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Crisis de la hostelería aragonesa: "Estamos al borde del abismo, y endeudados hasta arriba"

Luis Vaquer, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería de Aragón (Cehat), pide un plan de rescate ya y que les dejen abrir el interior de los establecimientos. A su voz se unen las de todos los profesionales del sector que dicen no pueden aguantar más en estas condiciones.

Con uno de cada dos cafés y restaurantes cerrados. Así ha amanecido este lunes Zaragoza. La Bendita, el Café Coloonial en el Coso; el Rincón de la abuela, en Residencial Paraíso; Casa Ernesto y La Scala en la calle San Clemente; El Forico, en la calle Doce de octubre de San José; el restaurante La Prensa, con una estrella Michelín, el café Moby Dick, en María Moliner... Pocos se han salvado del cierre, obligados por las nuevas medidas decretadas por el Gobierno de España, un estado de alarma que va acompañado de un toque de queda de 23.00 a 6.00 de la mañana, que se aplica también en Aragón.

"Vamos a ir a un cierre masivo de establecimientos. Estimo un 90%", manifestó ayer Luis Vaquer, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón (CEHTA). "Incluso los que han abierto porque tienen terraza podrían cerrar porque la demanda es raquítica", ha indicado. "Algunos han abierto hoy por probar pero la semana que viene si esto sigue así tendrán que cerrar", ha reconocido, entendiendo que "cada negocio tiene su propia situación, pero lo que tratan de hacer muchos es minimizar pérdidas y desde ese punto de vista lo más sensato, en nuestro caso, al menos, ha sido cerrar" al impedirnos abrir en el interior. Los hermanos Vaquer cuentan con cinco establecimientos en Zaragoza de los que no han abierto ninguno: Las Palomas, el Restaurante El Español en Bujaraloz, Bar Café Santiago, La Flor de Lis y el restaurante La Piazza .

"En estas condiciones abrir es absurdo. Los negocios son totalmente inviables. Más allá de un microestablecimiento con autoempleo y local de propiedad, no hay rentabilidad"

"En estas condiciones abrir es absurdo. Los negocios son totalmente inviables. Más allá de un microestablecimiento con autoempleo y local de propiedad, no hay rentabilidad", ha añadido Vaquer, "ni siquiera con terrazas". A su juicio, la llegada del invierno, los confinamientos perimetrales -y ahora el de todo Aragón- y  el toque de queda no hacen sino "sembrar miedo y que el hoyo sea cada vez más gordo, con lo que estimo, el 90% de los establecimientos vamos a cerrar". "Casi con los interiores abiertos era inviable, pues ahora mucho más", aseveró, si bien desde Cehat, indicó, es pronto para dar el dato de cuantos han cerrado ya. "El nivel de ventas es ridículo porque ni vienen los de los pueblos, ni los turistas tampoco y hasta que no se recupere la movildidad abrir, no tiene sentido", dijo.

El empresario y presidente de la Confederación del sector, que estaba este domingo en primera fila de la manifestación para decir ¡basta ya! y clamar por un plan de salvación para el sector, admitió que "abrir puede suponer incluso tener más pérdidas que estando cerrrados". "Tenemos la actividad prohibida y hasta que no no nos permitan abrir el interior, esto va a estar muy complicado".

Desde la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, su gerente Luis Femía, ha incidido en que la mayor parte de los establecimientos "están al límite", y "todos los que no tengan veladores, que son la mayoría, van a bajar la persiana". "El 50% o 60% podría no volver a abrir y lo que nos preocupa, sobre todo, es la cadena de valor, todos los que dependen directa o indirectamente de los bares y de la hostelería", completa. Es una "gran pérdida económica e identitaria", señala, ya que Zaragoza está perdiendo algunos de su bares más emblemáticos que formaban parte de la historia de la ciudad. "No aguantamos más. Es urgente que adopten medida".

Primer día del nivel de alerta 3 en Aragón: Heraldo TV ha salido a la calle para comprobar cómo lo están viviendo los hosteleros zaragozanos.
"Me da mucha tristeza. Viernes y sábado tuve el bar lleno, y hoy tengo que cerrar"
Javier Martín, echando el cierre de su negocio este lunes.
Javier Martín, echando el cierre de su negocio este lunes.
Francisco Jiménez

"Queremos sobre todo que nos dejen trabajar", ha dicho esta misma mañana Javier Martín, propietario de Casa Ernesto, en la calle San Clemente, mientras echaba el cierre y entregaba al proveedor todo el producto de huerta que se le había quedado sin vender. "No sé que pasará. Podemos echar la persiana y no volverla a levantar tal y como se están poniendo las cosas. "No es acorde lo que te dejan hacer con lo que hay que pagar mes a mes. Si nos tienen un mes así sin poder abrir, sin ingresos, pero con todos los gastos, no sé que ocurrirá". En su caso, han solicitado poner una terraza pero todavía no han recibido respuesta.

"Nosotros hacíamos compras semanales a los proveedores de 500 o 600 euros y ahora no vamos a hacer ninguna", advierte Martín. Junto a él, uno de sus proveedores, Jose María Bartolome. "Me dedico a la venta de fruta, pero el 50% es hostelería, así que imagínate como estamos", ha declarado. "Menos mal que seguimos vendiendo a tiendas".

