125 historias de HERALDO DE ARAGÓN

Embaucadores que llegan lejos en su engaño: del falso príncipe de Battenberg al Pequeño Nicolás

Son muchos los ejemplos, antes como ahora, de personajes que consiguen llegar muy lejos en su engaño. 

Las andanzas de un falso príncipe contadas en HERALDO
Las andanzas de un falso príncipe contadas en HERALDO
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En 1932, HERALDO DE ARAGÓN entrevista a un exitoso farsante que, entrado en la vejez, repasa no sin sensiblería sus tropelías pasadas en las que se hizo pasar por hermano de Victoria Eugenia de Battenberg.

Todo parece un exceso en la vida de Emilio San Pedro Bienes, una vertiginosa sucesión de engaños, amoríos y aventuras que abruman al lector como si de un acelerado folletín se tratara y en el que tan asombroso resulta su relato como la confesión final del periodista: "Sus palabras nos han parecido sinceras". De él destaca su «"orrección exquisita como un verdadero gentleman" y eso unido a su parecido físico y su dominio del inglés le sirvió para hacerse pasar por Alejandro de Battenberg, hermano de Victoria Eugenia, prometida entonces (1906) de Alfonso XIII. Se presentó como tal en muchos lugares engañando al Gobierno, que fletó un tren especial para él, y fue recibido por todo lo alto en muchos lugares como Zaragoza, donde llegó a entrar bajo palio en el Pilar, con formaciones militares que le rendían honores y fiestas en su honor. Todo ello duró, como dictan los cánones del folletín, hasta que se topó con el auténtico príncipe de Battenberg y fue descubierto. No se puede negar: todo un personaje.

Ya en nuestra época, si hay que destacar un nombre propio en el que encontrar las características del embaucador ese es el de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, mucho más conocido como el Pequeño Nicolás. Incluso la prensa internacional se hizo eco de sus andanzas. El británico ‘The Independent’ le apodó el Walter Mitty español, en una alusión al personaje creado por James Thurber, célebre por sus fantasías como vía de escape de una vida anodina. El pequeño Nicolás (Madrid, 1994) ha sido mucho más que eso porque ha estado procesado por tráfico de influencias, falsedad documental, malversación de caudales públicos, estafa en grado de tentativa, usurpación de funciones públicas y estado civil, revelación de secretos y cohecho impropio.

Se codeó con muy altas instancias del poder siendo apenas un adolescente y eso es lo sorprendente: su enorme éxito. Es algo que sigue pareciendo inexplicable y hay que destacar que esa habilidad para el engaño, especialmente si se trata de poderosos, despierta no pocas simpatías.

Aunque podría parecer que los avances tecnológicos juegan en contra de este tipo de imposturas, lo cierto es que la enorme cantidad de información y la facilidad para construir falsas identidades pueden ganar la partida a las mejoras tecnológicas de los controles. No ha sido el del Pequeño Nicolás el único caso reciente. Aunque de distinto signo, se hicieron célebres Alicia Esteve por crear un personaje, el de Tania Head, simulando ante los medios ser una superviviente de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S, y Enric Marco, que llegó a ser presidente de la asociación Amicale Mathausen y durante 30 años se hizo pasar por víctima de un campo de concentración nazi y luchador antifranquista. Javier Cercas contó su historia en ‘El impostor’.

Pero tal vez el embaucador que en los últimos años ha llegado más alto es uno de los más inocentes. Su nombre es Thamsanqa Jantjie y en 2013 se hizo pasar por intérprete de lenguaje de signos en el funeral de Mandela, estando a pocos metros del entonces presidente Obama. El mundo entero lo vio y por un momento su impostura global pareció verdad.

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