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José María Ruiz de Temiño: "Zaragoza debe recuperar la ciudad interior"

El nuevo gerente de Zaragoza Vivienda (Zaragoza, 1962) tiene 32 años de experiencia en el diseño y construcción de proyectos en el sector público y en la empresa privada.

José María Ruiz de Temiño, en la plaza de España de Zaragoza.
José María Ruiz de Temiño, en la plaza de España de Zaragoza.
Oliver Duch

Ha dejado su trayectoria en la empresa privada para dirigir la sociedad municipal Zaragoza Vivienda. ¿Por qué?

Un amigo me dijo que Zaragoza Vivienda puede ser la palanca para conseguir una ciudad mejor. «Qué honor», pensé. Solo llevo cuatro días, pero lo confirmo: la empresa puede cambiar Zaragoza con la cantidad de cosas que hace.

¿Qué es eso que hace?

Trata de regenerar la ciudad desde el punto de vista urbano, social y medioambiental. Aúna urbanismo, arquitectura, vivienda… Con esa filosofía, ¡cuántas cosas bonitas se pueden hacer!

Dígame un objetivo que tiene entre ceja y ceja.

Que el entorno de Pontoneros esté rehabilitado antes de que termine la legislatura.

¿Qué le gustaría ver allí?

Lo tenemos que pensar, pero se piensa en una residencia de estudiantes. Sería positivo porque hay déficit de alojamientos para ellos y ayudaría a regenerar la zona.

¿Qué más retos afronta?

Hay muchas cosas. Gestionamos 1.800 viviendas en propiedad y 500 de otros propietarios. Ahora acabamos de publicar la ordenanza municipal de rehabilitación, para la que este año se dedican más de 6 millones, una cifra récord.

¿Por qué cuesta tanto ver un edificio rehabilitado integralmente en Zaragoza?

Por la distribución de la propiedad. Si eres propietario de un edificio entero, como pasaba antes, es más fácil tomar la decisión. Si tienes que poner de acuerdo a una comunidad de 200 propietarios... Pero tendrán que verlo, porque la rehabilitación es el futuro.

¿Cómo se puede conseguir?

Hay que monitorizar el resultado de los edificios rehabilitados para que la gente los vea. El tema medioambiental está muy bien, los objetivos 2030, la descarbonización… pero la gente lo entiende mejor cuando ve que se va a ahorrar dinero en las facturas.

¿Qué mensaje puede dar a los jóvenes que ven casi imposible acceder a la compra o alquiler de una vivienda?

Lo primero, que tengan paciencia, porque un parque de viviendas no se hace de la noche a la mañana. Las administraciones están haciendo un esfuerzo, pero los jóvenes no pueden querer que les regalen un piso. Igual hay que cambiar el concepto. Muchos jóvenes no se plantean comprar un coche, porque van en bici, andando o en patinete, y para el fin de semana se alquilan uno. Con la vivienda puede pasar algo parecido.

¿Qué lecciones de urbanismo y vivienda nos deja la pandemia?

Sinceramente, creo que no se van a producir cambios muy importantes, aunque está claro que el que haya tenido un jardín o una buena terraza ha tenido un tesoro. La gente ahora quiere abrir terrazas, cuando antes se cerraban por el cierzo. Pero poco más. Eso sí, parece que hemos aprendido una cosa que llevan haciendo años en Finlandia y Suecia, donde no se concibe una casa sin un armario y un banco para quitarse los zapatos al entrar. Ahora te das cuenta de que, si no lo haces, metes en casa la porquería de la calle.

Con o sin pandemia, ¿hacia dónde debe ir Zaragoza?

Hacia un urbanismo sostenible, de recuperar la ciudad interior. Zaragoza es una ciudad mediterránea, con un gran centro histórico, donde te puedes ir andando a muchos sitios, sin grandes atascos… El coche habrá que ir arrinconándolo o sustituyendo por el eléctrico.

¿Se ha crecido demasiado hacia al exterior? ¿Se han descuidado los barrios tradicionales?

Bueno, ahí están los problemas que tenemos con Arcosur. En la ciudad hay muchos solares vacíos, hay que hacer pequeñas operaciones de cirugía urbana.

En su etapa en el Ayuntamiento trabajó en la reforma de la plaza del Pilar. ¿Cómo va envejeciendo?

Creo que fue un gran proyecto que en ocasiones no se ha entendido. Mira la cantidad de actos que se organizan allí. Ya no nos acordamos de cuando era un aparcamiento de coches. Como espacio ciudadano funciona muy bien.

¿Cómo valora el impacto que tuvo la Expo en la ciudad? ¿Echa de menos que dejara algún edificio emblemático de verdad?

Vivo cerca del Ebro, y lo de las riberas es una maravilla. Es el principal legado. También el cierre de los cinturones. El recinto de la Expo se ha demorado, pero es que la crisis se llevó todo por delante.

¿Habría que haber metido pisos?

Probablemente así hubiera despegado antes. Además, la mezcla de usos es buena para los barrios.

¿Cuáles son los puntos fuertes de Zaragoza? ¿Y qué le falta?

Le falta el mar (ríe). A mí me gusta, es muy amigable. Me gusta hasta su clima extremo. Es paseable, tiene unas riberas increíbles, un centro con muchas plazas y gran vida interna... No tiene nada que envidiar a las ciudades europeas.

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