Heraldo del Campo

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El vacuno de carne, en una situación "insostenible"

Un informe realizado por Cooperativas Agroalimentarias de España advierte de la complicada situación que vive el sector del vacuno de carne. Señala que la falta de rentabilidad pone en peligro la pervivencia de las explotaciones.

Las explotaciones de vacuno de carne atraviesan un complicado escenario agravado por el impacto de la crisis sanitaria.
Las explotaciones de vacuno de carne atraviesan un complicado escenario agravado por el impacto de la crisis sanitaria.
HA

Despectivos comentarios de ministro aparte, el sector del vacuno de carne atraviesa un momento más que delicado. "Insostenible", lo califica Cooperativas Agroalimentarias de España, cuyos servicios técnicos han realizado un informe en el que documentan las "preocupantes" y negativas cifras de rentabilidad que atraviesa esta ganadería. Algunos de sus problemas vienen de lejos, pero está siendo la pandemia, y las heridas que va dejando en muchos sectores productivos, también en la esencial actividad agroalimentaria, la que ha terminado por dar la puntilla a una ganadería con importante presencia en la Comunidad aragonesa. Y para que la tormenta sea perfecta, la imparable subida de los precios de los cereales, que con tanto motivo celebran los agricultores, está disparando el coste de los piensos y haciendo insoportable para los ganaderos asumir los cada vez más elevados costes de producción.

El documento presentado por la organización que integra y representa a las cooperativas advierte que el análisis teórico realizado en el sector arroja resultados inquietantes, porque evidencian que en la mayoría de las explotaciones los márgenes obtenidos llevan el signo negativo, un escenario que este sector lleva arrastrando como una pesada losa desde 2019.

Por eso, los peores augurios apuntan a serias dificultades a corto y medio plazo que podrían poner en peligro la pervivencia del vacuno, que suma en Aragón algo más de 2.200 explotaciones con un censo de cebo superior a los 280.000 cabezas.

En las lonjas se evidencia también el desespero de los productores. Precisamente, en su última sesión de esta semana, la de Binéfar, de referencia para el vacuno de carne, destacaba que la sensación que predomina desde el sector productor es la tristeza. "Parece que todas las noticias son negativas para el vacuno", señalaba en su comentario semanal la lonja oscense, que advertía que la pregunta que está provocando esta situación es si va a ser rentable continuar con la actividad. "Se ve todo muy negro en estos momentos, con una sensación de agotamiento tanto económica como moral", añadía.

Por todo ello, no sorprende la airada respuesta de las asociaciones de productores a las palabras Alberto Garzón, el titular de Consumo en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, con las que animaba a reducir el consumo de carne por el bien de la salud de los ciudadanos y del planeta. Y no es solo que moleste que un responsable de consumo se dedique a desincentivar el mercado de unos de los sectores de peso en la agroalimentación. Lo que ha conseguido la respuesta unánime y tajante del sector es que las palabras del ministro hayan llegado cuajadas de datos "incorrectos" que presentan "erróneamente" al vacuno como el mayor, el peor y el más indeseable de los enemigos a los que se enfrenta el planeta.

Ejemplares de vacuno de carne en una explotación aragonesa.
Ejemplares de vacuno de carne en una explotación aragonesa.
HA

El vacuno de carne llegó a 2020 arrastrando serias dificultades económicas debido a unos márgenes de rentabilidad negativos y a defectos estructurales que impiden un suficiente reparto de valor entre los distintos eslabones de su cadena productiva. Y con ese escaso músculo, el golpe de la pandemia de la covid y el estado de alarma decretado por el Gobierno, que obligó a los ciudadanos a encerrarse en casa, paralizó totalmente la actividad productiva y cerró a cal y canto la hostelería, supuso el más duro mazazo para un sector con especial vinculación al canal horeca.

Ahí sigue, sin salir del bache. La lenta reapertura (a trompicones) de la restauración no ha conseguido revitalizar lo suficiente las ventas de carne, porque "gran cantidad del producto que se suministra al consumidor en la actualidad es producto que fue congelado en su momento por el canal hostelero y restaurador".

No es el único motivo que dibuja el preocupante escenario al que se enfrentan los productores. Ningún sector económico se ha librado del profundo impacto de la pandemia, por lo que previsiblemente el conjunto de la sociedad verá afectado su nivel de ingresos, generándose una incertidumbre económica que probablemente impactará en los patrones de consumo alimentario y desviará el consumo hacia fuentes de proteína de precio más asequible, entre las que no está la carne de vacuno.

Aunque a finales del pasado año las dificultades parecían dar un respiro en forma de recuperación progresiva de los precios en las lonjas de referencia, todo se ha quedado en un espejismo porque dichos incrementos comenzaron a revertirse a partir de la última semana de mayo. La razón hay que buscarla en los mercados exteriores, más concretamente "por el fin del Ramadán y el comienzo de una época del año tradicionalmente mala para la demanda".

No solo eso. Aun consiguiendo mejores precios que hace un año, los ganaderos no han podido trasformar ese aumento en rentabilidad porque sus costes de producción se han disparado impulsados por el destacado encarecimiento de los precios de la alimentación animal. De hecho, las referencias de precios medios de los piensos para el cebo de los terneros publicados por el Ministerio de Agricultura hablan de un aumento de casi el 23% más entre 2019 y 2021.

