Heraldo del Campo

entrevista

José Ferrer: "Los vinos de Aragón tienen mucho que decir fuera y este proyecto ha contribuido a ello"

Es gerente y enólogo de Viñas del Vero, bodega de la D. O. Somontano que cumple 35 años, con una venta de 5,5 millones de botellas al año.

José Ferrer, en la bodega de Viñas del Vero.
José Ferrer, en la bodega de Viñas del Vero.
Viñas del Vero

La bodega líder en ventas y una de las locomotoras de la D. O. Somontano, Viñas del Vero, cumple 35 años y lo celebra con la recuperación de variedades y viñedos antiguos, la búsqueda de nuevos nichos y la apuesta por un enoturismo que sorprenda. La bodega vende 5,5 millones de botellas al año, el 40% de la D. O. (60% nacional y 40% exportación) y genera 115 empleos, 69 de los cuales directos.

¿Qué evolución ha tenido la bodega?

Positiva. Viñas del Vero se crea en 1986 plantando viñedo, pero con una misión muy concreta, y de ahí que en el accionariado estuviera el Gobierno de Aragón: para apoyar el desarrollo de los vinos del Somontano y la comercialización de los vinos aragoneses en el mercado internacional. En estos 35 años, la D. O. Somontano es ya reconocida en España y se han creado más bodegas, ahora hay 29. Viñas del Vero sigue liderando el ranquin de la D. O. y ha ayudado a la generación de la marca Somontano. Las historias de la D. O. y la nuestra son muy paralelas. La segunda misión, también se ha cumplido. Hay muchas denominaciones enfocadas más a la comercialización internacional que a la nacional. Los vinos de Aragón tienen mucho que decir fuera y este proyecto ha contribuido a ello.

¿Que ha supuesto para la bodega formar parte de un gran grupo como González Byass?

Ellos vinieron aquí a sumar. Buscaban una bodega en el norte y nosotros éramos muy atractivos por ser rentables. El Gobierno aragonés debía retirarse del accionariado y llegó a un acuerdo con González Byass, firma que pronto cumplirá 200 años. La zona también es atractiva para hacer los vinos que quieren en su porfolio. Es una empresa global con mercados en los 360 grados de la tierra. Sin ser una marca global ya pensamos en vender en todo el mundo. Antes mirábamos al mercado nacional y de proximidad.

¿Cómo sale adelante una bodega en tiempos de la covid?

Como se puede. Ser una bodega es muy bonito, pero tienes viñedos, viticultores y a finales de julio la uva envera y viene la cosecha y hay que vinificar. Quiero decir con esto que el depósito se llena en exceso si lo que ya había no sale. Ante una pandemia de este tipo hay que buscar soluciones en comercialización. Hemos sufrido como todos porque tanto Viñas del Vero como Somontano están orientadas al canal tradicional: bares, restaurantes, cafeterías, tiendas especializadas, donde está el valor. Y no tiene un enfoque hacia los supermercados. Cuando se ha cerrado el canal tradicional lo hemos pasado mal. Nuestra exportación sí que está más enfocada en los supermercados, ahí hemos crecido en volumen, pero no en valor. Hemos tenido que acudir a mercados donde antes no íbamos. Todo esto nos ha hecho pensar en diversificar el riesgo. Es bonito vender en Zaragoza, donde te conocen, pero es muy difícil vender en Rusia porque no te entienden. Pero tendremos que esforzarnos más por ir a esos mercados.

El enoturismo también ha sido otro pilar de la bodega que se ha resentido.

Abrimos la puerta cuando las autoridades lo permitieron y ha cambiado mucho, ahora hacemos grupos más pequeños. Antes de la pandemia recibíamos 13.000 visitas, todo eso se ha caído. Pero desde el momento que hemos abierto la puerta ha habido gente y eso quiere decir que hay demanda. Entre todos estamos haciendo un enoturismo muy bonito, por explotar, porque la zona es tranquila y lo permite con sus valores genuinos. El vino es un vehículo perfecto para conocer un territorio y generar riqueza. Nosotros estamos intentando no solo atraer volumen, sino el aspecto cualitativo, sorprender a la gente con vinos de mayor valor, y que repitan. Y eso está relacionado con la generación del valor de marca: que la gente asocie a Viñas del Vero como disfrute y cuando esté en su casa compre nuestros vinos.

Otra seña de identidad de Viñas del Vero ha sido la recuperación del viñedo antiguo, como los pagos de Secastilla.

Es el otro Somontano, aunque esté en Ribagorza. Es un terroir único en orientación, término de suelo, microclima… Lo importante es saber interpretar ese terroir y plasmar la montaña en una botella. En Viñas del Vero hacemos unos vinos para el mercado global y en Secastilla plasmamos la expresión de la garnacha. Es algo que está relacionado con la sostenibilidad. Uno de los activos más importantes que tenemos es el viñedo y por eso tenemos que trabajar para cuidarlo y ser sostenibles con el medio ambiente para dejarlo en mejores condiciones que lo encontramos. Estamos intentando hacer viñedos viejos. En Secastilla encontramos viñedo viejo que fue mantenido y es una pena que no se trabaje por eso, porque es viejo. En Barbastro también estamos intentando tener viñedos viejos para dejarlos más viejos. Si solo hacemos una apuesta por la rentabilidad, el viñedo nunca envejecerá.

¿Ese es el reto que se marca Viñas del Vero?

Sí. Enológicamente adaptar los vinos a los mercados, tener reconocimientos, altas puntuaciones, generar valor a la marca y lanzar vinos que puedan tener receptividad en los nichos. Pero también generar historia. Celebramos 35, hay quien dice que se empieza a tener reconocimiento de marca a los 50 años. Los queremos cumplir y tener mayores activos como nuestro saber hacer, los viñedos, la búsqueda de terruños para hacer nuevos vinos. Hacer vino que haga disfrutar a la gente.

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