y de que aún entraña peligros. 

La pandemia entra en su tercer año
La pandemia entra en su tercer año
Víctor Meneses

El primer caso de covid registrado oficialmente en Aragón fue un hombre de 79 años que ingresó en la UCI del Hospital Clínico de Zaragoza con una neumonía grave. El ‘último’, probablemente sea una persona que hoy mismo se ha hecho un autotest en su casa, que ha visto que es positivo y que supera la enfermedad sin apenas enterarse. Entre uno y otro, la pandemia ha contagiado –según las cifras oficiales– a más de 400.000 aragoneses, y ha provocado casi 5.000 muertes en la Comunidad.

Tal día como este lunes, pero hace dos años, el gobierno decretó el estado de alarma y grabó a fuego el 14 de marzo de 2020 como el día en el que casi todo cambió. La vida en España quedó condicionada por una pandemia que ha marcado las vidas de todos los aragoneses, lo quieran o no. En estos dos años, la Comunidad ha pasado por confinamientos domiciliarios, cierres perimetrales de municipios y provincias, toques de queda, restricciones en los negocios… Ahora, el año 3 se afronta con nuevos aires, con cambios importantes que nos encaminan hacia una normalización de la pandemia. Las restricciones, limitaciones y medidas de protección van cayendo, y ya se ha anunciado que el sistema de vigilancia relajará el estrecho control que hasta ahora llevaba. Todo se encamina, así, hacia una convivencia con un virus que -por si había alguna duda- no va a desaparecer ni a corto, ni a medio ni -probablemente- a largo plazo. Y sus amenazas, tampoco.

"Que el virus desaparezca por completo es algo que ni siquiera contemplo", apunta Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza. "El virus va a estar ahí, y la posibilidad de que aparezca una variante más agresiva no la descarta nadie", añade el epidemiólogo veterinario Nacho de Blas. "No se acaba ni se acabará, el coronavirus formará parte de los organismos con los que convivimos", ratifica Enrique Bernal, investigador del IACS y colaborador de la OMS. "Eliminar un virus por completo es muy difícil, casi imposible. Lo vamos a tener aquí", sentencia Alberto Jiménez Schuhmacher, investigador Araid del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón.

Descartada su erradicación, habrá que seguir conviviendo con la covid. Para hacerlo, los mimbres parecen más sólidos que hace unos pocos meses. La vacunación, la inmunidad que han generado los masivos contagios de ómicron y la subida de las temperaturas permiten afrontar con más garantías los próximos meses. En el otro lado de la balanza, la caída casi total de restricciones, la relajación y el hastío de la población amenazan con frenar el descenso de los contagios, como se ha visto ya en algunos países que han retirado –por ejemplo– la obligatoriedad de usar la mascarilla en los interiores.

"En otoño no me extrañaría ver un nuevo pico, pero se contará de otra manera, más centrada en controlar a las personas vulnerables"

De esta ‘batalla’ dependerá el futuro de la pandemia en su año 3. Con la prudencia que recomienda la turbulenta experiencia vivida en estos dos años, estos científicos creen que entramos en una nueva etapa, pero con los riesgos conocidos aún latentes. "Si a Semana Santa llegamos con una incidencia baja, podremos estar bien, porque el verano no suele ser buena época para los coronavirus. En otoño no me extrañaría ver un nuevo pico, pero se contará de otra manera, más centrada en controlar a las personas vulnerables. Los hospitales se han preparado, tienen muchísimo conocimiento, hay medicamentos que controlan la enfermedad, test diagnósticos, una herramienta espectacular como es la vacuna… Nos adentramos en una nueva época", resume Jiménez Schuhmacher.

Aunque Juan José Badiola no descarta que venga "alguna variante preocupante", también señala que ahora "no estamos igual que estábamos antes". "Tenemos al 90% de la población vacunada, esperamos nuevas vacunas esterilizantes que prevengan el contagio... y cuando suban las temperaturas, la situación será menos propicia para el desarrollo del virus, así que podemos prever una etapa propicia y tranquila hasta octubre. El momento clave es el otoño, ahí sabremos la verdadera situación de la pandemia, si realmente ya es un virus que se comporta como una gripe... o no", apunta.