Este es el análisis con el que Cooperativas Agroalimentarias de España detalla y advierte de la "insostenible" situación que atraviesa el vacuno de carne, un escenario que incluso se presupone mucho más dramático si se tienen en cuenta otros costes como la mano de obra y "que pone en peligro la pervivencia del sector en el medio y largo plazo".

Lo corrobora también José Manuel Macarulla, director ejecutivo en la asociación de criadores de raza bovina Parda de Montaña (Araparda) y representante del sector en Cooperativas Agroalimentarias de Aragón. "Con la gran dependencia que tenemos de la restauración, la covid nos ha hecho polvo y aún no nos hemos recuperado", destaca Macarulla, que recuerda que, como el vacuno de carne, otros sectores ganaderos también resultaron duramente golpeados por los efectos de la crisis sanitaria, pero, a diferencia del vacuno, han conseguido ir remontando la situación.

El representante de la organización cooperativa se muestra pesimista. "El mercado interno está totalmente deshecho y, tal como está la situación, es muy previsible que vuelvan a repetirse las bajadas de precios", señala. Además, insiste en que apenas se exporta, y lo poco que sale al exterior lo hace a unos precios muy bajos.

Y es que, apunta Macarulla, los mercados árabes, que han tomado impulso en los últimos años, "son un caramelo envenenado", porque son "muy volátiles", ya que se mueven por el tipo de cambio euro-dólar, por lo que cuando la moneda estadounidense está más baja no tienen inconveniente en mirar hacia otro lado, lejos de los países europeos, para que el pago de sus importaciones sea más competitivo.

Por si fuera poco, "tampoco ayuda en absoluto las noticias de barcos cargados de terneros dando vueltas por el Mediterráneo", recuerda Macarulla. Se refiere al buque Karim Allah, que partió del puerto de Cartagena cargado con cientos de reses -con certificados de origen en Aragón- que acabaron teniendo que ser sacrificadas tras más de dos meses vagando por el Mediterráneo después de que Turquía, país al que iba destinada la mercancía, se negara a recepcionarla con el argumento de que la documentación no acreditaba suficientemente que el ganado estaba libre de la enfermedad de la lengua azul. "Este hecho también nos pasará factura y, al final, todo terminará con nuevas limitaciones al transporte de ganado vivo", augura.

Si a todo ello se suma el encarecimiento de la alimentación animal, el vacuno se enfrenta a la tormenta perfecta. De hecho, destaca Macarulla, el informe evidencia que hay productores que están cobrando precios de hasta 200 euros por debajo de los costes de producción, lo que está llevando a los ganaderos a "sacrificar antes de tiempo a sus animales para que dejen de comer, porque hay que sacarlos de la granja para no gastar más".

Lo peor de todo, lamenta el representante de Cooperativas, es que "no se nos escucha" y las administraciones no solo están haciendo caso omiso a las preocupaciones de este sector, sino que incluso toman medidas que no benefician precisamente a las explotaciones.

Porque no ayuda -y cita como ejemplo- "que se autorice la entrada de animales procedentes de Francia para pastar en las montañas oscenses en base a un acuerdo de hace más de un siglo, para que luego nos encontremos con la sorpresa de que tenemos focos de lengua azul". A ello, suma Macurulla, la necesidad de que las administraciones sean más ágiles en los mecanismos para facilitar la exportación, en ocasiones muy complicada por la excesiva burocracia.

Es cierto que, en su opinión, el vacuno de carne también tiene que entonar el ‘mea culpa’ porque muchas de sus dificultades también tiene mucho que ver con que este "es un sector muy desestructurado, en el que hay mucho movimiento debido a la integración y que es necesario ordenar".

Goteo de cierres

El panorama se presenta desolador y el representante de Cooperativas Agroalimentarias advierte que a finales de este año se comenzará a ver el goteo incesante de cierre de explotaciones.

No ha sucedido así hasta ahora. Más bien parece todo lo contrario, porque los datos evidencian incluso un incremento tanto de granjas como de número de cabezas en Aragón. Según los últimos datos disponibles (junio de 2021), había en Aragón 2.212 explotaciones de cebo, la mayoría de ellas (1.542) situadas en la provincia de Huesca. En conjunto sumaban una cabaña de 287.457 animales. La cifra es superior a la registrada ese mismo mes del año anterior, ya que en junio de 2020 el número de explotaciones sumaba las 2.153 con 283.159 terneros. Incluso si se comparan los datos del mes de noviembre entre los años 2015 y 2020 los censos muestran un incremento del 24% y el número de explotaciones un crecimiento del 6%.

Sin embargo, Macarulla destaca que estos datos hay que tomarlos con cierta precaución porque pueden ser "algo ficticios", ya que el número de granjas que se contabilizan son aquellas que en ese momento se encuentran con censo, por lo que puede haber explotaciones que estén vacías (por los tiempos del modelo de integración), pero no significa que estén inactivas.

Y añade un matiz. Explica que la expansión que el vacuno de carne ha tenido en los últimos años en Aragón está muy ligada con el acceso de los jóvenes al sector. "El nuevo modelo de ayudas a la incorporación ha favorecido la aparición de más de un centenar de explotaciones, impulsadas también por el avance de la integración", señala.

Por todo esto, Cooperativas Agroalimentarias de España ha trasladado dicho análisis tanto al Ministerio de Agricultura como al Observatorio de la Carne de la Comisión Europea, dejando clara su "preocupación por el aumento de los costes de producción que empuja a las explotaciones de vacuno a una situación insostenible".

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