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Reuniones telemáticas de vecinos: "La idea es muy buena, pero ponerla en práctica va a costar"

El presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón, Miguel Ruiz, advierte de que no todo el mundo dispone de un ordenador o de medios para poder atenderlas virtualmente.

Viviendas en Zaragoza, en una imagen de archivo.
Viviendas en Zaragoza, en una imagen de archivo.
Archivo Heraldo

Más de 1.000.000 de juntas de propietarios -entre el 16%-18% de ellas en Aragón- se han dejado de celebrar en nuestro país en este año de pandemia. No obstante, esta situación podría cambiar tras la entrada en vigor (el pasado 9 de mayo) del Real Decreto-ley 8/2021, de 4 de mayo, por el que las reuniones de las comunidades de vecinos que sea necesario convocar podrán celebrarse telemáticamente. Asimismo, en las que no se pueda garantizar la participación de todos por esta vía se pueden adoptar acuerdos mediante la emisión del voto por correo postal o comunicación telemática.

Hasta este momento, en la Comunidad se están celebrando reuniones de vecinos "exclusivamente" para tratar temas urgentes (entre ellos, obras de accesibilidad universal y otras necesarias para el mantenimiento y funcionamiento del edificio), tal y como apunta Miguel Ruiz, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón. "Si un tema urge se hace no presencial. Mandamos la citación con los puntos del orden del día, las cuentas... Todo lo que se va a votar y tienen que contestar en un plazo de 10 días. En mi caso, he hecho alguna presencial porque era necesaria y a todo el mundo le he solicitado la declaración de responsabilidad (que durante los 14 días previos a la fecha de la junta general su estado de salud fuera bueno) y aplicado unas normas de protoloco", explica.

Además, los presidentes están repitiendo mandato después de que, a raíz del Real decreto-ley, no sea obligatorio convocar juntas hasta el próximo 31 de diciembre y se hayan prorrogado los últimos presupuestos aprobados y los cargos de la comunidad. Y lo que, de momento, se resiste más son las reuniones virtuales. "No se han celebrado tantas como se desearían haber hecho. No ha tenido el éxito que se esperaba. La idea es muy buena, pero ponerla en práctica va a costar más de lo que parece. No todo el mundo dispone de ordenador ni de medios para poder atenderlas; ese es el problema fundamental con el que nos encontramos. Y todo va en función de la educación informática que tienen los vecinos. Asimismo, tenemos que tener a todos controlados y saber que realmente los que están ahí son las personas titulares de los pisos", apunta Ruiz.

También Pedro Gimeno, administrador de Fincas Gimeno, apunta ese hándicap "importante". "Nosotros no hemos hecho ninguna reunión telemática. No todos los propietarios están en red ni tienen ordenador e internet; sobre todo las personas mayores de 70-80 años. Y las que se celebran son por temas urgentes (como ayudas de la DGA o el Ayuntamiento de Zaragoza con plazos) con aforos reducidos, que se establecen en cada momento. Todo lo que se puede aplazar se hace", señala.

Todos quieren hablar

Miguel Ruiz sí que ha realizado cuatro reuniones virtuales en Zaragoza, en las que se llegaron a acuerdos y en las que todo el mundo quería hablar. "Es un lío. El operador principal tiene que silenciar a los vecinos y ceder la palabra según la van pidiendo. No asistieron muchos y  todo el mundo espera recibir el acta con los temas que se han tratado. No son difíciles de hacer, lo complicado es que atiendan. De no ser gente joven, que se maneja fabulosamente, nos crea problemas de interpretación con el resto", dice.

Hay que recordar que una buena parte de las fincas tienen un número respetable de vecinos. "Desde los últimos 18 años, todo lo que se está construyendo son comunidades de 6 u 8 portales. Yo llevo de 250 vecinos y la media que tenemos son 80 por comunidad", detalla el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón. 

Por su parte, Raquel Alonso y Ester Benito, de Alora Fincas, también han celebrado "unas pocas" juntas de propietarios de forma telemática con carácter urgente para temas de obras y reparaciones que estaban a medias. "Al principio hubo problemas de intervención, pero se solventó todo. Mucha gente quería hablar, pero vas silenciando los micrófonos, exponiendo los puntos del orden del día y estableciendo turno de intervenciones de preguntas", indica Alonso, quien también se refiere a personas a las que les pesa llevar más tiempo de presidente o vicepresidente por la crisis sanitaria del coronavirus y quieren renovar cargos.

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