Heraldo del Campo

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Queso de almendras para vertebrar el territorio

Un queso fermentado con almendras ha sido seleccionado por Zaragoza Activa para recibir la formación que permitirá a su creadora convertir su idea en negocio.

Marta Blanco, durante la presentación de la formación en Zaragoza Activa.
Marta Blanco, durante la presentación de la formación en Zaragoza Activa.
Ayto. Zaragoza

Aladrén es un pequeño municipio del Campo de Cariñena en el que viven unas 50 personas. Allí buscará Marta Blanco poner en marcha su negocio: una cooperativa destinada a la producción de quesos fermentados con almendras. Pese a lo novedoso del proyecto empresarial, su razón de ser no es tanto introducir un nuevo alimento en el mercado, sino que parte de una de las preocupaciones de la emprendedora: "Siempre he estado preocupada por la despoblación del medio rural, un problema cuya solución pasa por generar empleo de calidad en el territorio; y se da la circunstancia de que Aragón es líder en el sector primario, pero nos falta aportar valor añadido a esa producción, a través de la transformación, para poder introducirla en los mercados", afirma.

Y es precisamente el uso de almendras para fermentar el queso lo que aporta ese valor añadido al producto y al proyecto empresarial que busca desarrollar Marta Blanco, y con el que aspira a crear una cooperativa en su localidad, que inicialmente busca crear tres puestos de trabajo. "En el medio rural el modelo ha de ser el de pequeñas cooperativas de cada zona que se apoyen entre sí". No obstante, ella quiere llevar su producto a Europa. Si el proyecto funciona y se convierte en un referente, podría significar, además, la posibilidad de recuperar, en unos años, un cultivo que en el pasado fue un símbolo de prosperidad de la zona de Valdejalón, la remolacha, ya que uno de los ingredientes esenciales de estos quesos es la levadura nutricional que se extrae de la remolacha azucarera.

Escasez de suelo

A la falta de banda ancha o de cualquier otro tipo de conexión a internet, y a la deficiencia de algunas infraestructuras, que son problemas endémicos en el medio rural, esta emprendedora añade otra dificultad: la falta de suelo para poder establecer industrias. "En los pueblos pequeños estamos sujetos al Plan General de Ordenación Urbana, lo que supone que hay gran escasez de suelo industrial o que pueda calificarse como tal", explica Blanco, para quien esta situación supone un agravio comparativo y una traba para el desarrollo de proyectos en las zonas rurales: "No queremos un crecimiento desaforado, sino paulatino y con sentido, pero nos cuesta muchísimo cambiar la norma urbanística para que pueda adaptarse a las realidades de cada zona".

La incertidumbre de la pandemia no ha frenado la iniciativa de esta emprendedora que ya tiene experiencia en crear negocios, ya que hace algunos años creó Equiliqua, dedicada a la fabricación y venta de joyas artesanas. "Después de darle muchas vueltas y reflexionar mucho para encontrar un producto innovador y de calidad, resulta que lo he encontrado en esta época. Ha sido casualidad, pero no tengo miedo", señala.

Para que su proyecto sea una realidad sólida, Blanco está recibiendo en Zaragoza Activa un paquete formativo de 120 horas que le aportará conocimientos en materia de emprendimiento, gestión empresarial, comunicación y otros aspectos, que, si bien no son específicos de su actividad, son "conocimientos muy útiles y en los que es fundamental estar formado para que tu negocio no se vaya al traste. Emprender sin formación es garantía de fracaso".

La iniciativa de Blanco fue seleccionada junto a otras 29, de un total de 132, para poder acceder a esta formación y convertirse en negocios reales. Entre las 30 ideas en proceso de convertirse en un negocio encontramos un amplio abanico de posibilidades. Hay proyectos tecnológicos y vinculados a las redes, propuestas con carácter cultural y turístico, medioambiental, de artesanía textil o complementos, cosmética, un canal de divulgación científica o una tienda de productos a granel. Además, hay proyectos relacionados con la agricultura como una cooperativa de producción de setas o una empresa de drones para dar servicios al sector agrario. "La selección se basó en criterios de innovación, originalidad, viabilidad, sostenibilidad, creación de empleo, grado de impacto social, replicabilidad, escalabilidad y disponibilidad de asistencia", explican desde el Ayuntamiento de Zaragoza.

"Pese a las circunstancias en las que estamos, de crisis económica, en Zaragoza tenemos un ecosistema de emprendimiento fuerte. Hay muchas personas con ilusión, con ganas y con capacidad de riesgo que quieren sacar adelante sus proyectos. Somos un ecosistema de emprendimiento público, que genera confianza y lo demuestran las más de 130 ideas que hemos recibido en la convocatoria", aseguraba la consejera de Economía, Innovación y Empleo del Ayuntamiento, Carmen Herrarte, durante la presentación de la formación.

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