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"La nieve tiene un efecto psicológico positivo y nos hace estar más felices"

Así como la niebla se asocia con la depresión y en las jornadas de viento se producen más crímenes pasionales, los psicólogos vinculan la nieve -cuando cae mansamente- con la felicidad.

La nieve de Filomena tiñe de blanco la provincia de Teruel
La nieve incita al juego. En la imagen, niños jugando con un trineo este viernes en Teruel
Jorge Escudero

Salvo que Filomena nos pille de forma súbita en un atasco, las estampas de nieve que se verán esta mañana en las calles de medio Aragón invitan a la felicidad. Copos cayendo de forma armónica, tejados cubiertos de un manto blanco, niños jugando a hacer muñecos…

“Todos los tipos de tiempo tienen algún efecto psicológico vinculado o descrito”, comenta el meteorólogo Francho Beltrán. “Sabido es que la niebla, por ejemplo, se asocia a la tristeza, la ansiedad o la depresión. Además, la humedad puede agravar las enfermedades respiratorias y aumenta la tasa de suicidios”, continúa. “El viento siempre se ha dicho que enloquece y existe el llamado ‘efecto foehn’, que altera psíquicamente a las personas que tiene mucha sensibilidad con la meteorología”. Exponerse durante muchas horas a rachas de fuerte viento puede producir insomnio, fatiga o dolor de cabeza. “Se está estudiado, incluso, cómo en algunos países del entorno de los Alpes cuando sopla este viento se producen más crímenes pasionales y emocionales. Hay cantones suizos que lo admiten como atenuante en la legislación penal”, comenta Beltrán. El ‘efecto foehn’ se sustenta en cómo algunas perturbaciones meteorológicas infieren en los campos electromagnéticos y tienen consecuencias sobre la serotonina, el agua corporal y, en general, el equilibrio emocional.

Respecto a la nieve, el meteorólogo considera que tiene un “efecto apaciguador” siempre y cuando caiga mansamente. “Tiene que ser una nevada copiosa pero sin molestias como una ventisca”, explica. Parece que se puede asociar a recuerdos de la infancia “y también está probado que cuando nieva en Nueva York, por ejemplo, bajan los índices de delincuencia. En parte, claro, se debe a que hay menos gente en las calles, pero también a este efecto psicológicamente reconfortante”, comenta Beltrán.

"En Zaragoza sentimos que en todas las partes nieva menos aquí, así que verla nevada es un regalo, aunque se complique el transporte y desplazamientos unos pocos días", explica la psicóloga Yolanda Cuevas Ayneto. "A veces se suspenden los colegios, los trabajos… -continúa. Ahora ya venimos saturados de ello, pero en otros años esto invita a parar, a reflexionar, y verlo todo desde otro punto de vista. La nieve es cambio, es sorpresa, es deseo", resume Cuevas, que es también instructora en 'mindfulness'.

La sabiduría popular nunca falla y ésta nos dice que hacia mediados de enero se producen los días más fríos del año. Es lo que llaman la Semana de los Santos Barbudos que arranca con San Victorián (el día 12) y acaba con San Sebastián (el 20), y entre medias están San Antón y San Blas. Estas fiestas se celebran con hogueras y la estampa de convivencia familiar también es reconfortante.

"La contemplación de un manto blanco, por 
un tiempo limitado, suscita tranquilidad"

Por su parte, los pediatras explican que la nieve puede ser también una fuente de descubrimientos y aprendizaje para los más pequeños. El blanco meteoro estimula simultáneamente los aspectos cognitivo, psicomotor y emocional, e invita al juego, tanto a tirarse bolas o a hacer un muñeco con nariz de zanahoria. Detrás de esta emoción puede estar también el hecho de que las bolas de cristal que encierran ciudades sobre las que al voltearlas cae la nieve sean siempre un regalo acertado.

“La contemplación de un manto blanco suscita tranquilidad. Además, también se sabe que su tiempo es limitado, que no tardará en deshacerse, y eso nos anima a aprovechar el rato que dura y a valorar este singular paisaje”, comentan los psicólogos. "Ver nevar relaja y fomenta la atención plena, todos nuestros sentidos están en el aquí y ahora", comenta Cuevas. 

La nieve, así como el suelo helado, puede ser también beneficiosa para el campo y, en muchos casos, ayuda más a las cosechas que las dañas. Aquí la clave parece ser que el espesor de precipitación no sea excesivo (valdría con una capa de 5 centímetros) para proteger los cultivos de invierno e, incluso, para obtener valiosas variedades de vid. Beneficia también a plantas, animales, ríos, "ayudando a tomar conciencia de las necesidades del cuidado del planeta". 

Nevadas en Teruel por la borrasca Filomena/2021-01-08/ Foto: Jorge Escudero[[[FOTOGRAFOS]]]
Niños jugando con la nieve en Teruel por la borrasca Filomena.
Jorge Escudero

¿Más argumentos por los que una nevada puede arrancar una sonrisa? La nieve, a diferencia de la niebla, resulta muy luminosa y esa luz azuza las ideas positivas y los ciclos circadianos relacionados con las hormonas y los neurotransmisores. "El color blanco aporta luz, energía, es el color de la pureza, la paz y limpieza, así que un regalo para la vista que llega a nuestra mente", apunta Cuevas. Según los expertos, la nieve estimula la capacidad humana de maravillarse y su recuerdo se guarda entre los más agradables de la infancia, prácticamente al lado de la primera vez que pisamos la arena de playa y jugamos con las olas. 

"Si preguntamos qué asocias con la nieve en una ciudad en la que no es un fenómeno habitual, se citará el juego, las bolas de nieve, el esquí, las vacaciones… Asociamos la nieve a la diversión, a periodos de descanso, excursiones, a naturaleza, a algo esporádico y a veces sorpresivo según las zonas", comenta al psicóloga. "La nieve nos despierta recuerdos de infancia que hacen revivir las risas, y el ejercicio torpe de esquivar bolas de nieve o tirarse en la nieve y moverse para crear un ángel".

Todos estos argumentos, por descontado, también podrían ser discutidos si se ha tenido malas experiencias con la nieve o si lejos de la estampa de una chimenea y una taza de chocolate caliente se piensa en aquellas personas sin recursos que pasan frío por no tener medios para calentarse. También si las nieve no cae con sosiego sino de forma molesta y si ha habido una falta de previsión a la hora de hacer frente al temporal. No hay que remontarse muy lejos para recordar cómo los servicios básicos quedaron colapsados en una nevada en febrero de 2009, tras la que tuvo que cerrarse durante largas horas, incluso, el aeropuerto de Barajas. No obstante, como apunta Yolanda Cuevas, "ver nevar o tener unos días con nieve son un oasis mental dentro del invierno y de sus efectos negativos a nivel psicológico. Porque los días tienen menos luz, y el frío afecta a nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos".

La mejor previsión ante un temporal -ya saben- es la que se produce en las rodillas, caderas o espaldas, cuando se ‘barrunta’ el cambio del tiempo. ¿Por qué lo notan los huesos primeros? Pues porque cambian los campos eléctricos del aire y las personas también somos en parte un aparato eléctrico. 

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