Enrique Bernal, por su parte, espera que la curva "siga bajando", aunque estos días el descenso ya se esté ralentizando. "Vamos a tener repuntes", asume. Aunque, como añade, "otra cosa es que lo que significa el virus será distinto". "En Semana Santa habrá repunte, pero será una situación asumida", ejemplifica. Para entonces, se espera que el seguimiento diario de vigilancia haya cambiado a "una red centinela que te dirá si el virus circulante está aumentando", para buscar contactos "allí donde pueda haber situaciones de vulnerabilidad".

Nacho de Blas, en cambio, advierte de que retirar las restricciones y relajar el seguimiento "antes de tiempo" puede traer "importantes consecuencias". "Si dejamos que el virus campe a sus anchas, aunque sea de forma asintomática, puede acumular mutaciones", resalta. Este epidemiólogo veterinario apunta que "se ha asumido que esto es una enfermedad trivial, que no pasa nada", pero a su juicio "ese discurso de que esto está vencido no concuerda con los datos de fallecidos que siguen llegando".

La vida en el tercer año de pandemia

Dos años después, la pregunta que se hacen muchos ciudadanos ya no es tanto cómo va la pandemia, sino cómo le va a afectar en su vida diaria. Las autoridades encaminan las normativas hacia un futuro inmediato que será lo más parecido a la vida ‘normal’ que hasta ahora hemos tenido: los bares, restaurantes y discotecas ya no tienen limitaciones, los pueblos y ciudades preparan unas fiestas patronales como las de antes, la mascarilla en interior parece tener los días contados... 

"Mi expectativa es la de una convivencia absoluta con el virus, como convivimos con ‘primos’ de este virus, o con la gripe o con la bronquiolitis... Y notaremos que las vidas cotidianas están menos alteradas, porque las medidas restrictivas es muy improbable que vuelvan, incluso con repuntes", apunta Bernal. A su juicio las personas a las que la covid cause una enfermedad severa "serán tratadas", algunos "tendrán que ingresar en un hospital" pero "la inmensa mayoría sobrevivirán".

Las autoridades encaminan las normas hacia un futuro inmediato que será lo más parecido a la vida ‘normal’ que hasta ahora hemos tenido

Jiménez Schuhmacher apunta que, estando vacunado, "se puede retomar la normalidad", aunque siempre "hay que calibrar las consecuencias de las acciones". "Si me relajo y estoy en situaciones de riesgo, tengo que proteger a las personas de riesgo si luego voy a verlas", ejemplifica. De Blas, por su parte, considera que "obligar a la gente a quedarse en casa –de cuarentena– va a ser imposible", así que tocará "recurrir al sentido común". "Yo en clase –es profesor de la Universidad de Zaragoza– seguiré llevando la mascarilla, porque creo que en situaciones de riesgo es necesaria", vaticina. 

Badiola considera directamente "un error" eliminar la obligatoriedad de su uso bajo techo, ya que es "una barrera potentísima". "Se están lanzando mensajes de que esto ya ha acabado, y la pandemia no se ha acabado", añade. En esa línea, De Blas resalta que "el cómputo total de muertos sigue aumentando". "Parece que hayamos decidido que hay gente prescindible", recalca.

Como contrapunto, Bernal apunta que la letalidad del virus ha caído drásticamente. En algunas franjas de edad, llegó a ser del 20% en las primeras olas; ahora es de 2 de cada 1.000, aproximadamente. A su juicio, "en el imaginario colectivo pesan demasiado los muertos de las primeras olas". Sin embargo, ahora hay "un alto grado de inmunidad", por lo que el virus es menos violento, a pesar de que el contador de muertos no se ha detenido. "La gente se muere de algo. Este año, nadie se muere de gripe. En epidemiología existe el concepto de mortalidad competitiva: si no vemos un exceso de muerte, como ocurre ahora, las causas compiten entre ellas por ser causa de muerte. Cuando vemos muertos, tenemos que ver que se mueren de eso porque no se están muriendo de gripe o de otras cosas", reflexiona.

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