La pandemia ha puesto a las ucis al borde del colapso por la atención a pacientes covid en Aragón

Las unidades de cuidados intensivos de Aragón han tratado desde marzo de 2020 a más de 1.600 enfermos con coronavirus. Las sucesivas olas han ido "mermando" el ánimo de los profesionales, que se enfrentan a un trabajo "muy exigente".

Un paciente, ingresado en la tercera ola en la uci del Clínico
Un paciente, ingresado en la tercera ola en la uci del Clínico
Oliver Duch

El estrés habitual que soportan las unidades de cuidados intensivos se multiplicó exponencialmente cuando estalló la crisis del coronavirus en Aragón asumiendo una fuerte presión, una gran carga emocional y una preocupación añadida por evitar el contagio. Y todo ello en una situación de incertidumbre, miedo y dudas por enfrentarse a una enfermedad desconocida hasta entonces que ha puesto a prueba el sistema sanitario aragonés.

La intensivista Patricia Mora estaba de guardia en el Miguel Servet el 14 de marzo de 2020, el día que el Gobierno declaró el estado de alarma para afrontar la situación de emergencia provocada por la covid-19. "Entonces estalló todo, no hacía más que llegar gente con coronavirus, muy mal, y era intubar y estabilizar y pasar al siguiente paciente", recuerda la también presidenta de la Sociedad Aragonesa de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Sarmicyuc). La mayoría de enfermos requerían intubación por lo que los profesionales conocen como ‘pulmón blanco’, porque así se ve este órgano de un paciente con esta infección en una radiografía

A la inquietud inicial se sumó la falta de respiradores y "hubo que echar mano de todos los equipos disponibles", asegura Juan José Araiz, jefe de servicio de Medicina Intensiva del Hospital Clínico e investigador principal de un grupo sobre pacientes críticos en el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón. Para sucesivas olas, el Salud hizo acopio de material. Para el director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad, en esa primera ola "hubo un riesgo importante de colapso". 

"Cada ola ha ido mermando un poco el ánimo del personal, porque son condiciones de trabajo duras, es un trabajo muy exigente"

Ante esta situación, se habilitaron nuevos puestos fuera de los espacios habituales, algo que se ha repetido en otros momentos de la pandemia. Las ucis han llegado a estar al máximo de su capacidad. Desde el inicio de la pandemia han atendido a 1.603 pacientes covid, además del resto de enfermos. Un escenario que se tuvo que afrontar, además, con escasez de personal, ya que una uci, además de monitor y respirador, requiere contar con profesionales formados y cualificados.

Salvo la primera ola, en la que se redujo la atención de otras patologías, al descender los accidentes laborales o de tráfico, por ejemplo, o suspender la actividad quirúrgica, en las siguientes se ha intentado compatibilizar teniendo en cuenta la disponibilidad de recursos. "Cada ola ha ido mermando un poco el ánimo del personal, porque son condiciones de trabajo duras, es un trabajo muy exigente", indica la intensivista Patricia Mora: "Vivimos al borde del colapso permanentemente. No es una situación nueva, siempre hemos necesitado camas de uci, pero ahora el servicio está totalmente tensionado por la situación que estamos viviendo en estos últimos dos años".

Recursos limitados

Aragón dispone, según el doctor Araiz, de 175 camas de cuidados intensivos: 145 de titularidad pública y 30, privada. La limitación de puestos se ha encontrado, durante la emergencia provocada por la covid, con que los pacientes con insuficiencia respiratoria han requerido de estancias muy largas, de unas tres semanas aproximadamente. La media de edad ha ido descendiendo conforme pasa el tiempo, como efecto de la campaña de vacunación.

La provincia turolense cuenta solo con seis camas de uci en el Hospital Obispo Polanco. Desde el San Jorge de Huesca, el jefe de la unidad de cuidados intensivos, Carlos Serón, reclama también más recursos humanos y mejoras en las estructuras hospitalarias. Este centro tiene prácticamente todas sus camas covid de cuidados intensivos (10) ocupadas, una situación que arrastra desde diciembre. Esta saturación obligó a mediados de enero a ampliar cuatro plazas para poder atender a enfermos críticos afectados por otras patologías. Mientras, se estuvo derivando pacientes a otros hospitales de Aragón.

"No se puede escatimar en los recursos para la uci, se necesitan para la sociedad"

Para coordinar la atención en estas unidades se volvió a activar en enero el mando único de las ucis en Aragón, cuya responsabilidad recae de forma semanal en los jefes de servicio de los cuatro principales hospitales zaragozanos y, en las dos primeras semanas desde su puesta en marcha se gestionaron tres traslados, explicaron desde la Consejería. Según menciona Abad, se creó en la primera ola y se recuperó en la tercera. La previsión que maneja es que los niveles de ocupación de uci vayan descendiendo de cara a febrero. 

Este miércoles, según la información del portal de Transparencia, había 744 pacientes ingresados por covid en los distintos hospitales aragoneses, de los que 73 están en la uci. El pico en esta séptima ola se alcanzó el martes, con 78. El Miguel Servet y el Clínico son los que más enfermos críticos atienden por esta infección: 23 y 17, respectivamente.

Desde la Sociedad Aragonesa de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias afirman que, de cara al futuro, habría que ampliar las plantillas, sobre todo de Enfermería, en una unidad que requiere cualificación y experiencia para atender al paciente crítico". "No se puede escatimar en los recursos para la uci, se necesitan para la sociedad", concluyó la presidenta de esta sociedad.

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