Quejas por la reducción de trenes entre Zaragoza y Lérida: "Antes de la pandemia había tres frecuencias, ahora solo una"

El servicio habitual se suspendió con el decreto del estado de alarma y Renfe señala que la oferta se recuperará de forma progresiva en función de la demanda.

El Real Zaragoza, afectado por retrasos de hasta 2 horas en el AVE por los disturbios en Cataluña.
Un Ave en la estación de Delicias en una imagen de archivo.
Guillermo Mestre

Los vecinos de Zaragoza que trabajan en Lérida están en pie de guerra con Renfe. Cuando se decretó el estado de alarma se modificó el servicio ferroviario y no se ha retomado tal y como estaba a mediados del mes de marzo. Se estima que un centenar de usuarios diarios -los que se han organizado en un grupo- se han visto afectados al no restablecerse los viajes de primera hora, entre ellos se encuentran funcionarios de Justicia, Hacienda, veterinarios, médicos o empleados de banca que tienen su hora de entrada entre las 8.00 y las 9.00.

Antes de que la pandemia de coronavirus irrumpiera en España, disponían de dos AVE y un Intercity, recuerdan, lo que les permitía adaptarse y llegar a sus puestos de trabajo con puntualidad. No obstante, en la actualidad disponen de un regional que parte de la capital aragonesa a las 6.20 y llega a las 8.20 y otro AVE que sale a las 8.50 y alcanza Lérida cuando son las 9.35.

"Nos está afectando mucho", denuncia Vanesa Gimeno, empleada de banca que cada día repite el recorrido. "Pedimos que regrese el AVE de las 7.05 y la red de Intercity", solicitan. Gimeno reconoce que, en su caso, la empresa ha facilitado la flexibilidad, pero tiene reuniones o clientes que atender. "La parada de Lérida apenas tiene sentido si no es por gente de paso y trabajo", determina Sonia Gómez, de Inspección de Trabajo desde hace más de 5 años. Una oferta de servicio que Juan Losilla, funcionario de Fogasa, tacha de "raquítica".

"No entendemos que de tres frecuencias que había antes de la pandemia se haya pasado a una única a las 08.52, más aún cuando en el estado de alarma y durante este verano había un horario lógico para personas que paran y trabajan en Lérida, como era el de antes de las 8" aporta Gómez. "Durante el estado de alarma los servicios se redujeron sustancialmente, en la modificación de horarios, estos dos trenes desaparecieron y habilitaron uno a las 7.49, que si bien, llegando a las 8.29, a la mayoría nos hacía llegar tarde a los puestos de trabajo", determina Beatriz Laguna, también del sector de la banca. Ese tren ha suprimido su parada en Lérida desde este 1 de septiembre, ya que el servicio sigue existiendo desde Madrid a Barcelona con parada en la capital aragonesa. "Para nuestra sorpresa paraba hasta este martes en Lérida, no obstante, sigue parando en Zaragoza y su destino es Barcelona", coinciden varios viajeros. Determinan que si mantuviese la parada en Lérida se paliaría de alguna forma el problema, aunque no lo solucionaría. Este horario les permite llegar a trabajar a una hora "decente", pero con la permisividad de sus superiores y teniendo que retrasar su vuelta.

Fuentes de la compañía determinan que se han modificado los horarios con el fin de adaptarse a la demanda existente. La pandemia del coronavirus interrumpió la oferta que había hasta el mes de marzo, que esperan que se retome en función del aumento de la demanda de forma progresiva.

Antonio Gómez, de la Agencia Tributaria, recuerda que en el BOE del 9 de junio se publicó que "en los servicios de transporte público de viajeros de competencia estatal ferroviario y por carretera que estén sujetos a un contrato público o a obligaciones de servicio público, los operadores deberán ajustar los niveles de oferta a la evolución de la recuperación de la demanda, con objeto de garantizar la adecuada prestación del servicio, facilitando a los ciudadanos el acceso a sus puestos de trabajo y a los servicios básicos". La esperanza de este trabajador era que se recuperase el servicio tal y como estaba antes.

"Ahora hay pasajeros para poner el tren de la mañana".

María Jesús Fontanet, mosso de esquadra de un pueblo de Lérida, ha viajado durante las dos partes de la pandemia y asegura que "ahora hay pasajeros para poner el tren de la mañana". Al final recurrió a ir en coche, un viaje que realizaba sola.

Esa es la solución que han encontrado algunos de ellos. Aquellos que han optado por este medio resaltan que "es un peligro", porque si no se retoma se avecinan meses de nieblas, heladas y nieves. "Otra opción es el autobús, que sale a las 5.20 de Zaragoza", apunta la funcionaria Alejandra González, una combinación con la que llegan justos a trabajar a pesar de salir de su domicilio pasadas las 4.00.

Otra alternativa es trasladar su vivienda a Lérida. Miriam Argente es médico residente de segundo año y ante este panorama ha decidido alquilar una habitación en la ciudad catalana. "Los días que entro a las 9.00 llego, pero ahora tengo que empezar a trabajar a las 8.00 y entraría tarde, así que me he alquilado una habitación. Hoy me quedo en un apartamento de Airbnb y me voy a mirar un hotel para mañana", lamenta la joven facultativa de familia.

Clemente Sánchez-Garnica, senador del Partido Aragonés (PAR) se ha sumado a la protesta y reclama que se retome en su totalidad el servicio. Pero esta situación no solo afecta a los viajeros de Zaragoza. "Tengo una compañera de Madrid que realiza el trayecto una vez a la semana y ahora también se ha visto afectada", señala Laura Gómez, trabajadora de Hacienda en la ciudad leridana desde hace casi cuatro años.

"Un problema que viene de lejos"

Antes de disponer del servicio ferroviario, estos empleados iban a sus trabajos en autobús, el que recuerdan que llamaban "el bus de los funcionarios". "Cuando ya pusieron el AVE que unía Zaragoza con Lérida vimos que el primero salía a las 10.00 por lo que no nos servía", recuerda un usuario que realiza este trayecto desde hace dos décadas. El problema entre los usuarios continuó e, incluso, tuvieron que intervenir las instituciones.

Lo que no se solucionó fue la carencia de bonos. Aprovechan la circunstancia para denunciar que, a diferencia de otros trayectos, ellos no pueden adquirirlos. "Para que nos salga a cuenta, tenemos que comprarlos con seis meses de antelación", recriminan, ya que tienen que adelantar cantidades "de más de 2.000 euros", concluyen.

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