Aragón

El servicio de madrugadores llega a triplicar su precio por culpa de la pandemia

El coste puede llegar a encarecerse de 30 a 87 euros por hora y media de atención al mes, según las empresas del sector. Los colegios retrasan su puesta en marcha por los problemas para encontrar espacios libres y cumplir con las medidas sanitarias por el coronavirus.

Alumnos de 1º y 2º de infantil estrenaron este miércoles por fin los barracones del colegio María Zambrano de Zaragoza.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

La puesta en marcha del servicio de madrugadores en los colegios de primaria de Aragón se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para los padres que se encuentran sin un servicio que les permita conciliar cuando empiezan a trabajar a primera hora. En algunos centros en los que se ha puesto en marcha su coste se llega a triplicar en comparación con el curso pasado ante la necesidad de contar con más monitores, comprar material de seguridad y desinfectar los espacios que se usan. El precio de hora y media, de 7.30 a 9 habitualmente, puede llegar a alcanzar los 87 euros mensuales. También hay casos, los mínimos, en los que se mantienen las tarifas del curso pasado.

Aunque desde el martes ya hay niños de 1º de primaria en los colegios, en muchos el servicio de madrugadores no empieza a funcionar hasta la semana que viene, ya que primero se ha querido ensayar el plan de contingencia. También los hay que han preferido retrasar su puesta en marcha ante las dificultades que tienen para encontrar espacios libres disponibles que no tengan otra utilidad, de cara a evitar el uso compartido, y para garantizar que no se mezclen niños de distintas clases.

Desde Fapar (Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de la Escuela Pública de Aragón) señalan que están recibiendo numerosas consultas por la falta de sitio en los colegios. "Somos conscientes de estas carencias y de que las condiciones necesarias de higiene dificultan aún más la organización del servicio pero es muy importante para las familias, por lo que apelamos a la voluntad de los equipos directivos para buscar espacios con usos compartidos con todas las garantías de limpieza", asegura.

Flexibilizar el uso del comedor

También solicita a Educación que se flexibilicen "algunos usos exclusivos como los del servicio de comedor". En principio, el protocolo de comedores de la DGA establece que la estancia que se usa, que normalmente suele ser el lugar más amplio y goza de buena ventilación, solo puede emplearse para este fin.

Sí se está autorizando que el servicio de madrugadores se preste en salas de usos múltiples o incluso en pabellones deportivos, siempre y cuando en ningún caso se junten niños de diferentes clases, se lleve mascarilla (los mayores de 6 años) y se mantenga la distancia de 1,5 metros.

Desde Fecaparagón (Federación Cristiana de Asociaciones de Madres y Padres de Aragón) recuerdan que se trata de un servicio "esencial" para muchas familias que un buen número de colegios están empezado a organizar de cara a principios de octubre, una vez se haya concluido la "incorporación académica" y se ajusten los planes de contingencia.

Con tres niños por monitor

En el colegio público Rosales del Canal de Zaragoza el precio de madrugadores ha pasado de 25 euros mensuales a 70. "El año pasado contábamos con 8 monitores y este curso tenemos previstos 12 para una inscripción que ronda los 65 niños. Ahora tenemos hasta un monitor para tres pequeños", cuenta Mar Dubón, la gerente de la empresa Eureka, que lo gestiona. Los escolares que acuden están en sus clases, así no rompen el grupo burbuja. Un mismo monitor controla dos aulas de infantil que se encuentran separadas por una cristalera, lo que permite ver lo que ocurre en ambas todo el tiempo, o varias de primaria anexas unas a otras. El equipo cuenta también con un monitor-covid que recibe a los niños y los lleva a su aula.

Dubón reconoce que algunas familias tienen "algo de temor" a utilizarlo hasta ver cómo funciona. Recuerda que estas empresas, que se encargan también de las extraescolares y las colonias de verano, llevan sin facturar desde el principio de la pandemia. Carlos Solanas, presidente de la Ampa, reprocha a Educación que no haya tenido en cuenta este encarecimiento que "está repercutiendo en las familias".

El Catalina de Aragón de Zaragoza es uno de los que prácticamente ha mantenido las tarifas: 41 euros al mes de 7.30 a 9 y 28 euros de 8.00 a 9.00. "De momento, mientras el tiempo lo permita, estamos haciendo madrugadores en los patios, porque es un centro muy grande, y el equipo directivo pone a nuestra disposición el gimnasio, la biblioteca o la sala de psicomotricidad", apunta Teresa Castrovieja, de la empresa Azytur.

Han empezado con dos monitores, además de uno que recibe a los niños y les mide la temperatura, y tienen otros cinco "expectantes" a la espera de los que se vayan incorporando. "No sabemos si van a salirnos las cuentas o no para no llegar a perder dinero, pero llevamos mucho tiempo trabajando con el Catalina de Aragón y el equipo directivo es muy colaborador", concluye.

"El caso más extremo con el que nos hemos encontrado son 87 euros mensuales, que es una barbaridad para cualquier familia", dice Meritxell Laborda, de la empresa Oceáno Atlántico, una de las impulsoras de la recién creada asociación del sector. A ella se han sumado más de 40 negocios que han visto caer su fuente de ingresos por el coronavirus. Todavía esperan ser recibidos por el consejero de Educación, Felipe Faci.

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