La discreta red que se traza en Zaragoza

En las calles de la ciudad se esconden unos 4.400 clavos que marcan una posición con la que se dibuja la red topografía municipal de Zaragoza.

Uno de los clavos de la red topográfica de Zaragoza.
Uno de los clavos de la red topográfica en el paseo de la Constitución de Zaragoza.
Oliver Duch

Son miles, pero pasan casi desapercibidos en las aceras, rígolas y bordillos de las calles de Zaragoza. Desde la discreción -solo se aprecia la metálica cabeza- pequeños clavos marcan una posición, vértices que trazan el entramado que descubre otra dimensión de la ciudad: la red topográfica municipal. Esta red es el conjunto de puntos de referencia topográficos que se utilizan para la confección y mantenimiento de la cartografía, actualizada por el Servicio de Información Geográfica del Ayuntamiento de Zaragoza.

Hacia 1988, a la par que la cartografía digital daba sus primeros pasos, comenzaron a distribuirse por la ciudad y en la actualidad se desperdigan casi 4.400 puntos por el núcleo urbano y en los barrios rurales. "El número de vértices aumenta conforme pasa el tiempo a la vez que otros desaparecen. No colocamos expresamente ninguno, sino a medida que los necesitamos", explica Francisco Caballero, de la unidad de información y topografía del Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza. Según los precisan desde el Consistorio o también técnicos, geólogos, agrónomos o arquitectos para diferentes proyectos topográficos, por ejemplo, para replantear la alineación de una parcela. No obstante, marcan los nuevos barrios de la ciudad. Entre estos vértices distan entre 300 y 400 metros.

En las vías zaragozanas se descubren dos tipos: la principal -alrededor de 380 vértices- y la secundaria -unos 4.000-. La primera de ellas se evidencia a través de clavos de tres centímetros cubiertos por una chapa donde se lee una numeración. Los de la secundaria son cabezas de pocos centímetros con una minúscula cavidad en su centro. Todos estos vértices están relacionados y responden a una numeración que viene dada por el polígono donde se ubican y más cifras -un número menor de 700 si es principal y mayor si se trata de secundaria-.

Uno de los clavos de la red topográfica de Zaragoza.
Uno de los clavos de la red topográfica de Zaragoza.
Oliver Duch

A través de la página web del Ayuntamiento de Zaragoza se pueden localizar todos ellos, con coordenadas UTM y altitud. Se muestra el tipo de red, la descripción de la situación, el emplazamiento y la reseña, es decir, el plano o croquis. "Se ve la distancia a dos elementos fijos, como la esquina del chaflán o un sumidero, para que el clavo se pueda encontrar y no se confunda con ningún otro", sostiene Caballero. Los chaflanes son recurrentes en numerosos casos. Posicionarlos en esquinas permite observar dos o más calles desde un mismo punto.

"Incluso una de las torres de la Basílica del Pilar también es un vértice"

Sobre el pavimento de la capital aragonesa se representan estas dos redes, no obstante, existe una tercera que todavía es menos aparente que las anteriores: la de triangulación. Esta última completa la red topográfica y se esconde en las azoteas y terrazas de edificios, tanto privados como públicos. "Incluso una de las torres de la Basílica del Pilar también es un vértice", detalla Caballero. A estas señales, separadas por una distancia de entre 3 y 5 kilómetros, se añaden los vértices geodésicos del Instituto Geográfico Nacional que se observan en algunos montes y que tienen una parte prismática sobre la que descansa un cilindro. La altura de estos vértices, 60 en total, debe ser la suficiente como para que se divisen desde los contiguos.

"En España se pensó hacer una red de vértices geodésicos hasta llegar a un tercer orden, sin embargo, la evolución del GPS lo descartó", manifiestan desde la unidad. De hecho, este sistema se ha convertido en "menos necesario" desde la irrupción de nuevas tecnologías como esa. En las ciudades ocurre lo contrario: "Tenemos menos señal de GPS, aunque utilicemos varias constelaciones, y eso hace que recurramos a esta red con aparatos topográficos de generaciones antiguas, como estaciones totales o taquímetros. Por ejemplo, los árboles obstaculizan la señal", defiende Caballero.

"No lo utiliza mucha gente, pero para nosotros es imprescindible"

Estas redes se utilizan desde que se hace topografía precisa, Caballero estima que desde 1950. Desde esta unidad piden que si alguien acomete un trabajo y descubre que ha desaparecido alguno, se lo comuniquen a través del correo electrónico sig_topografia@zaragoza.es. "No lo utiliza mucha gente, pero para nosotros es imprescindible", confiesa el adjunto de la unidad. Esto les permite actualizar los planos de la ciudad cada seis meses, es decir, mantener "viva" la cartografía de Zaragoza.

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