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Balcones prefabricados para adosar a los pisos sin espacio exterior: ¿es posible?

Promotores, arquitectos y vecinos coinciden en la necesidad de buscar soluciones a las viviendas sin terraza, como se ha hecho en el País Vasco. Las administraciones de momento no mueven ficha.

En Zaragoza se pueden encontrar cientos de bloques sin terraza ni balcón.
En Zaragoza se pueden encontrar cientos de bloques sin terraza ni balcón.
Guillermo Mestre

La pandemia ha sacado a la luz algunas de las carencias del parque de viviendas de Aragón. La falta de espacios exteriores en muchos pisos se ha puesto más de manifiesto que nunca durante los confinamientos. La experiencia de vivir un día tras otro sin apenas poder sacar ni un brazo a la calle ha hecho que todos los sectores implicados se replanteen el modelo de viviendas que se quieren promover.

Algunos de los nuevos desarrollos se dibujan ahora bajo unos parámetros distintos, con modelos en los que se priman las galerías, los ventanales amplios y los balcones o terrazas. Pero, ¿qué hacer con las viviendas ya construidas que no disponen de zonas exteriores? En el País Vasco se tramita un nuevo decreto de habitabilidad en el que se va a promover que las rehabilitaciones integrales de edificios incluyan la instalación de terrazas o balcones, siempre que el edificio lo permita.

La terraza, así, adquiere por ley tanta importancia como puedan tener otros requisitos en la construcción de viviendas, como la superficie, la altura, la accesibilidad… El texto del País Vasco favorece la instalación de balcones en viviendas que no lo tienen porque no computa este espacio como superficie útil, que era el elemento que frenaba hasta ahora a promotores y particulares para instalar estos espacios.

Hay empresas que ya han ideado balcones prefabricados que se adosarían a la fachada, tras una pequeña obra; y otras que instalan una ventana que, accionando un mecanismo, se convierte en balcón.

Juan Carlos Bandrés, presidente de los promotores de Zaragoza, cree que las terrazas son cruciales “para dar valor al producto” y tener “viviendas en buenas condiciones”. Pero para llevar a cabo acciones como estas, cree que es imprescindible “que las administraciones que regulan las normas urbanísticas sean más flexibles y ágiles para adaptarse a las demandas de la sociedad”.

La norma del País Vasco, a su juicio, “demuestra que es necesaria la acción de la administración”, ya que en Aragón de momento “las normas lo prohíben”. “Los políticos dirán que sí, los funcionarios tendrán que ver su viabilidad… Todo eso es posible, el problema es el exceso de burocracia y el no tomar decisiones”, señala. A su juicio, es una opción “totalmente viable”, aunque haya que estudiar los casos: “En el Tubo de Zaragoza, por ejemplo, sería imposible colocar estos balcones, pero ello no debería impedir que se puedan poner en muchos barrios de la ciudad”.

Ángel Muñoz Barrado, miembro de la junta de gobierno del Colegio de Arquitectos de Aragón, cree que la pandemia "nos ha dado un aviso" sobre el tipo de viviendas en las que vivimos. "No podemos hacer cajitas. Vendrán más pandemias, y ha quedado claro que no podemos vivir así", añade. A su juicio, es importante "buscar nuevos espacios exteriores" en los edificios, bien sea en las azoteas, con huertos o espacios verdes o en los accesos a las viviendas, creando "espacios de encuentro para los vecinos".

Sobre los balcones adosados a las fachadas, cree que es algo que "habrá que ver cómo evoluciona", pero de entrada advierte de que "habrá que ver si compromete la estructura del edificio", ya que supone "añadirle un importante peso extra". La opción de las ventanas que se abren hacia fuera y se convierte en balcones le parece "más seria", aunque también "será más cara".

La medida puede ser especialmente beneficiosa para edificios ya construidos que no tienen balcón, algo habitual en algunos barrios de las ciudades. Esther Blasco, presidenta de la asociación de vecinos Balsas de Ebro Viejo de Zaragoza, lleva muchos años peleando para mejorar las condiciones de habitabilidad de estas viejas viviendas sindicales. A pesar de que muchas de los pisos de estos bloques cuentan con balcón, ve la iniciativa “muy interesante” para instalarlos en la parte de atrás de algunos inmuebles, o en algunos primeros pisos que no cuentan con ningún espacio exterior.

“En Balsas hemos aprendido que se pueden aportar soluciones para casi todo. Hace unos años nadie se podía imaginar que podríamos poner ascensores por fuera del edificio, y ya tenemos 17 proyectos en marcha o con las subvenciones aprobadas”, explica. Según cuenta, con la pandemia “se ha descubierto la importancia de tener una buena terraza o un buen balcón”, por lo que ahora “hay que aprender la lección” y poner los medios para mejorar el parque de viviendas de la Comunidad.

Las instituciones, de momento, ven con buenos ojos la iniciativa, aunque no tienen planes a corto plazo para promoverla. Desde el departamento de Vivienda del Gobierno de Aragón señalan que aquí no hay nada regulado a nivel general, y que deben ser los municipios los que lo reglen a través de sus planes generales de ordenación urbana. “No lo podemos regular sin invadir las competencias muncipales”, señalan en el Pignatelli.

En el Ayuntamiento de Zaragoza no hay nada parecido sobre la mesa de Urbanismo, aunque fuentes del área señalan que “de entrada no se ve con malos ojos”. Técnicamente sería posible introducir la norma a través de una modificación aislada del PGOU (plan general de ordenación urbana), aunque dejan claro que no puede haber una barra libre, porque las casuísticas de cada edificio son muy diferentes. En el Casco Histórico, por ejemplo, “hay calles en las que si se ponen estos balcones se podría pasar casi de uno a otro”, apuntan las citadas fuentes. Eso no quiere decir que no se pueda abordar el proyecto, eso sí, mirando todos los condicionantes de cada zona.

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