Aragón

Sánchez confirma las ayudas por la riada, que respeta Zaragoza y amenaza Pina y Quinto

Pone a Aragón de "ejemplo" de coordinación y Lambán contrapone la respuesta del PP en 2015. El rey Felipe VI se interesa por la afección de la crecida y transmite su solidaridad a los afectados.

Los presidentes de Aragón y de España, Javier Lambán y Pedro Sánchez, junto al alcalde de Pradilla, Raúl Moncín, recorren la defensa del Ebro en la localidad, este martes.
Los presidentes de Aragón y de España, Javier Lambán y Pedro Sánchez, junto al alcalde de Pradilla, Raúl Moncín, recorren la defensa del Ebro en la localidad, este martes.
Oliver Duch

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, garantizó este martes en Pradilla que pondrá "todos los resortes" de la Administración para paliar "de inmediato" los daños provocados por la crecida del Ebro, cuya punta alcanzó Zaragoza, donde anegó 3.200 hectáreas en el término municipal sin generar grandes problemas, pero que amenaza el casco urbano de Pina y la huerta de Quinto.

Sánchez confirmó que el viernes aprobará el Consejo de Ministros la declaración de zona catastrófica para poder intervenir "de inmediato" y resarcir con ayudas a los afectados, principalmente agricultores a los que la avenida ha anegado miles de hectáreas de cultivo. El rey Felipe VI telefoneó por la mañana al presidente de Aragón, Javier Lambán, para interesarse por la crecida del Ebro y para transmitirle su apoyo a los afectados por las inundaciones.

En una breve declaración sin preguntas tras recorrer parte del tramo urbano del río en la localidad zaragozana, Sánchez trasladó la "solidaridad" del Gobierno y del conjunto del país con los municipios que están sufriendo las consecuencias de la crecida, mensaje que también trasladó con posterioridad en Navarra y La Rioja.

Sánchez insistió en que se pondrán "todos los vehículos de la Administración" para que los vecinos puedan recuperar su día a día tras una avenida extraordinaria que, lamentó, se repite de una forma "mucho más frecuente como consecuencia de la emergencia climática". Ante esta situación, destacó la importancia de contar con un Estado "fuerte" para prevenir y atenuar los daños, lo que le llevó a agradecer la labor de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Del mismo modo, subrayó la importancia de que todas las administraciones se coordinen, "con independencia de las orientaciones políticas", para anteponer el interés general. "Lo importante, y lo que quieren los vecinos, es que todas las administraciones les demos respuesta", resaltó antes de poner de "ejemplo" la dada en Aragón.

Esa labor la pudo comprobar también en Pradilla con representantes de los tres niveles de la Administración implicados en la reacción ante la riada que le esperaban en la mota del Ebro: los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y de la Diputación Provincial de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero, el alcalde de Pradilla, Raúl Moncín, y otros de la Ribera Alta, además de la delegada del Gobierno, Rosa Serrano, que le acompañó desde su llegada en helicóptero a Zaragoza.

Precisamente, el presidente Lambán destacó la "coordinación perfecta" ante la crecida, que contrapuso con la "manifiesta descoordinación y dejadez" en la gestión de la 2015, cuando estaban al frente de los gobiernos central y autonómico Mariano Rajoy y Luisa Fernanda Rudi, respectivamente.

Además, valoró la "previsión inversora" del Ejecutivo de Sánchez. "Sin inversiones y cambio radical en la gestión de las avenidas, hoy estaríamos hablando de catástrofes bastante considerables", apostilló, sin dejar de dar por hecho que la Administración central seguirá implicada para intervenir en el cauce y proteger los cascos urbanos, sin olvidarse tampoco de "resarcir de los daños a los damnificados".

Por su parte, el alcalde de Pradilla reconoció que han pasado unos días "bastante difíciles", aunque "la cosa ha salido bien después de lo mal que pintaba" y no se ha tenido que evacuar el pueblo. También aprovechó para requerir a los dos mandatarios a seguir actuando en el río.

Sin visita a Zaragoza capital

No le gustó al alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, que Pedro Sánchez se decantara por Pradilla y no por la capital en su visita para comprobar los daños causados por el Ebro. Lo dejó claro en Twitter. "¿No tiene tiempo Sánchez para interesarse hoy por el estado de la riada en Zaragoza, donde se vive ahora la situación más crítica, y las afecciones que está generando a sus vecinos? Por lo visto, los zaragozanos debemos ser poca cosa para él", le espetó.

La tranquilidad que se respiraba en la Ribera Alta, a la espera de la valoración de daños, se tornaba en tensa calma en Zaragoza capital, donde la crecida se quedó en 2.117 metros cúbicos por segundo y 5,5 metros (frente a los 2.400 y 6,10 previstos) y en inquietud en la Ribera Baja, que vivió la jornada con preocupación máxima en Pina de Ebro y Quinto.

En el término municipal de Zaragoza, la crecida anegó 3.250 hectáreas y causó complicaciones en la Z-30, en Vadorrey, e inundó las riberas en la margen izquierda y en La Almozara. En el restaurante Aura, uno de los más afectados, esperan que las pérdidas por los daños de la crecida superen ampliamente los 100.000 euros. También serán cuantiosas, aunque no tanto como las de 2015, las que se afrontarán en el Club Náutico. El agua anegó de forma parcial el Club Deportivo Helios y el Tiro de Pichón, e inundó garajes en barrios como el Arrabal, Vadorrey y La Almozara. Un buen susto se llevaron vecinos de el camino de la Mejana en Monzalbarba que se vieron rodeados de agua, y en Torre Urzáiz, en Movera, donde confiaban anoche en que la mota resistiera y mantuviera las viviendas fuera de la zona de alcance del Ebro.

Aguas abajo de la capital, en El Burgo de Ebro, el riesgo estaba contenido. Se trabajó, de hecho, durante toda la jornada en el refuerzo del dique que protege el casco urbano y se levantó un cordón de seguridad.

El único casco urbano amenazado era el de Pina, pero en la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) tenían claro que no se iba a llegar a inundar, aunque para evitarlo fuera necesario romper las compuertas de los marcos fusibles de la A-1107 y anegar así, aún más, la huerta de Quinto.

Al cierre de esta edición, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias utilizaban equipos de achique, con capacidad para 3.300 metros cúbicos a la hora, en Pina para controlar el aporte de agua del río en la zona baja del municipio. Técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tenían previsto vigilar durante toda la noche los hitos, que tenían margen para soportar caudal, a la espera de la cresta de la crecida, que debería llegar hoy al mediodía. Por la tarde, se organizó la evacuación de 36 personas con movilidad reducida de Pina, que fueron trasladadas a las residencias públicas de Osera y El Burgo y se habilitó un albergue en Bujaraloz, con medio centenar de camas listas, por si era necesario realizar algún desalojo.

La meseta del Ebro, que se mantendrá unas 36 horas en la capital, debería haber comenzado a llegar a la Ribera Baja de madruga. Y por ella seguirá discurriendo, lenta, bajo la estricta vigilancia de los técnicos de la CHE, la DGA, la UME y la Delegación del Gobierno, que coordinan sus esfuerzos para limitar los embates del Ebro.

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