El joven de Alagón que empieza a montar el belén en febrero

Julián Palacín ha elaborado con sus propias manos varios edificios del Pueblo Viejo de Belchite, que ambientan su belén de más de 70 metros cuadrados.

Hay pisos de 30 metros cuadrados y belenes de más de 70, como el que tiene en su casa Julián Palacín. Este joven de Alagón es un enamorado de los nacimientos desde niño. "Mi madre cuenta que con 7 años ya no dejaba meter mano al belén a nadie y en 2006 me dio el tuntún de hacerlo más grande y hasta puse agua, que se me salió e inundé el garaje", ríe ahora.

Al principio fabricaba las casas de cartón con vendas. "Primero eran casas hebreas, hasta que en 2017 decidí inspirarlo en el Pueblo Viejo de Belchite", apunta Palacín. Desde entonces, Julián ha fabricado varios edificios icónicos de esta localidad, en base a los vestigios que todavía perduran y a fotografías antiguas con las que se ha documentado. De ahí que se llame 'Un Belén de tiempos pasados'.

Este alagonero de 27 años pone a remojo ladrillos durante dos o tres días para que se reblandezcan y después los corta con una máquina, obteniendo los pequeños ladrillos que coloca uno a uno. "Como lleva cemento, la estructura la hago de madera, así que tengo que hacer hasta marquetería. También cálculos, matemáticas...", explica. Fabrica de forma artesanal los carros o las tejas, por lo que no hay dos iguales.

El arco de la villa, la torre del Reloj, el convento de San Rafael de las madres dominicas, el arco de San Salvador, varias casas que han desparecido ya o están en ruinas son algunas de las reproducciones. Una de las novedades de este año es la iglesia de San Martín. "Mide 1,81 metros de altura, de hecho, casi llega hasta el techo desde la tarima", señala.

Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
J.P.

Estas medidas son acordes al tamaño de las figuras. Las que se ubican en un primer plano son de 20 centímetros, mientras que las que hay en el fondo, con el fin de hacer perspectiva, son de 16. Todas de estilo hebrero: "Es una combinación un poco extraña con los edificios aragoneses, pero es bonita. A la gente le gusta mucho".

A la pregunta de cuántas figuras tiene responde con risas porque ha perdido la cuenta. "Muchas figuras las he pintado yo y otras son de escultores andaluces. La mayoría son de Joaquín Pérez, pero también hay de Mayo o de Cerrada. Los puestos del mercado, mariposas, golondrinas, ratas, cestas con huevo los hace Lidia Moya, una amiga belenista de Requena", enumera. También menciona a Lola Temprado, una belenista 'youtuber' que atesora 809.000 suscriptores. Además, tiene muy presente a Ángel Vidal, el belenista de Gallur: "Falleció este año. Nos queríamos mucho y para mí es un honor tener cosas suyas".

Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
J.P.

Esa afición de la infancia se ha convertido en una verdadera pasión que le atrapa todo el año. "Empiezo a montarlo en febrero porque todos los años lo quito, es diferente", apunta. Por ejemplo, la pasada Navidad lo tenía frente a la puerta, recuerda, pero en esta ocasión la distribución es circular. "Entras dentro de las cuevas, así que te hace partícipe del belén. Primero ves la anunciación, después los lavaderos del Pueblo Viejo, la escuela… ves todo el pueblo. El mismo techo de la cueva es la parte superior del nacimiento. Después está el palacio de Herodes y la huida a Egipto", describe, en total sostiene que hay entre 75 o 76 metros cuadrados.

Para Julián, el belén es una estancia más de su casa. Se puede visitar en el garaje que habilitó de lunes a domingo, de 17.00 a 20.00 en el número 15 de la calle del Portillo de Alagón. Es gratuito, pero se puede dejar un donativo. Esta muestra forma parte de la Ruta del Belén de Aragón, actividad que mueve al año en torno a 170.000 personas. Hasta el belén han llegado visitantes de Córdoba o Cedrillas y para este fin de semana espera autobuses de Peralta de la Sal y de Fraga. También lo visitan los belchitanos, al fin y al cabo, es el eje del belén.

"Se me encendió la bombilla en una de mis visitas al pueblo viejo, soy recreacionista de la Guerra Civil", recuerda el joven. En Belchite lo saben y señala que ha sido reconocido por el pueblo, su alcalde y la fundación del Pueblo Viejo, de hecho, incluso ha recibido a belchitanos. "Al año de montarlo vino una persona que había vivido en el Pueblo Viejo y nos contó historias. No sabía dónde venía y se emocionó", dice con orgullo. Ahora cuando coincide en una visita, las guías le hacen publicidad y ensalzan su trabajo. "Aunque sus casas vayan desapareciendo por el paso del tiempo, a través del montaje puede perdurar el recuerdo de lo que llegó a ser", apostilla.

Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
Detalles del belén de Julián Palacín, de Alagón.
J.P.

La tradición de poner el belén

"En 2019 el interés por los belenes estaba en alza, vino mucha gente. No obstante, con la pandemia ha sido peor", lamenta, pero con la esperanza de que resista. "Es algo que nos han dejado nuestros antepasados", dice mientras pone como ejemplo que su abuelo, artesano del alabastro, ya lo montaba con figuras de ese material. En un alegato al futuro de los belenes, considera que cada uno de ellos es “especial” porque se pone "con cariño".

En la actualidad se pueden ver belenes de juguete, como es el caso de Playmobil. Esto hace que la tradición se acerque a los más pequeños de la casa de una forma común. "A día de hoy no sé vivir sin esto. Se me van los ojos a todo lo que puedo utilizar en el belén, la imaginación va a más", confiesa. "Te llena de orgullo cuando la gente se emociona, sabes que se van con un buen sabor de boca", concluye.

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