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El centenario del general Pinilla y su misión en Aragón

Dirigió la Academia General Militar en el 23-F y apoyó a muchos jóvenes necesitados en Anzánigo, Almonacid de la Sierra y Zaragoza. Un libro recuerda su historia.

El general Luis Pinilla, director de la Academia General Militar de Zaragoza, en una foto de archivo en 2001, en Madrid.
El general Luis Pinilla, que fue director de la Academia General Militar entre agosto de 1979 y marzo de 1982,  en una foto de archivo en 2001, en Madrid.
Carlos Moncín

"Hombre de fe, testimonio de vida". Así es definido el general Luis Pinilla Soliveres en su semblanza. Sus seguidores aragoneses lo recuerdan como educador, más allá de que salvó a la Academia General Militar de Zaragoza del golpe de Estado del 23-F en 1981, fue nombrado hijo adoptivo de la capital aragonesa y además tiene una calle dedicada en el barrio Picarral desde 2010. Sobre todo legó su estela educativa al dejar la Fundación con su nombre, creada en 2004 tras su muerte, para ayudar a los jóvenes necesitados.

José Pelegrín presentó el libro que recuerda la historia del general en su centenario (este 7 de mayo), celebrado el pasado 26 de marzo en Zaragoza, y destacó la herencia que dejó para apoyar a los chavales sin recursos en los albergues que abrieron en Anzánigo, Almonacid de la Sierra y Villaverde (Madrid), formados bajo la estela de la Comunidad Misión Juventud.

"Fue sobre todo profundamente cristiano dedicado a formar a las personas. Humanista y cristiano, era un seguidor del filósofo Manuel Mounier, un defensor de las personas entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial", destaca José Pelegrín. "Proponía una formación con un enfoque humanista e integral de la personal que estimulara el espíritu crítico y el sentido de responsabilidad en los jóvenes como punto de partida para procurar ser mejores personas", precisa María José Laín, presidenta de la Fundación Luis Pinilla Soliveres.

José Pelegrín y María José Laín, seguidores de Luis Pinilla.
José Pelegrín y María José Laín, seguidores de Luis Pinilla.
Francisco Jiménez

Nació en Valladolid en una familia militar y su padre se sublevó contra la República en Gijón, por lo que la familia fue encarcelada y los utilizaron como rehenes. Cuando iban a fusilarlo, un miliciano lo salvó de la fila porque era muy joven (tenía 15 años) y eso lo marcó. Al final la Guerra Civil ya era alférez provisional, al tiempo que comenzó su carrera como docente en la institución militar.

En 1945 acudió a unos ejercicios espirituales del jesuita José María Llanos, que fueron decisivos en su formación. Luego, juntos dieron conferencias a los militares acerca de la responsabilidad del ejercicio del mando.

En el Colegio Chamartín

Mientras el padre Llanos se instaló en el barrio obrero de Vallecas (Madrid) en 1954 como un símbolo de apoyo a los jóvenes, Luis Pinillas siguió su estela en el Colegio Chamartín, donde se formaron a los militares que entraron en la Academia General Militar de Zaragoza. Entre los alumnos estuvo Emilio Eiroa, expresidente del Gobierno de Aragón 1991-1993, y miembro del comité de honor de la Fundación Luis Pinilla hasta su muerte en 2013.

"En la casa de Anzánigo empezó en los años 60 para los jóvenes recogidos con la Misión Juventud. Había chicos necesitados que acogía también en la zona de Villaverde Bajo (Madrid) y luego se los llevaba en verano a Anzánigo. Compartía residencia entre Zaragoza y Madrid, donde sacó la licenciatura de Psicología", señala su biógrafo José Pelegrín .

En la casa de ejercicios de Zaragoza, la Quinta Julieta, presentó la noche de Reyes de 1962 'La Milicia Española de Cristo', que fue aprobada por el arzobispo Casimiro Morcillo. Uno de los miembros de esa 'Milicia' fue el capitán de la Guardia Civil Graciano Martín, que se hizo cura militar y colaboró en Anzánigo como un campo de trabajo en la casa que cedió el obispado de Huesca.

Se hicieron campamentos en Anzánigo durante 25 años, hasta 1993, donde convivieron trabajadores, estudiantes universitarios y futuros militares (cadetes). 'Los Anzánigos' hacían trabajos para la colectividad para agradecer a las personas del pueblo la presencia de tantos jóvenes juntos.

La 'Milicia' pasó a denominarse la Comunidad Misión Juventud, que se consolidó en el barrio de Torrero. Allí convivían jóvenes, célibes, solteros y matrimonios. Se mantenía una intensa vida espiritual y de compromiso social en organizaciones sindicales, políticas y vecinales.

Residencias y clubes

Pinilla también creó unas residencias de estudiantes para que los hijos de la clase trabajadora pudieran llegar a la universidad. Una la llamó 'Ebro' en la calle de  Zumalacárregui, que dirigió Paco Laguna, destinado en la Academia General Militar, y otra fue 'Technos', que se formó en la calle de La Salle para alumnos de las escuelas técnicas que no tenían acceso a los colegios mayores.

El general se percató de la necesidad de los jóvenes para reunirse y creó varios clubes, como el Altamar, para actividades de ocio. Iban desde universitarios a trabajadores de Torrero hasta su cierre en 1984. Así formó el club Juventud en el barrio de Picarral o el Fénix cerca del campus.

Fue director de la Academia General Militar entre agosto de 1979 y marzo de 1982, cuando lo ascendieron a general de división y nombrado gobernador militar de Vizcaya, pero ese año pasó a la reserva por su voluntad. El primer Ayuntamiento democrático de Zaragoza lo nombró hijo adoptivo en 1982 tras vivir el 23-F.

Su experiencia educativa le llevó a crear las Escuelas de Tiempo Libre en Zaragoza y Madrid, y apoyó el desarrollo de albergues juveniles. La Fundación Pinilla da un premio anual desde 2009 a las experiencias sociales en Aragón que mantengan el ejemplo de ese "hombre de fe" y su testimonio.

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