"Que nos lo dejen abrir al menos al 25%. Esto es un cierre obligatorio"
Antonio Caballero, maitre del restaurante La Scala de Zaragoza.
Antonio Caballero, maitre del restaurante La Scala de Zaragoza.
Francisco Jiménez

"Estamos afrontando una situación de cierre obligatoria", ha manifestado por su parte Antonio Caballero, maitre del restaurante La Scala. "No nos dejan ni abrir un 25%, pero como no queremos cerrar para nuestros clientes, ofrecemos un menu para llevar a 15 euros y el que quiera puede venir a recogerlo en nuestro establecimiento", ha señalado. "Con muchas nuevas restricciones no se lo que vamos a poder aguantar. Nos hemos quedado a trabajar tres personas, pero hasta ocho todos están en ERTE y septiembre aún no lo ha cobrado ninguno", se ha lamentado. "No queremos cerrar la puerta tajantemente. No entendemos que los centros comerciales sigan abiertos con mayores aforos y a nosotros nos cierren", ha añadido.

"No queremos cerrar la puerta tajantemente. No entendemos que los centros comerciales sigan abiertos con mayores aforos y a nosotros nos cierren"

La Bendita, el Rincón de la abuela o el Colonial son otros tres establecimientos céntricos de Zaragoza que hoy no han abierto la puerta a los clientes. Marian García Pueyo, que lleva la gestión junto a sus hermanos, indica que "otra vez habrá que mandar al ERTE a todos los empleados. Da mucha pena todo lo que está pasando, pero somos una familia luchadora y confío en remontar". Lo peor, ha confesado, es no saber hasta cuando les tendrán sin poder dar servicio.

Bares y terrazas de Zaragoza en el primer día de la entrada del nivel de alerta 3 en Aragón
Bares y terrazas de Zaragoza en el primer día de la entrada del nivel de alerta 3 en Aragón
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY
"Es el quinto cierre este año. No se puede abrir para solo cuatro clientes"
Esteban Sánchez, ante su establecimiento en San José.
Esteban Sánchez, ante su establecimiento en San José.
F. Jiménez

No solo en el centro de la ciudad. También en barrios como el de San José muchos ciudadanos se han encontrado con que no podían ni tomarse un café matutino ni el almuerzo. Ha sido el caso de 'El forico', el bar que regenta Esteban Sánchez, junto a su mujer y su hermana, en la calle Doce de octubre. "Voy ya por el quinto cierre este año por la pandemia. Tengo dos mesas altas para sacar fuera y cuatro sillas, pero no me resulta rentable abrir así", asegura. "Ya cuando me quitaron poder utilizar la barra, de ocho metros, tuve que cerrar porque el 90% de mi venta son tapas y la gente las consume en barra". Ya, explica, tuvo que hacer una inversión para montar sillas y mesas dentro y ahora, dice, tampoco puede abrir: "Llevo 35 años en esto y no me imagino haciendo otra cosa. Lo peor es no saber que va a ocurrir".

Pedro Antin, propietario del Puffin's Kitche, en la calle Juan Moneva, asegura que hoy sí han abierto, pero no sabe si de aquí a dos días tendrá que cerrar proque tiene solo tres mesas altas fuera y con eso, es imposible hacer caja. "Aguantar poco", ha reconocido. "Solo pedimos que nos dejen trabajar. Aquí hemos solicitado una terraza, pero no nos la conceden porque dicen que estamos en una calle de emergencia. Ya no vamos a recurrir más, pero no entendemos que en algunos aparcamientos lo permita y a nosotros no". Asimismo, se siente discriminado porque "dentro de los bares hay mucho más control sanitario que la comida que puedas vender para que se lleven a casa". En su opinión, "cuesta mucho hacerte con una clientela, y al fina, con tantas limitaciones, la gente se asusta y no viene".

«A ver si dejan pronto volver a abrir dentro porque si no no da ni para gastos»
José Luis Sanz, ante las puertas del Moby-Dick ya cerrado.
José Luis Sanz, ante las puertas del Moby-Dick ya cerrado.
F. Jiménez

José Luis Sanz, gerente del bar Moby-Dick, en María Moliner, pero también del bar restaurante El Boticario en avenida de Goya y del pub ‘Posturas’ en Maestro Marquina (cerrado desde marzo), aseguró que para evitar que muchos establecimientos cierren tienen que dejar volver a abrir en el interior. En su caso, podría poner dos mesas fuera con ocho sillas, "pero para un cortado o una cerveza que sirves no te merece la pena. A ver si nos dejan pronto abrir dentro porque si no, no da ni para gastos", dijo. En su caso, al menos van a poder mantener abierto El Boticario que sí dispone de terrazas, pero "al 50% con once meses y mirando al cielo porque con el tiempo que viene aunque prepares la terraza no se si superaremos el mes", indicó. Aunque cuentan con el servicio ‘take away’, reconoció que la facturación ha bajado en picado por las sucesivas restricciones y que el panorama para el sector "se presenta muy complicado" como no den ayudas al sector o lo doten de un plan de rescate. 

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